De Criciúma para el mundo: género, familia y redes sociales

AutorGláucia de Oliveira Assis
CargoUniversidade do Estado de Santa Catarina, Brasil.
Páginas235-256

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Iracema voou para a América Leva roupa de lã e anda lépida Vê um filme de quando em vez

Não domina o idioma inglês Lava chão numa casa de chá

CCHICO BUARQUE

Como Iracema, de la canción de Chico Buarque, en las últimas décadas muchos brasileños volaron hacia "América". Ese nuevo movimiento de la población, que en los años noventa se consolidó en la migración hacia Estados Unidos, Europa y Japón, muestra una nueva imagen de Brasil, en contraste con la existente al comienzo de los años ochenta, cuando sólo se consideraba un país de inmigrantes. Como demostraron varios estudios, el flujo de brasileños hacia el exterior se convirtió en un asunto relevante, pues un movimiento esporádico hacia el extranjero se transformó en un flujo migratorio demográficamente significativo. En el mismo periodo ocurrió una nueva corriente migratoria hacia Brasil. Estos dos movimientos, de emigración e inmigración, situaron a Brasil en los nuevos flujos internacionales de mano de obra en las postrimerías del siglo XX.

Los nuevos movimientos de la población mundial, iniciados a fines de los cincuenta, se caracterizaron por una mayor diversidad étnica, de clase y de gé- nero, así como por las múltiples relaciones que se establecieron entre la sociedad de destino y la de origen. No sólo europeos blancos partieron desde Europa para "Hacer la América" (aproximadamente 90% de los flujos del siglo XIX), también Page 236 trabajadores no blancos viajaron de los países periféricos hacia Estados Unidos, Canadá y países europeos.1

Las investigaciones sobre la migración de brasileños hacia Estados Unidos comenzaron siguiendo el recorrido de los flujos migratorios. Los primeros estudios trazaron un perfil de la población e identificaron la ciudad de Governador Valadares, localizada en el estado de Minas Gerais (región suroriental de Brasil), como punto de partida de emigrantes hacia Boston, Estados Unidos.

En los años noventa, como lo demuestran los trabajos de Sales y Reis y Sales,2 el flujo de brasileños hacia Estados Unidos, aunque se mantuvo constante, ganó en diversidad, haciendo cada vez más difícil trazar un único perfil del emigrante y revelando, además, nuevos puntos de partida. Esas investigaciones también señalaron la inserción diferenciada de hombres y mujeres en el mercado de trabajo: las mujeres "dominan" el área de servicios de limpieza en la región de Boston,3 al tiempo que comenzaron a evidenciar los cambios en las relaciones familiares y de género.4

Con el objetivo de analizar las repercusiones del proceso migratorio en las relaciones familiares y de género, este artículo estudia la inserción de las mujeres en los flujos de emigrantes brasileños hacia Estados Unidos, y muestra cómo se reconstruyen las relaciones entre hombres y mujeres en ese proceso.

Para dilucidar tales cuestiones se analizó el flujo migratorio de la ciudad de Criciúma, en el estado de Santa Catarina (ubicado al sur del país), que surgió como punto de partida de emigrantes hacia Estados Unidos e Italia. A través de las trayectorias de los emigrantes, relatadas por hombres y mujeres, se evidenciará que los sujetos que migran, en algún momento de esa trayectoria, se ven divididos entre las nuevas experiencias en la sociedad de destino y el bagaje cultural que llevan de la sociedad de origen. Más específicamente, este texto pretende analizar cómo se abordaron las trayectorias de hombres y mujeres en los estudios de migración y cuál es la contribución del enfoque de género a las teorías de las migraciones internacionales, así como los lazos de estos emigrantes con Brasil, que articulan género, familia y redes sociales, a partir de la investigación realizada en las ciudades de Criciúma y Boston. Page 237

Género y redes sociales en las migraciones internacionales

El Museo de Ellis Island5 puede servir como punto de partida para entender cómo se representó a hombres y mujeres en el proceso migratorio hacia Estados Unidos. Las fotografías que reconstruyen el pasaje de millones de personas para entrar a ese país muestran cuáles eran las expectativas del Servicio de Inmigración sobre ellas. En las que se representa la llegada de los hombres, la pregunta en el pie de foto es: "¿Usted tiene trabajo?". Las fotografías en que aparecen mujeres y niños dicen: "¿Usted es casada?". Esas imágenes revelan diferentes representaciones en relación con los inmigrantes que también son recurrentes en las teorías sobre migraciones internacionales.

Es interesante observar que aunque las mujeres hayan estado presentes en los flujos migratorios internacionales desde finales del siglo XIX, su rol era de acompañantes, y siempre a la espera de sus esposos e hijos. Esto no sólo ocultaba la participación de las mujeres, sino que además impedía evidenciar que la migración internacional se articulaba a una compleja red de relaciones sociales en la que ellas tienen una importante participación.

Una de las explicaciones de la exclusión de las mujeres en la categoría migrante radica en un viejo presupuesto, según el cual los hombres eran mayoría en los flujos migratorios internacionales. En los estudios clásicos -Handling, por ejemplo-6 hay una representación predominante del inmigrante: éste sería un hombre joven que migra solo, dejando atrás sus familias y perdiendo todo vínculo con la sociedad de origen. Tal perspectiva no estaba relacionada directamente con el hecho de que los hombres fueran mayoría en los flujos migratorios, porque aun en los casos en que había predominancia de mujeres en los flujos (como en el caso de los irlandeses hacia Estados Unidos en el siglo XIX), las experiencias de éstas no fueron objeto de análisis.7

Para Houstoun, Kramer y Barett,8 privilegiar a los hombres como objeto de análisis contribuyó para que permaneciera oculto un dato significativo: la predominancia de las mujeres en los flujos migratorios internacionales desde 1930. Page 238

Según estos autores, entre 1857 y 1922, los hombres predominaron en los flujos hacia Estados Unidos. Esta situación se revirtió durante el periodo de 1930-1979, cuando las mujeres pasaron a representar 55% de los inmigrantes en Estados Unidos, pues eran un millón más que los hombres. El aumento de mujeres en el flujo migratorio está relacionado con los cambios en las políticas migratorias del gobierno estadounidense (Reis, 2003).9

Si tales políticas migratorias, por un lado, restringieron drásticamente la entrada de hombres a Estado Unidos, según demuestran los autores citados, por otro lado posibilitaron que un número creciente de mujeres (y de niños) consiguiese migrar de manera legal, en especial mediante dos mecanismos: la política de reunificación familiar, que estimula la migración de mujeres de muchas nacionalidades, y el matrimonio con miembros de las fuerzas armadas estadounidenses que sirvieron en Europa, Asia, Corea y Vietnam.

Esos estudios demuestran que, aunque la variable sexo fuese reconocida en la composición de los movimientos migratorios, los análisis no consideraban el aspecto de género. De esa manera, la participación femenina en el proceso migratorio sólo se incluyó apenas muy recientemente en la teoría general de las migraciones.10 Como consecuencia de esto, las razones y las características de la movilidad diferenciada por género no eran adecuadamente enfocadas: los sujetos inmigrantes eran registrados como de género masculino, mientras que las poblaciones de inmigrantes generalmente se presentaban sin tener en cuenta la variable género. Por tanto, y aun teniendo conocimiento de la diferenciación de la migración según el sexo, hasta hace poco tiempo sólo algunos trabajos centraban los análisis en las repercusiones de los flujos migratorios sobre relaciones de género.

Según varios estudios, habría más similitudes que diferencias en las vidas de esas mujeres inmigrantes, provenientes de diversos países. Simon,11 muestra que las mujeres son más visibles en las sociedades de inmigración que en las socie- Page 239 dades de emigración. Tal es el caso de las turcas en Alemania, las que deben participar más en la educación de sus hijos dentro del sistema escolar alemán, o el caso de las mexicanas, quienes participan más en la comunidad inmigrante que en su país de origen, lo que contribuye a un cambio de su imagen pública y de su status. Prieto subraya el background12 de clase media de muchas inmigrantes cubanas que conseguirían trabajos bien remunerados en Estados Unidos. Para Gabaccia13 las diferencias de clase entre las mujeres inmigrantes son más fuertes hoy en día. En contraste, la gran mayoría de las mujeres inmigrantes del siglo XIX y principios del XX provenían de un mundo campesino o de pequeñas ciudades que habían trabajado en la agricultura, en servicios domésticos y, en menor proporción, en la industria; hoy ocurre algo distinto: la mayoría de las mujeres proviene de regiones urbanas.

Sin embargo, otro conjunto de factores de índole no económica parece influir para escoger el momento de partir, y esto es más notorio en el caso de las mujeres. En los contextos en que hay ciertos límites para la movilización de las mismas, algunas de ellas, marginadas en la sociedad de origen, como viudas, mujeres censuradas por no actuar conforme a los patrones establecidos en sus sociedades o mujeres separadas, en esas condiciones sufrirían cierto tipo de presión social para migrar. Pueden citarse como factores no económicos la trasgresión de los límites sexuales impuestos por la sociedad, los problemas conyugales y la violencia física, la imposibilidad de obtener el divorcio, los matrimonios infelices y rotos, la discriminación contra grupos específicos de mujeres (las musulmanas, por ejemplo) y la ausencia de oportunidades para ellas. Por tanto, en los flujos migratorios contemporáneos las mujeres suelen migrar solas y...

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