La conquista entre 1526 y 1584

AutorJuan Bosch
Páginas161-186
16 1
Capítulo V
La conquista entre 1526 y 1584
La impresión que saca el que estudia la historia del Caribe en los años
que van de 1520 a 1526 es que la actividad conquistadora empezó a
perder vigor a tal punto que estuvo casi paralizada. Parecía que España
se había agotado.
La última gran expedición que habla llegado al mar de las Antillas
había sido la de Pedrarias Dávila, inferior, sin embargo, en la mitad, a
la que condujo a don Nicolás de Ovando hasta la Española a principios
del siglo. En las islas que habían sido la base de la conquista del Cari-
be ya apenas quedaban hombres aclimatados dispuestos a seguir tras
una bandera de conquista; y sin esos hombres no era aconsejable ir a
poblar a otros sitios. Ellos eran los veteranos del paisaje, de las lluvias,
del calor, de la comida indígena y de las caminatas increíbles por bos-
ques, montañas y pantanos poblados de peligros.
Bien podía ser que lo que pasaba en Santa Marta fuera un reflejo
de lo que pasaba en el Caribe, y bien podía ser que la situación del
Caribe fuera un reflejo de la situación de España. Las luchas de los
comuneros de Castilla contra el emperador Carlos V, las guerras de
España contra Francia, las atenciones a las regiones europeas del im-
perio, consumían los recursos de España y reclamaban allá las energías
de los hombres de acción. Esas energías debían emplearse en Europa
antes que en el Caribe, lo que explica por qué España estaba en Europa
y España era la cabeza del imperio.
Fue en 1526, mientras se luchaba en Santa Marta contra la natura-
leza y las intrigas, cuando las autoridades de la Española dieron a Juan
de Ampués despachos para ir a poblar las islas de Curacó, Oraba y
Juan Bosch162
Uninore –las actuales Curazao, Aruba y Bonaire–. Desde esas islas,
Juan de Ampués pasó a la costa de Venezuela, donde estableció una
ranchería cerca de donde poco después se fundaría Coro, que iba a ser
la base de la conquista del occidente y del centro de Venezuela.
Juan de Ampués se estableció allí en el 1527 con 60 acompañantes,
y en el mes de marzo de ese año fue nombrado Pedrarias Dávila gober-
nador de Veragua. A fines de septiembre del mismo año llegaba a la
isla Cozumel Francisco de Montejo con despachos reales de goberna-
dor de Yucatán. A mediados de 1528, Aldonza de Villalobos desembar-
caba en la isla Margarita, frente a Paria –el golfo de las Perlas– para ser
la primera mujer pobladora en América. El 2 de abril de 1529 arribaba
a Venezuela el alemán Ambrosio Alfínger, el primer gobernador del
territorio capitulado por el emperador con la firma alemana de los
welzers o balzares.
La obra de Ampués iba a ser de corta duración; Montejo tardaría
casi 20 años en lograr la conquista de Yucatán; Pedrarias Dávila era
un caso de psicopatía; sólo Aldonza de Villalobos vería su territorio
poblado y tranquilo.
Cuando el terrible y suspicaz Pedrarias Dávila, anciano de más de
80 años, entró en las tierras de su nueva gobernación, halló que en la
región había un gobernador llegado desde Honduras. Se trataba de
Diego López Salcedo. Pedrarias Dávila había ahorcado a Vasco Núñez
de Balboa, a Hernández de Córdoba y a algunos otros sólo porque sos-
pechó que querían despojarlo de su autoridad; de manera que no se
comprende cómo dejó vivo a López Salcedo. Sin embargo, lo hizo pre-
so y lo mantuvo en prisión siete meses. López Salcedo pudo escapar
con vida de manos del fiero anciano porque le dio 20,000 pesos, que
en esos tiempos era una fortuna respetable.
Pedrarias Dávila no hacía diferencia entre indios y españoles; los
maltrataba y los aniquilaba por igual. El viejo conquistador era en
verdad una figura sombría y una amenaza de muerte para todos los que
tenían que tratarle. Indios y españoles fueron víctimas de los métodos
de exacción que puso en práctica el gobernador. Hacía marcar a los
indios con hierro candente y los obligaba a trabajar en busca de oro
hasta que caían agotados. Los indios huían hacia las selvas, y los
españoles tenían que lanzarse a esos bosques tropicales, donde todo

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR