Creencia de primera persona, conciencia y la paradoja de Eroom

AutorJavier Vidal
CargoDepartamento de Filosofía, Universidad de Concepción

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CRÍTICA, Revista Hispanoamericana de Filosofía. Vol. 46, No. 138 (diciembre 2014): 37–64

CREENCIA DE PRIMERA PERSONA, CONCIENCIA Y LA PARADOJA DE EROOM

JAVIER VIDAL

Departamento de Filosofía

Universidad de Concepción fravida@udec.cl

RESUMEN: En este artículo se trata de mostrar que existe una relación necesaria, no contingente, entre tener una creencia de primera persona y creer conscientemente: una creencia de primera persona es necesariamente consciente. Pero de aquí se siguen al menos dos importantes consecuencias. Primero, tendría que ser abandonada una teoría de la conciencia según la cual un estado mental es consciente cuando va acompañado por un pensamiento o una creencia de orden superior acerca de ese estado. Segundo, podría darse cierta explicación de la paradoja de Eroom, que es el sinsentido de aseverar o de creer algo de la forma “p y yo creo inconscientemente que p”.

PALABRAS CLAVE: referencia de primera persona, cuasi-indéxico, pensamiento de orden superior, creencia inconsciente, unidad de la conciencia

SUMMARY: This paper aims to show that there exists a necessary, non-contingent, relation between having a f‌irst-person belief and believing consciously: a f‌irst-person belief is necessarily conscious. From this, two major consequences can be drawn. First, a theory of consciousness claiming that a mental state is conscious when it is accompanied by a higher-order thought or belief about the state itself should be discarded. Second, an account can be given of Eroom’s paradox —the nonsense of asserting or believing something of the form “p and I believe unconsciously that p”—.

KEY WORDS: f‌irst-person reference, quasi-indexical, higher-order thought, unconscious belief, unity of consciousness

I

Mi objetivo es mostrar que existe una relación necesaria, no contingente, entre tener una creencia de primera persona y creer conscientemente: una creencia de primera persona es necesariamente, a causa de tener un contenido de primera persona de la forma “Yo ”,1 una creencia consciente.2 Es decir, una creencia de primera persona

1 La variable predicativa “ ” está por cualquier verbo, conjugado en tiempo pasado, presente o futuro, usado para referirse a estados, acciones y, en general, a propiedades físicas o mentales de una persona.

2 Como veremos, esto signif‌ica introducir cierto sentido, psicológicamente (o funcionalmente) relevante, de “creer conscientemente”. En realidad, considero que el tipo de argumento que voy a plantear a favor de la naturaleza consciente, en ese

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no puede ser inconsciente precisamente porque el análogo mental del pronombre personal “yo” es instanciado en esa creencia. En la segunda parte argumentaré, a partir de la tesis de que no puede haber creencias de primera persona que sean inconscientes, contra cierto tipo de teoría de orden superior de la conciencia (Higher-Order Thought Theory of Consciousness) según la cual la naturaleza consciente de un estado mental consiste en tener un pensamiento o una creencia de orden superior acerca de ese estado. Finalmente, en la tercera parte presentaré, a partir de esa misma tesis, una explicación de la paradoja de Eroom, que es el sinsentido de aseverar o de creer algo con un contenido de la forma “p y yo creo inconscientemente que p”.

Consideremos una creencia de primera persona, es decir, una creencia con un contenido de primera persona de la forma:

(1) Yo .

Entonces, la adscripción de una creencia de primera persona es de la forma:

(2) X cree que ella misma .

El pronombre ref‌lexivo, o cuasi-indéxico, “ella misma/él mismo” es la traducción a contextos indirectos como (2) del pronombre personal “yo”, usado en cualquier sustitución de (1) para expresar directamente el contenido de una creencia de primera persona (Geach 1957).3 Ahora bien, el cuasi-indéxico tiene la función de eliminar, cuando es posible, la ambigüedad de una adscripción de creencia de la forma:

sentido, de las creencias de primera persona puede reformularse directamente para alcanzar la conclusión de que todos los estados intencionales con un contenido de primera persona, los pensamientos o actitudes de se (Lewis 1979), son necesariamente conscientes: las creencias, deseos e intenciones, entre otros estados intencionales, con un contenido de la forma “Yo ” son necesariamente conscientes. Pero sólo me interesa presentar el argumento para las creencias de primera persona teniendo en cuenta las consecuencias que quiero examinar en las partes segunda y tercera de este artículo.

3 Como ha sido señalado en la literatura, no todos los usos de “ella misma/él mismo” son como cuasi-indéxico: por ejemplo, “Su impulsividad con frecuencia rebotó contra él mismo”. Este ejemplo muestra que “él mismo” no siempre es utilizado para reportar una actitud de se. Además, frecuentemente las adscripciones de creencia de primera persona y otras actitudes de se no contienen una cláusulaque con un uso del cuasi-indéxico sino una construcción de inf‌initivo con un sujeto implícito o sobreentendido, como en “X cree estar enfermo”. Pero los lingüistas representan estas adscripciones en términos de una referencia anafórica que va desde la posición de sujeto del complemento, PRO, hasta la posición de sujeto de toda la oración de tal modo que, además, PRO tiene la función de indicar que no se trata

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CREENCIA DE PRIMERA PERSONA 39 (2*) X cree que ella .

Pues, una adscripción como (2*) no entraña que X tenga una creencia de primera persona y, por tanto, es ambigua en ese sentido. En efecto, supongamos que X, quien no es la persona retratada en cierta fotografía, tiene la creencia de que la persona retratada en la fotografía es deportista. Entonces, es correcta una adscripción de la forma (2*): constituye una propiedad del pronombre “ella/él” poder reemplazar salva veritate, en contextos indirectos como la adscripción de una creencia, cualquier término singular o descripción def‌inida, como “la persona retratada en la fotografía”, que pudiera usarse también para expresar directamente el contenido de la creencia. Por ello, puede pasarse de reportar que X cree que la persona retratada en la fotografía es deportista a reportar que X cree que ella es deportista. Sin embargo, X no es la persona retratada en la fotografía. Más aún, supongamos que X es la persona retratada en la fotografía pero no se reconoce en ella. Según el principio salva veritate aplicado ahora a un uso anafórico del pronombre “ella”, también ahora puede pasarse de reportar que X cree que la persona retratada en la fotografía es deportista a reportar que X cree que ella es deportista. Empero, X ignora que ella misma es la persona retratada en la fotografía. En ninguno de los dos casos X tiene una creencia de primera persona y, por ello, no es correcta una adscripción de la forma (2) (Bermúdez 1998, pp. 2–4; Castañeda 1966/1999; Corazza 2004, pp. 279–285).

Parece así que, para dar cuenta de la función del cuasi-indéxico, es necesario suponer que el pronombre personal “yo” es usado en cualquier sustitución de (1) y el análogo mental de “yo” es instanciado en una creencia para referirse a uno mismo como uno mismo (Castañeda 1989), lo que signif‌ica referirse a uno mismo de tal modo que la referencia de primera persona está garantizada. Pues, obviamente, el referente de “yo” o de su análogo mental en la creencia, el hablante o el creyente, necesariamente existe, en cuyo caso siempre hay un referente, uno mismo, a quien uno siempre se ref‌iere con éxito como uno mismo (Rovane 1987, p. 153). A este respecto, Lucy O’Brien dice:

de una simple anáfora sino de la adscripción de una actitud de se (Chierchia 1989). De manera que la adscripción anterior sería representada así:

X cree PRO estar enfermo.

Entonces, el sujeto implícito PRO de las construcciones de inf‌initivo debe entenderse como un cuasi-indéxico y este hecho es considerado una razón a favor de la existencia de los cuasi-indéxicos en el lenguaje natural (Corazza 2004, pp. 280–281).

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Parece que la referencia de primera persona está garantizada, y garantizada de tres modos. En primer lugar, un sujeto siempre tiene éxito en referir cuando ella ref‌iere en primera persona. En segundo lugar, ella también tiene éxito en referirse a ella misma cuando ref‌iere en la modalidad de primera persona. En tercer lugar, ella sabe que se está ref‌iriendo a ella misma. Parece que la referencia de primera persona siempre tiene un referente, siempre es una referencia ref‌lexiva y siempre es una referencia ref‌lexiva autoconsciente. (2007, p. 5)4,5

Pero, dado que la referencia está garantizada en el sentido ref‌lexivo de que uno siempre se ref‌iere con éxito a uno mismo, es imposible que uno no sea idéntico al referente del análogo mental de “yo” en la creencia. Y dado que la referencia está garantizada en el sentido autoconsciente de que uno siempre se ref‌iere con éxito a uno mismo como uno mismo, es imposible que uno ignore la identidad que guarda con el referente del análogo mental de “yo” en la creencia.6 Precisamente por eso, la verdad de una adscripción como (2) no sólo se caracteriza porque, como en la creencia X se ref‌iere con éxito a ella misma, es imposible que la persona referida por “X” en la adscripción (fuera de la cláusula-que) no sea idéntica a la persona referida por “ella misma” en la adscripción (dentro de la cláusulaque): es imposible que el sujeto de la creencia no sea idéntico al objeto de la creencia. Es que, además, la verdad de (2) se caracteriza

4 La traducción al castellano de todas las citas es mía.

5 Ciertamente, éste es un compromiso con una concepción robusta de la referencia de primera persona, que no es unánimemente aceptada, según la cual se trata de una referencia que entraña cierto modo de presentación de uno mismo consistente en...

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