¿Por qué Debe? ¿Por qué Haber? Nadie sabe, nadie supo

AutorJosé Luis Elizondo Cantú
Páginas75-79

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Desde hace más de cien años en la contabilidad de habla hispana se ha definido al Debe y al Haber, respectivamente, como el lado izquierdo y el lado derecho de la cuenta. Sin embargo, muchos libros de todos los niveles de contabilidad omiten estos términos básicos en sus glosarios. ¿Será que son términos tan elementales con los que ya deberíamos estar familiarizados? ¿Qué pasa cuando de repente todo pareciera estar al revés? ¿O será simple-mente una terminología exclusiva de la profesión contable, que no mereció un lugar en las últimas páginas de nuestros libros?

De cualquier forma, la pregunta central es ¿por qué?

11. 1 Mi época estudiantil

Cuando era estudiante de primer semestre de la licenciatura en Contaduría pregunté:

–¡Maestro! ¿Por qué Debe? ¿Por qué Haber?

El maestro contestó nervioso, pero al final fue firme en su respuesta:

–Mire compañero, esos son términos que no tienen significado, en lugar de Debe se pudo utilizar el término “frijol” y en lugar de Haber el término “maíz”. Eso es así, porque no tiene explicación.

¿Qué hice ante semejante respuesta? Me callé. Años más tarde, en un Diplomado de Contabilidad Avanzada, le pregunté al expositor, un reconocido doctor en Contabilidad:

–¡Doctor! ¿Por qué Debe? ¿Por qué Haber?

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El doctor contestó raudo y veloz:

–José Luis, a estas alturas del partido creo que ya no corresponde tu pregunta. Está fuera de lugar y tiempo.

Le pedí una disculpa. Pero la duda permaneció en mi mente, y como las olas que chocan incesantemente contra las rocas del mar, esas dudas regresaban a mí una y otra vez. Y de la misma manera en que las olas erosionan las rocas, también el hecho de que solo se enseñe el “cómo” causa daño.

Durante un siglo hemos permitido que nos subyugue la ineludible necesidad de aprender de forma mecánica, renunciando involuntaria y anticipadamente a la facultad de razonar; recurriendo solamente a la devoción de una memo-ria forzada que menosprecia a la lógica, a la inteligencia, y que rechaza la innovación. Este daño, que brota con nuestras raíces universitarias, y que por un siglo ha contaminado la savia que alimenta al árbol frondoso de nuestra profesión, nos ha convertido en maquinales repetidores del cómo, incapaces de expresar hasta ahora el porqué de los términos Debe y Haber.

11. 2 Queriendo componer el mundo

Estudiaba el...

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