Los Derechos Humanos, ¿Un ornamento social?

AutorGerardo Pérez Silva
Páginas114-117
CENTRO DE ESTUDIOS
114
LOS DERECHOS HUMANOS,
¿UN ORNAMENTO SOCIAL?
Gerardo Pérez Silva*
Derechos humanos, ¿acaso una ostentación política o una va-
guedad quimérica? Hoy en día, al parecer, la suerte de los derechos
humanos en nuestra sociedad resulta fortuita y muchas veces paradó-
jica. La congruencia entre el discurso pleno y el ejercicio del respeto
a tales derechos simplemente parece nula. La violación constante de
los derechos humanos en nuestro país, es el ref‌l ejo claro de que éstos
han desembocado en un mero ornamento social y político. Esta suerte
fortuita, en el fondo, es síntoma del desprecio por lo humano y del
rechazo de la dignidad humana en nuestro vivir cotidiano, ahí, pre-
cisamente, donde parecen predominar las dinámicas de dominación,
marginación y exclusión.
No obstante, los derechos humanos han invadido todo. El
mundo de hoy habla de los derechos humanos más que cualquier otra
época anterior (¿un signo de salud o de malestar?). “El mismo impe-
rio, las grandes empresas, toda la opinión pública y publicada giran
alrededor de la af‌i rmación de los derechos humanos”1
, señala Franz J.
Hinkelammert. Es tal la efervescencia de los derechos humanos que
con frecuencia se olvida al protagonista de esta teatralidad: al hom-
bre, ese ser de carne y hueso que somos cada uno de nosotros. Al
invadir todo, los derechos humanos llegan a correr el riesgo de caer
en la indiferencia y en la banalidad. Jean Baudrillad decía que “[...]
cuando todo es político, ya nada es político, y la palabra ya no tiene
sentido. Cuando todo es sexual, ya nada es sexual, y el sexo pierde
toda determinación [...]”, lo mismo podría decir de los derechos hu-
* Investigador del Centro de Estudios de la Comisión de Derechos Humanos del
Estado de México. Correo electrónico: cecodhem@hotmail.com
1
Franz J., Hinkelammert, “El proceso actual de la globalización y los derechos
humanos”, en El vuelo de Anteo, Derechos humanos y crítica de la razón liberal,
Desclée de Brouwer, 2000, p. 119.

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