Derechos humanos en materia político electoral organismos electorales y sociedad civil: pendientes en la calidad de la democracia

AutorDra. Tania Celina Vásquez Muñoz
Páginas359-372

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Ver nota 171

Introducción

Comienzo con este artículo de la Carta Democrática Interamericana porque ofrece una definición amplia de lo que la democracia representativa implica. Como primer elemento se observa, el respeto a los derechos humanos; la configuración de un Estado de Derecho sujeto a la celebración de elecciones con principios adjudicados a la soberanía del pueblo; también,

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es menester que existan instituciones que materialicen el ejercicio político bajo una configuración delimitada de los poderes públicos.

Es interesante este artículo porque también, desarrolla un concepto integral de la democracia, a saber, la que contempla la dimensión procedimental y la dimensión sustantiva.

En primer orden, es importante argumentar que la dimensión procedimental es aquella que contempla una versión "mínima" de los derechos fundamentales del ciudadano. Como su nombre lo indica, se basa en que los procedimientos democráticos sean garantizados con base a un marco jurídico establecido. Uno de los elementos fundamentales de esta dimensión es el proceso electoral, mismo que es una garantía mínima de participación ciudadana avalada, desde luego, por una estructura institucional determinada.

Sin embargo, el ejercicio democrático no se agota en el derecho al sufragio, ni en los ordenamientos jurídicos y, mucho menos, en la configuración institucional de los gobiernos. Es necesaria la participación activa de la ciudadanía y su protección más amplia en todas y cada área de la esfera pública. Desde luego, las elecciones son importantes pero no garantizan un pleno ejercicio democrático. Es posible pensar en un escenario donde el ciudadano participe en las elecciones pero que, sin embargo, no esté garantizado un Estado de Derecho.

El punto medular de las democracias no sólo consiste en la discusión conceptual de sus dimensiones, sino además, es importante desarrollar mecanismos que garanticen los procedimientos pero también, configuren un estado sustantivo de los derechos fundamentales. Para ello, es necesario analizar a las democracias en relación con su calidad, una cuestión que si bien en su mayoría es cuantitativa, permite distinguir fortalezas y debilidades en los sistemas políticos.

A lo largo de este trabajo se analizarán los procedimientos, las instituciones y los actores preponderantes para el desarrollo electoral de la democracia. Pero entre los puntos más importantes de esta ponencia será el de promover al sistema electoral como un paso previo para mejorar la calidad de la democracia a través de la protección de los Derechos Humanos. No obstante, para llegar a ese objetivo se propone la inclusión de la sociedad civil para una coordinación con los organismos electorales en nuestro país, tanto en el ámbito administrativo como en el jurisdiccional.

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Incluir a las organizaciones de la sociedad civil es fundamental para trascender de las dimensiones básicas de la democracia hacia dimensiones más complejas, que atiendan más y mejores mecanismos de participación ciudadana y, de esta manera, se garantice el pleno disfrute de los derechos humanos y no sólo su enunciación.

1. Calidad de la democracia y organismos electorales

Es fundamental establecer que, para hablar de derechos humanos en materia político electoral es necesario partir de la calidad de la democracia pues ésta, se configura a través de tres dimensiones que garantizan el ejercicio democrático y amplía, paso a paso, los derechos fundamentales del ciudadano. En este tenor se pueden distinguir las dimensiones referidas a los procedimientos, las referidas al contenido y las dimensiones referidas al resultado (Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, 2014).

En cuanto a la primera dimensión, la referida a los procedimientos, es importante argumentar que esas "se refieren a la aplicación eficiente de las leyes y a la resolución justa de litigios legales en el marco del sistema jurídico" (Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, 2014, pág. 41). Empero, no sólo se trata de la configuración y aplicación de un marco jurídico sino también, de su estricta observancia, para ello, es necesario que se contemplen estrategias de rendición de cuentas.

Y es en esta dimensión donde el ámbito electoral ocupa una parte importante, toda vez que la rendición de cuentas implica una vinculación directa con los actores preponderantes de las elecciones. En la rendición de cuentas electoral es donde "los electores pueden exigir a su funcionario electo, y que el gobierno puede requerir de un gobernante en vista de ciertos actos que haya ejecutado" (Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, 2014, pág. 44).

Esta es una de las principales condiciones para el fomento de los derechos humanos, en este caso, los político-electorales pues el ciudadano debe estar lo suficientemente informado –mediante la rendición de cuentas institucional- para ampliar su conocimiento respecto de los derechos que le son reconocidos en el marco normativo. Y esta podría ser, además una de las principales estrategias de los organismos electorales en nuestro país: instituciones que promuevan la rendición de cuentas tanto para la protección como para la difusión de los derechos humanos.

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Calidad de la democracia y derechos humanos deberían ser objetivos preponderantes en los organismos electorales, especialmente en sus estrategias de educación cívica, pues es la vinculación más estrecha que realizan junto a los ciudadanos y donde además, partidos políticos podrían involucrarse. En este sentido, fomentar una cultura política democrática es un pilar para la mejora de la calidad de la democracia, pues "es esencial que en el proceso político participen ciudadanos interesados, instruidos e informados, que hayan internalizado los valores democráticos fundamentales" (Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, 2014, pág. 46).Pero dichos ciudadanos interesados e instruidos sólo podrán serlo en la medida en que las instituciones políticas respondan al mecanismo de rendición de cuentas establecido.

Es importante distinguir la segunda dimensión de la calidad democrática: la referida al contenido. Tal dimensión se refiere, básicamente, al conjunto de derechos civiles, políticos y sociales tanto en su dimensión jurídica-positiva como en las estrategias encaminadas a hacerlos cumplir (Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, 2014). Esta condición se encuentra revestida de valores y principios que le dan sentido a la vida democrática: la esencia de los derechos humanos a partir de la libertad e igualdad.

Y si bien, esta dimensión es una de las más complejas, sobre todo en lo referente a los derechos sociales, los organismos electorales pueden desarrollar estrategias de inclusión desde los derechos civiles y políticos. Aun así, es necesario que desde el contenido, las instituciones políticas trabajen en coordinación con organizaciones de la sociedad civil, con el objetivo de ampliar sus alcances pero, sobre todo, de mejorar su legitimidad ante la ciudadanía.

Pero más allá de la legitimidad ciudadana, lo que la dimensión referida al contenido (libertad e igualdad) puede hacer es, precisamente, crear ciudadanía y, si ya...

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