Cultura y Autonomía Nacional: el caso de Cataluña en el contexto de la Globalización

AutorGabriel Pérez Pérez; César Arturo Velázquez Becerril
Páginas185-212

Gabriel Pérez Pérez. Profesor-Investigador de la UAM-Xochimilco. Departamento de Relaciones Sociales, Dirección electrónica: gabriel_perezp@hotmail.com

César Arturo Velázquez Becerril. Profesor-investigador de la UAM-Xochimilco. Departamento de Política y Cultura, Dirección electrónica: cavelaz@correo.xoc.uam.mx

Page 186

Introducción

Resulta significativo que en el momento en que se constituye la correlación entre la internacionalización de los mercados económico–financieros y la extensión de la democracia de tipo liberal, se posibilite la emergencia de nacionalismos minoritarios regionales, expresados en forma de pretensiones autonómicas o de tipo secesionista –con diferentes grados de conflicto y violencia–, pero que vienen cuestionando directamente la naturaleza misma y las funciones del Estado nacional (su razón de ser y sus fundamentos). Esto viene generando importantes divisiones sociales en forma de conflictos internos que mellan en las fisonomías que están adquiriendo las sociedades actuales y en el grado de democratización alcanzado. Nos habla de un proceso de recomposición del Estado nacional y del ejercicio del poder político.

El caso del Estado español resulta representativo a este respecto, pues sin duda se halla inmerso en un complejo proyecto de tipo confederativo, dentro de la construcción de la Unión Europea (UE), sin querer resolver el proceso federativo que exigen las naciones minoritarias que la componen y que en buena medida le vienen dando una expresión propia desde sus orígenes.1 La misma conformación étnica de los tres principales movimientos autonomistas de diferenciación cultural y política que no coinciden con el nacionalismo español mayoritario: Cataluña, el País Vasco y Galicia, permiten apreciar la dimensión del conflicto. Pues resulta necesario para comprender mejor la problemática, partir de la propia conformación compleja de cada uno de estos movimientos: la estructuración institucional, las relaciones de poder y el influjo de los grupos políticos y empresariales, el desarrollo económico y la evolución histórica de sus identidades culturales. Resulta necesario resolver estos conflictos políticos latentes antes de poder integrarse con el proyecto confederativo que viene impulsando la UE, pues sucede que éste genera problemáticas que de no ser atendidas adecuadamente redundarán en la intensificación de los peligros que distorsionan cualquier forma de pacto federativo.

Page 187

Sin embargo, parece que la vía que podría propiciar las condiciones y factores adecuados para resolver algunos de estos conflictos es la construcción institucional, jurídica y política que esta generando la misma conformación de la UE, como organización de tipo supranacional. Esto tiene que ver sin duda con lo que se ha llamado nueva dialéctica de lo local y lo global; lo que algunos autores han denominado «nuevo localismo cosmopolita».2 Nuevamente el nivel intermedio conformado por los Estados nacionales, que debería servir de puente de enlace dirigido entre los niveles macro y micro, está viéndose rebasado por procesos complejos que escapan a sus manos ante su incapacidad regulativa y su poca imaginación para gestionar nuevos vínculos.

Lo que pretendemos realizar a continuación es realizar un análisis al nacionalismo étnico catalán dentro del Estado español, que por sí mismo se presenta como un complejo fenómeno que requiere múltiples enfoques. Insistiremos sobre las posibilidades del “acuerdo federal asimétrico y flexible” para la concretización racional de las pretensiones de autodeterminación y autogobierno dentro de una federación democrática plurinacional.3 La negociación federal tiene que conducir por las estrategias políticas del pacto, que supone aceptar las diversidades y los acuerdos en el espíritu de las responsabilidades asumida voluntariamente por los implicados en el proceso de búsqueda de una fórmula de reconocimiento y acomodo democrático.

Consideramos que el “caso Catalán” es un ejemplo útil de analizar, puesto que las condiciones macro–regionales y globales parecen favorecer y facilitar las políticas autonómicas del nacionalismo catalán. Sin embargo, los retos y peligros que está generando en el seno del mismo Estado anfitrión seguirán si este último no es capaz de generar los mecanismos políticos, jurídicos e institucionales que logre integrar y establecer coexistencias pacíficas y más equilibradas en sociedades democráticas complejas de carácter plurinacional.

Page 188

Cultura, nacionalismo y globalización

Quizá una de las cuestiones más complejas de la teoría política contemporánea sea la reactivación de los nacionalismos con sus múltiples talantes y efectos. Se trata de un tema que aparentemente se consideraba inhibido o francamente sepultado con la fácil vinculación, que tras las experiencias atroces de las dos guerras mundiales del siglo XX, se estableció entre exaltación nacionalista e impulso exterminador hacia los otros. Sin embargo, pese a, y más allá de los nacionalsocialismos y fascismos patrioteros, vivimos actualmente una renovación de los enfoques nacionalistas de diversos efectos como ideologías y movimientos políticos.

Es más, parecería que la constelación que va de la reactivación de los nacionalismos, la renovación de la ciudadanía democrática y los derechos humanos, se constituyen en uno de los marcos indispensable e ineluctables para comprender los procesos de las sociedades complejas actuales. Por lo tanto, estamos hablando de un fenómeno extremadamente ambiguo, de difícil aprehensión, que viene generando diversas formas de interpretación de los efectos problemáticos entre la unidad y la diversidad.

Podemos ver que para algunos teóricos –pensamos sobre todo en la crítica posmoderna e historiadores como Eric Hobsbawm y H. McNeill, fenómenos como la integración de la globalización económica, la revolución tecnológica de la comunicación, la “hibridación” de las culturas y la intensificación del fenómeno migratorio transnacional, vienen anunciando la “extinción” paulatina del Estado nacional soberano moderno. Cuya evidencia más clara está, arguyen, en la metamorfosis acelerada que viene padeciendo el Estado nacional, cuyas fronteras territoriales se hacen cada vez más “porosas”, su notoria insuficiencia e incapacidad para enfrentar problemáticas mundiales y la necesidad de ceder cierta carga de “soberanía” para poder negociar con otros actores y poderes transnacionales. De acuerdo con estas teorías, la gobernanza global terminará generando órdenes y vínculos mayores en una época que se anuncia como posnacional.

El diagnóstico anterior precipitó muy pronto el veredicto al querer redactar apresuradamente el acta de defunción del Estado nacional. Lo que se viene generando es un intenso proceso de transformación y cambio de funcionamiento de las comunidades políticas modernas, ante una serie de permutaciones espaciales y de relaciones de poder político en entornos globales complejos. Lo que sucede es que para comenzar a captar y comprender en toda su profundidad la cuestión nacional y los nacionalismos actuales, requerimos enfocarlos a partir de los vínculos creativos entre lo local y lo global.

Page 189

De lo que hablan en el fondo es de la cada vez más irrelevante presencia de las referencias locales y nacionales ante un escenario supranacional de dependencia política e hibridación creciente de la cultura con el rompimiento de cualquier límite por la revolución de las comunicaciones de masas y el transporte. Incluso se habla del no–lugar de naciones “no nacionales”, cuyas fronteras se ven realmente traspasadas como coladeras por la circulación e intercambio de flujos culturales de múltiples fuentes y receptores. Así, se viene hablando desde hace algunos años de la “Macdonalización” (George Ritzer) o de la «cultura global» con sus múltiples efectos. No pretendemos poner fin a una amplia y compleja disputa, por lo demás irreductible; lo que queremos señalar es que tanto los escépticos de la globalización, que tan sólo ven una extensión de la cultura americana (americanización de la economía y la cultura) a niveles regionales y entre los globalizadores que aceptan una auténtica afectación de las culturas nacionales a partir de la amplia circulación de flujos culturales (hibridación de la cultura) e identidades múltiples, aportan elementos contradictorios de un mismo proceso de diversificación de la cultura.4

En efecto, de lo que se trata es de la expresión diversificada de un profundo cambio cultural que acompaña a la globalización; lo que algunos teóricos de la cultura posmoderna –como Michel Maffesoli, Scott Lash y Edgar Morin– establecen como la convivencia simultánea de culturas sincréticas y mestizas. Se podría dar, pues, tanto la difusión de ciertos aspectos de la cultura estadounidense (producto de las compañías transnacionales, no tanto del gobierno), como también la circulación intensa de múltiples culturas de todo el mundo y, aunado a todo esto y como reacción a las tendencias de la “cultura de consumo global”, la efervescencia de culturas locales de diferente tipo que se renuevan en un escenario de intercambio a múltiples escalas.

Si bien lo étnico había quedado desdibujado cuando se consolidó el vínculo entre Estado y nación, con los cambios que vienen experimentando los Estados multinacionales, los diversos actores que lo constituyen no logran encontrar los mecanismos políticos e institucionales de una suerte de integración democrática que logre terminar con los problemas y conflictos que vienen padeciendo. De cualquier forma se pueden percibir por lo menos dos procesos paralelos que parten de un mismo origen, pero dePage 190 posturas e intereses diferentes. Se trata de un fenómeno que logra incorporar sin...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR