Crónica de una demanda sufrida

AutorGuillermo Sheridan
Páginas24-27

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Por primera vez en mi vida tuve que presentarme en calidad de “demandado” frente a un juez federal por algo que escribí. Acometo la síntesis, pues el sudoroso expediente tiene más de 200 fojas, muy simpáticas todas.

Antecedente fatal: las lentejuelas

Todo comenzó por el comentario que escribió en Milenio Nicolás Alvarado sobre el cantante Juan Gabriel: “Me irritan sus lentejuelas no por jotas sino por nacas”. Frase fatídica que le valió a su autor el zarandeo en las redes, “medidas precautorias” del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y su cese laboral.

El 6 de septiembre de 2016 regis-tré en mi columna de El Universal la información noticiosa sobre el asunto y luego comenté que, al castigar estas nuevas “malas palabras”, el Conapred banalizaba la defensa de los derechos humanos.

Bueno, pues un señor Carlos Odriozola Mariscal decidió que la información de mi nota era “falsa” y/o “inexacta” y… ¡moles!

Me llegó una cédula de notificación del Juzgado Sexto de Distrito que me trataba de demandado en un procedimiento judicial promovido por el Centro contra la Discriminación, A.C. (Cecodi), y otro “en contra de usted”, que me ordenaba presentarme ante el juez el 16 de enero pues de no hacerlo se me consideraría confeso.

Venía con 75 fojas en abogadoñol firmadas por el señor Odriozola, retacadas de artículos de la Constitución, fracciones, incisos, latinajos y hartos números arábigos y romanos.

Busqué en la red los nombres del tal Cecodi y el tal Odriozola. En su página de internet, el tal Cecodi anuncia que “lucha por la igualdad” con lo que viene siendo el “litigio estratégico” en favor de “las personas de escasos recursos”. ¿Y cuál es su forma de luchar por la igualdad? Pues, por ejemplo, llevando a juicio a “los más importantes empresarios mexicanos, en virtud de que ofrecen empleos a personas menores de 35 o 40 años” (así dice, como se ve en esta foto de pantalla):

Es raro que dar empleo a jóvenes sea “discriminatorio”, pero al parecer así es como se defienden los derechos humanos.

Luego apareció una página web muy elegante y fina del “Bufete Odriozola” que presume de prestar “servicios jurídicos de calidad” a “empresas y personas físicas de muy alto perfil” en México.

Así pues, el señor Odriozola por un lado lucha a favor de la igualdad y la gente de escasos recursos y, por el otro, sirve con calidad a gente de alto perfil. ¿Cómo defenderme de alguien tan versátil?

Encontré a un abogado de poca calidad para gente como yo, de bajo perfil y de recursos medianos. Estudió la demanda y dijo que me podrían multar hasta con 325,000 pesos. Luego me dijo que yo no tenía que ir al juzgado, que él enviaría un documento y me informaría a cuánto ascenderían sus honorarios.

Ese día puse un tweet diciendo: “Islas Marías, ahí les voy”.

¿Qué había pasado?

Pues pasó que el señor Odriozola decidió que en mi artículo había “inexactitudes y/o falsedades” que dañaban su reputación de jurista igualitario de alto nivel y exigió derecho de réplica. Luego de decirme mentiroso me reiteraba “las seguridades de mi más atenta y distinguida consideración”. Qué país tan raro.

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¿Cuáles fueron las inexactitudes y/o las falsedades? En mi comentario escribí que el Conapred actuó contra el señor Alvarado en...

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