¿Derecho a la alimentación o soberanía alimentaria? Una lectura intercultural de la sostenibilidad de los sistemas jurídicos

AutorJuan Antonio Senent de Frutos
CargoProfesor de la Universidad Loyola de Andalucía
Páginas71-88

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¿DERECHO A LA ALIMENTACIÓN O SOBERANÍA ALIMENTARIA? 1 Una lectura intercultural de la sostenibilidad de los sistemas jurídicos

Juan Antonio Senent de Frutos2Resumen: En este artículo realizamos en una primera parte un análisis geopolítico situado del derecho a la alimentación, mostrando su estado en la sociedad mundial, y el contexto de poderes hegemónicos que imposibilita de hecho su realización para muchos millones de seres humanos; pero también las resistencias desde abajo por subvertir la situación y ampliar la comprensión del derecho desde la reivindicación y ejercicio de la “soberanía alimentaria”, lo que permite descolonizar culturalmente la definición hegemónica del derecho a la alimentación. En una segunda parte, y desde el trasfondo de lo anterior, reflexionamos sobre los criterios generales para reconocer o denunciar la ausencia de la dimensión intercultural de los sistemas normativos en pugna. Los sistemas jurídicos pueden ser enjuiciados en función de su contribución a la sostenibilidad social global y a la correcta inserción de las prácticas sociales en sus relaciones naturales.

Palabras clave: Derecho a la alimentación, seguridad alimentaria, soberanía alimentaria, bien común de la humanidad, interculturalidad jurídica.

Abstract: In this paper, we perform in the first part a located geopolitical analysis of the right to food, showing its status in the global society, and the context of hegemonic powers, which in fact precludes its realization for many millions of human beings. Also resistance from below by subverting the situation and expand the understanding of the law from the claim and exercise of “food sovereignty”, which allows to decolonize culturally hegemonic definition of the right to food. In a second part, and from the background of the foregoing, we reflect on the general criteria to recognize or denounce the absence of the intercultural dimension of competing regulatory systems. Legal systems may be prosecuted based on

1 Artículo recibido: 10 de octubre de 2014; aprobado: 16 de noviembre de 2014.
2 Profesor de la Universidad Loyola de Andalucía. Correo-e: jasenent@uloyola.es

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their contribution to overall social sustainability and the correct inclusion of social practices in their natural relationships.

Keywords: Right to food, food sovereignty, food security, common good of humanity, legal interculturality.

1. Derecho a la alimentación en el contexto de la neocolonización de la tierra

Suele repetirse en las últimas décadas como uno de los logros paradójicos del sistema económico capitalista que se producen alimentos para atender las necesidades de alimentación de toda la población mundial. Incluso se producen ya alimentos para atender las necesidades de una población mayor que la actual. Sin embargo, la oferta de productos alimentarios que genera el sistema de mercado global no garantiza la “seguridad alimentaria” de la población mundial en el sentido en que no se permite un acceso universal y equitativo a los productos que satisfacen las necesidades de alimentación en tanto que no hay posibilidad de adquirirlos por los medios capitalistas de adquisición al carecer grandes grupos de humanos en todo el mundo de capacidad de pago, de “demanda solvente”. Por ello, el hambre tiene hoy unas dimensiones planetarias y cuantitativas como no se han conocido en otras fases de la humanidad en un contexto de “abundancia”.

En este contexto, el mundo y sus pueblos se han visto sujetos a un sistema económico de mercado a escala planetaria en el que este modo de producción, distribución y consumo produce de facto unas “masas humanas excedentarias”, unas poblaciones que se ven excluidas de una integración benefactora en el mismo, que son relegadas a un mal-vivir y a un mal-morir. En este sentido, la eficiencia abstracta del sistema de producción capitalista está en contradicción con las necesidades concretas implicadas en la sostenibilidad social de los pueblos de la Tierra que ni garantiza ni asegura.

Este desfase estructural entre sobreproducción mundial e infraconsumo alimentario de millones de personas, suele explicarse como resultado de una “falta de voluntad política”3. Ciertamente “voluntad política” desde arriba no parece que se esté dando de modo suficiente para subvertir la situación, a pesar de algunos intentos de concertar a la comunidad internacional en un esfuerzo de erradicación del hambre y la malnu-3 Es habitual es tipo de diagnóstico subparadigmático, así por ejemplo, Ignacio Senillosa y Montserrat Casado: “Aunque hay recursos suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias de la población mundial, la comida no llega en cantidad y calidad suficiente a todos los hogares. Los alimentos no faltan, falla la voluntad política de facilitar su adquisición a todos los seres humanos” (“Hambre y seguridad alimentaria” en Relaciones Norte-Sur. Conceptos claves, Ediciones Intermón, Barcelona, 1998, p. 63).

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trición en el mundo para dar cumplimiento a lo que se reconoce abstractamente en la Declaración universal de derechos humanos de 1948 en su artículo 25 como el derecho de toda persona a la alimentación y en su artículo 28, el derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos humanos se hagan plenamente efectivos. Así, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha venido auspiciando desde los años setenta Cumbres mundiales contra el hambre. En Roma 1974, se propusieron erradicar el hambre en una década. En la segunda cumbre de Addis-Abeba de 1984 se reconoció el fracaso en la lucha internacional contra el hambre. En la tercera, Roma 1996, la meta propuesta consistió en reducir a la mitad el número de los 840 millones de hambrientos en un plazo de 15 años.

A pesar de esos presuntos “objetivos”, en esas dos décadas, entre 1974 y 1994 disminuyó en un 25% la ayuda al desarrollo de los países más ricos a los más necesitados4. En el contexto de Naciones Unidas, se adoptaron los Objetivos del Milenio que tomando como referencia el periodo 1990-2015, establecen en su objetivo 1 erradicar la pobreza extrema y el hambre. Sin embargo, en el Informe de 2012 de Naciones Unidas sobre los Objetivos del Milenio, se señala: “El hambre sigue siendo un problema mundial. Las estimaciones más recientes de la FAO a propósito de la nutrición insuficiente, indican que en el período 2006/2008 había 850 millones de personas que padecían hambre, lo que equivale a un 15,5% de la población mundial. Este persistente nivel alto refleja la falta de avances de varias regiones, a pesar de que haya disminuido la pobreza. Los avances también han sido lentos en la reducción de la nutrición insuficiente en niños. En 2010, casi un tercio de los niños de Asia meridional pesaban menos de lo normal”5. Por otra parte, en 2013 reconoce la propia FAO, que tras la crisis económica de 2008, el alza del precio de los alimentos “ha empujado a otros 115 millones de personas hacia la pobreza y el hambre. En 2009, el número total de personas hambrientas en el mundo alcanzó el millar de millones. De acuerdo con los nuevos datos mundiales sobre el hambre, desde entonces la cifra ha descendido a 925 millones de personas. Sin embargo, la fuerte subida del precio de los alimentos experimentada recientemente podría traducirse en un nuevo aumento de esta cifra”6.

4 Relaciones Norte-Sur. Conceptos claves, op. cit.
5 http://mdgs.un.org/unsd/mdg/Resources/Static/Products/Progress2012/Spanish2012.pdf.
6 http://www.fao.org/isfp/informacion-general/es/. En este sentido, señala este informe que “De julio a septiembre de 2010 el precio del trigo aumentó entre un 60 y un 80 por ciento en respuesta a las pérdidas de cultivos provocadas por la sequía en Rusia y la posterior prohibición de las exportaciones de la Federación Rusa. Además, los precios del arroz y del maíz también subieron durante ese periodo. En diciembre de 2010, el índice de la FAO para los precios de los alimentos alcanzó de nuevo su máximo de 2008, con el azúcar, los aceites y las grasas experimentando el aumento más marcado. En marzo del 2011, el índice ha bajado por vez primera tras ocho meses seguidos de incrementos. El índice descendió en octubre del 2011 a su nivel más

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En suma, a pesar de los intentos de la FAO de alcanzar un modelo de gobernanza mundial del sistema agrícola internacional en línea con el Derecho Internacional de los derechos humanos y la Carta de Naciones Unidas, se ha reconocido desde sus propios responsables, como el anterior Director General de la FAO Jacques Diouf7que el actual sistema agrícola genera inseguridad alimentaria mundial debido, según Diouf, a las distorsiones del comercio internacional, provocadas por los subsidios a la agricultura, los derechos arancelarios y los obstáculos técnicos, junto con el desequilibrio en la asignación de los recursos de la Ayuda Oficial al Desarrollo y en los presupuestos de los países en desarrollo. Así, para la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria8de Roma en 2009 Diouf reclamaba la necesidad de diseñar un “nuevo sistema de gobernanza de la seguridad alimentaria y del comercio agrícola, ofreciendo a los agricultores de todo el mundo la posibilidad de ganarse dignamente la vida”9.

En este sentido, hay que señalar que el intento de realizar una gobernanza del orden internacional en línea con la garantía de los derechos humanos formalmente universales reconocidos por los propios actores políticos estatales de ese orden inter-nacional es insuficiente e ineficiente, justamente por su falta de capacidad de configurar las relaciones en la sociedad global.

¿Por...

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