La cuenca de los huracanes de las américas: el plexo del continente

AutorFrancis Pisani
Páginas29-62
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Capítulo 1
La Cuenca de los Huracanes de las Américas:
el plexo del continente
Francis Pisani*
ESTE ENSAYO
es una invitación a mirar de una manera no convencional un es-
pacio geográfico constituido por las tierras alrededor del golfo de México y
el Mar Caribe. Hemos elegido denominarlo Cuenca de los Huracanes de las
Américas (
CHA
). Como se explicó en la introducción, este espacio es producto
de relaciones e intercambios particularmente intensos entre las sociedades
que lo componen. Funge como el plexo del continente.
El objetivo de es te capítulo es ofrecer una visión gener al de la cuenca,
defender este enfoque y subrayar su utilidad en el estudio de las relaciones
interamericanas. El argumento es que los análisis basados en el Estado-nación
no permiten ver los cambios que están teniendo lugar, ni las realidades por
las que atraviesan las personas que habitan en esta zona. En el primer apar-
tado se explican los límites de los estudios geopolíticos tradicionales y, asi-
mismo, se revisan esfuerzos hechos previamente para conceptualizar la región
de manera alternativa. Partiendo de una perspectiva similar, éstos se actuali-
zan y expanden en el marco de la sociedad de redes que caracteriza nuestros
tiempos. El segundo apartado explica por qué se usa la metáfora del huracán
para designar esta región. Enseguida se presenta una caracterización general
de la cuenca y se concluye con una concepción propia de este espacio.
En los siguientes apartados se usan varias referencias cualitativas y cuan-
titativas para darle mayor sustancia al concepto. En el tercero se presenta un
conjunto de datos que reflejan la intensidad del intercambio en la Cuenca de
los Huracanes, con base en diversos flujos (comercio, petróleo, dinero y per-
sonas). En el cuarto apartado se revisan los trabajos de intelectuales cono-
cidos, los cuales proveen la muy necesaria dimensión cultural al espacio que
se está analizando. Se explica por qué las categorías fijas tradicionales no per-
* Doctor en estudios latinoamericanos-ciencias políticas por La Sorbonne Nouvelle (París).
Es periodista y colaborador de El País (España), LeMonde.fr (Francia), Reforma (México). Sus
artículos han sido publicados en más de 100 países. Ha dictado cursos en las universidades de
California-Berkeley, Stanford e Iberoamericana de México.
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miten captar la “forma de ser en el mundo” de este espacio. Para ello se re-
quiere una mentalidad diferente.
Se concluye el capítulo argumentando que el uso de un enfoque más flexi-
ble en el estudio de la cuenca, a raíz del cual se la considere más como un pro-
ceso que como un espacio, puede aportar perspectivas iluminadoras sobre
la realidad de algunas de las relaciones interamericanas más importantes
y la manera de fortalecerlas.
LA CONCEPTUALIZACIÓN DE ESPACIOS GEOPOLÍTICOS
Enfoques convencionales y sus límites
Las personas están acostumbradas a pensar en los espacios geográficos en
términos de divisiones políticas determinadas por la existencia de estados o
en términos de regiones definidas por rasgos geográficos o características
socioculturales e históricas. Estas divisiones reconocen tan sólo imperfecta-
mente ciertos hechos esenciales percibidos en el terreno. En ciertas ocasiones,
incluso parecen impedir una comprensión cabal de los cambios más impor-
tantes que están ocurriendo.
Valgan algunos ejemplos:
• La comparación entre Estados Unidos, por una parte, y América Latina
y el Caribe, por la otra, permite entender ciertas relaciones de dominación
más antiguas y recientes y explicar el vigoroso “antiimperialismo” de cier-
tos sectores de las sociedades del subcontinente. Sin embargo, las divisio-
nes políticas basadas en la soberanía tienden a encubrir la complicidad
existente entre el sur de Estados Unidos y las regiones vecinas, la fascina-
ción que caribeños, mexicanos y centroamericanos tienen por el gran tío
del norte (lo que no excluye ni el odio ni la envidia) y la facilidad con la
cual éstos se desplazan hacia allá a pesar de los esfuerzos para impedirlo
por parte de las autoridades federales estadounidenses.
• América Latina es ciertamente una bella idea, una sentida aspiración,
una comunidad que debería ser. Se basa en la historia, el lenguaje (parcial-
mente) y en la convicción de qu e unidos todos los países de la región
estarían mejor. Sin embargo, tiene dificultades para traducirse a la reali-
dad. Brasil es demasiado grande y está demasiado ensimismado; México
está demasiado cerca de Estados Unidos; Cuba es demasiado “especial”;
Chile y Argentina están demasiado lejos, etcétera.
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• El análisis económico basado en los estados-nación o en ciertas agrupa-
ciones geográficas oficiales (
, Caricom, Mercado Común Centroame-
ricano) refleja más las posibles acciones gubernamentales que la economía
real. Si se analizan el tráfico de drogas, los paraísos fiscales, la migración
y el contrabando, se verá que la economía informal es frecuentemente
transnacional y desempeña un papel decisivo en cada uno de los países,
así como en la región en su conjunto, incluyendo a Estados Unidos.
• Indudablemente los estados del sur de Estados Unidos se benefician de
ser parte de la Unión pero, en muchos casos, su nivel de pobreza está muy
cerca del de sus vecinos del sur, al igual que su historia y cultura entremez-
cladas, desde la plantación a la música, desde la literatura a la comida.
• Los mexicanos y los cubanos son muy diferentes en sus actitudes hacia
la muerte y la vida. Sin embargo, ¿cómo explicar, para tomar solamente
un ejemplo, la fuerte relación entre la Virgen de Guadalupe, la patrona
de México, y la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba?
Por lo tanto, ¿por qué no buscar un enfoque distinto?
Enfoques alternativos
La reconceptualización de los espacios geopolíticos es, a fin de cuentas, una
práctica común y frecuentemente resulta ser útil para aquellos interesados
en explicar sucesos socioculturales, económicos y políticos. Se han realizado
varios intentos previos para caracterizar y describir como subregiones distin-
tas la parte del continente que aquí nos concierne, tales como Mexamérica,
el Emergente Sistema del Atlántico Occidental o el Mediterráneo americano.
Estos esfuerzos muestran que las ideas convencionales sobre la geografía de las
Américas pueden ser cuestionadas y que proponer nuevas visiones puede ser
a la vez productivo y legítimo.
Mexamérica, y las Islas
En 1981, Joel Garreau, entonces editor de The Washington Post, publicó
un libro titulado The Nine Nations of North America.1 Frustrado ante la idea de
que la división de América del Norte en cincuenta estados considera la realidad
administrativa y política de mejor manera que el universo real en el cual la
gente vive, reagrupó los lugares de una manera distinta.
1 Joel Garreau, The Nine Nations Of North America, Nueva York, Avon, 1981-1989.

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