¿Cuilapan, Guerrerotitlán o Guerreroyoo?

AutorAndrés Henestrosa
Páginas589-591
escuela para edificar en t orno a una población formal. C asi se piensa en
las pirámides y en la s cate drales, que otrora eran el epicentro de la urba-
nidad.
Plantar escuelas donde todavía faltan, es tarea gigantesc a y no de po-
cas lunas; pero ningún plan de gobierno debe escatimar esfuerzos para
que tome cuerpo lo ante s posible este sueño bueno y her moso d el pueblo
mexicano.
21 de septiembre de 1958
¿Cuilapan, Guerrerotitlán o
Guerreroyoo
?
Esta es una curiosidad que siempre he querido contar. Su asunto va y viene
conmigo desde hace muchos años. A veces, parece que lo olvido para siempre,
pero cuando menos lo pienso, regresa para pedirme que no lo deje en el tin-
tero o en las teclas, para mejor decirlo. Sobre todo cuando visito la ciudad de
Oaxaca, se actualiza y me acompaña por varios días. No se diga si me asomo
a Cuilapan, en donde se encuentran las bellas, a la par que tristísimas ruinas
de un convento. Un sitio ése que todos los mexicanos debiera conocer, por lo
mucho que enseña, en muchos órdenes. Uno es que debiera ser empeño del
gobierno federal o del local defenderlo de una total destrucción; otro es que,
a semejanza del también ruinoso y abandonado templo de Yanhuitlán, en el
templo de Cuilapan, ocurre una de las primeras muestras de la conjunción de
las dos culturas que entran en nuestra formación: en Yanhuitlán quedan los
restos de un retablo de Andrés de la Concha –el Apeles del Nuevo Mundo que
dijo Francisco de Burgoa– en que aparece un pastor que calza unos huaraches,
o cacles, o caites, como se dice en el español que hablamos en el Istmo; en
Cuilapan se puede admirar una pequeña obra de arte, a la vez que documento
histórico, tallado en piedra verde: la fecha –1555– en signos indígenas y en
caracteres occidentales en que la obra fue concluida.
Pero no es eso lo que yo quería contar. Yo quiero contar algo que no por
minucia, deja de formar parte de la historia y de la mitología juarista. En el año
de 1831, cuando Benito Juárez era aún estudiante del Instituto, fue electo po-
pularmente Regidor del Ayuntamiento de Oaxaca, es decir que inició su vida
pública por el primer escalón, el del municipio. Ese año, Anastasio Bustaman-
AÑO 1958
ALACE NA DE MINUCI AS 589

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