Democracia, politica social y derechos ciudadanos

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AutorFernando Patrón Sánchez
CargoDoctor en Gobierno por la Universidad de Essex, Reino Unido. Profesor investigador de la Facultad de Derecho y Administración Pública, Universidad de Guanajuato. Profesor responsable del Cuerpo Académico Derechos Fundamentales y Nuevas Tendencias Políticas y Gubernamentales de la Universidad de Guanajuato.
Páginas1-18

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Tú sabes lo difícil que sería construir una utopía sobre un montón de basura; en realidad, aun construir ahí una casa digna para un pobre sería también difícil. Eso es todo lo que pedimos: una casa humilde pero digna.... No es demasiado. Pero en mi país, y en todos nuestros países, parece ser imposible. Esto se debe a que vivimos bajo un sistema tan corrupto que pedir un plato de arroz y frijoles cada día para cada persona es predicar la revolución....

Los ricos de mi país, un porcentaje diminuto de nuestra población, se sientan a una mesa cubierta con manteles de lino blanco y repleta de manjares; mientras tanto, todos los demás haitianos se arremolinan por debajo de esa mesa y mueren de hambre. Ésta es una situación violenta y algún día esas multitudes oprimidas se levantarán con justicia para derribar la mesa del privilegio y tomar lo que les pertenece....

Ahora, déjame hablarte acerca de las filas que hemos visto recientemente en Haití: las filas para votar. El 29 de noviembre de 1987 estas largas filas surgieron en cada región de mi país como un mensaje de esperanza.... Las fuerzas del orden querían que votáramos para mostrar al mundo que somos una democracia feliz y pacífica; para que así la explotación y la corrupción pudiesen continuar como antes. Pero aún este experimento hipócrita que, en los países del norte se llama democracia, fue demasiado para nuestras autoridades. El día en que tuvimos nuestra primera oportunidad de votar, los militares haitianos y sus cómplices masacraron a los ciudadanos que esperaban su turno para elegir a un presidente....

Cada día de esos momentos oscuros nos preguntábamos: ¿Qué significa la democracia si hay gente muriéndose de hambre? ¿Cómo es posible confiar en el voto cuando un hombre deposita su voto por quienquiera que le ofrezca el dinero para alimentar a sus hijos esa noche?

Jean-Bertrand Aristide 1

El epígrafe que da inicio a este ensayo se refiere a la situación haitiana durante la década de los ochenta. Situación que no ha cambiado en lo absoluto veinte años después. Lo dramático del caso y la pertinencia de la cita del ex-presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide pueden extrapolarse, con los cuidados debidos y salvando todas las distancias, a cualquier país latinoamericano considerando el largo recorrido de la región en la Page 2 consolidación de la democracia y los derechos humanos. México, en este sentido, no ha sido y no es la excepción.

El concepto de ciudadanía conlleva tres componentes sustanciales: el político, el civil y el social2. En México, los avances en la construcción de una ciudadanía democrática, durante los últimos años, se han concentrado fundamentalmente en la dimensión política. Una de las características sobresalientes del proceso de transición a la democracia en México ha sido que la dimensión social de la construcción de ciudadanía no ha tenido la importancia debida en la agenda política. Si acaso, se ha mantenido en un plano secundario. Actualmente, existe una gran posibilidad dentro de las discusiones sobre la reforma del Estado de trasladar la agenda de las garantías sociales al primer plano de los intereses políticos nacionales. Debemos reconocer más allá de dimensiones retóricas que los derechos ciudadanos, en especial los derechos sociales, son el componente esencial para la consolidación democrática de cualquier país. Es en este contexto que el fortalecimiento de la dimensión social de ciudadanía es fundamental para el desarrollo nacional y aún más para el funcionamiento pleno de los otros dos componentes de ciudadanía.

I La sustancia de la ciudadanía

Los derechos ciudadanos son, sin duda, inherentes a la forma de gobierno democrática. Lo que hacen los gobiernos por garantizar los derechos fundamentales que conviertan a la sociedad en ciudadanos se traduce en el Page 3 indicador primario para entender la situación que guarda el grado de desarrollo político, económico y social en un país. Las garantías de ciudadanía -la existencia real de derechos civiles, políticos y sociales- se constituyen en determinantes de la presencia o ausencia de democracia plena.

La importancia de los derechos sociales en la construcción de ciudadanía radica en que se deben entender como la base mínima para ejercer los otros tipos de derechos. Es decir, sin este piso común de nivelación de accesos y oportunidades sociales que permita el ejercicio de los componentes civiles y políticos nos referiríamos a ciudadanos incompletos, o como Fernando Escalante3 lo vislumbró, a ciudadanos imaginarios.

Para explicar brevemente las dimensiones de ciudadanía podemos referirnos al trabajo de John Scott4 que retoma la conceptualización de T.H. Marshall y se refiere a dos componentes contrastantes en la construcción de la ciudadanía: el civil-político y el social. Para Scott, el componente civil y el político pueden conjuntarse para una mejor diferenciación con la dimensión social de ciudadanía. De esta manera, el componente civil y político se refiere a los derechos constitucionales y jurídicos del ciudadano, como el derecho de participar en elecciones y ser elegido, el derecho a la propiedad, a la libertad en sus manifestaciones permitidas, entre otros. En contrapartida, también se incluyen las obligaciones de sujeción a las leyes, el respeto, los impuestos, etc. El componente social, por su parte, se caracteriza por los activos que Page 4 necesitan los ciudadanos para ejercer los derechos y obligaciones políticos y civiles, como la educación, la salud, la seguridad social, un ingreso suficiente que permita el desarrollo humano, etc.

Es precisamente en la conjunción de estos componentes y en la dotación de los mismos donde la sustancia de ciudadanía en un contexto democrático se manifiesta realmente. En efecto, la democracia sólo puede sobrevivir como democracia fuerte, cuando está asegurada no por grandes líderes, sino por ciudadanos libres e iguales5. Los regímenes autoritarios requieren de grandes líderes, mientras que las democracias requieren de verdaderos ciudadanos en la extensión de la palabra con verdaderos derechos civiles, políticos y la base para ejercerlos son los derechos sociales. Ante la ausencia del tercer componente en la construcción de ciudadanía, estaríamos hablando de una democracia de "escaparate" sin la posibilidad de contar con otras sustancias más que la electoral y algunas prerrogativas civiles que son accesibles solamente a los que se encuentran en una situación privilegiada en la pirámide social.

Mientras los componentes civil y político apuntan a garantizar libertades básicas, los derechos sociales o de segunda generación -conocidos como DESC, económicos, sociales y culturales- intentan democratizar la ciudadanía desde la base social. La interdependencia entre los componentes es total en la medida que se garantizan derechos y prerrogativas, pero a la vez el acceso "igualitario" a éstos. Page 5

Dentro de las visiones de construcción de ciudadanía podemos contrastar, al menos, dos perspectivas que han orientan la dotación de derechos en las sociedades y los sujetos de ciudadanía6. La visión elitista de ciudadanía sostiene que el estatus de ciudadano tiene que ser referido de acuerdo a las condiciones de vida que guardan aquellos que poseen las dotaciones necesarias para...

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