El Áspero y Complejo Manejo de las Prisiones

AutorLic. Andrés Aguirre Aguilar
Páginas16-21

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"Nadie conoce verdaderamente a una Nación si no conoce el estado de sus prisiones". "Una Nación no debe ser juzgada por el modo en que trata a los ciudadanos de alto rango, sino por la manera en que trata a los de más bajo rango".

Nelson Mandela

A nadie escapa la gran complejidad que entraña el manejo de los internos en los centros penitenciarios y la administración de los mismos, pero ello no justifica la vulneración de los derechos humanos de las personas privadas de la libertad por parte de las autoridades respon sables. Si bien la situación en el sistema penitenciario federal no es de la gravedad y abandono que la de los estatales, sí presenta deficiencias importantes en cuanto a las condiciones de inter-namiento y trato que recibe la población interna. Es importante tener presen te que la rigidez en la aplicación de las normas no está peleada con los derechos humanos, como tampoco lo están el mantenimiento estricto del orden y la disciplina para el control eficiente de la administración de los centros penitenciarios y de los internos. Se trata de una obligación de las autoridades penitenciarias que resulta fundamental para la consecución de los objetivos de la pena privativa de libertad, como parte del proceso de reinserción de los internos.

Las acciones realizadas hasta finales de la pasada administración federal, no fueron encaminadas a construir un modelo penitenciario de corto, mediano o largo plazo que se aproximara a lograr los objetivos que establece el artículo 18 de la Constitución de la República y las normas internacionales: ofrecer una estancia digna y segura a las personas privadas de su libertad, y crear las condiciones que permitan la reinserción del sentenciado con el propósito de que no vuelva a delinquir.

Se ha optado por la contención estricta en centros federales, al límite de su capacidad, algunos ya rebasados y con un enorme déficit de personal especializado en la administración, debida atención y manejo de los internos. La ausencia de inversión en instalaciones y equipamiento apropiado, de espacios destinados a la capacitación para el trabajo, la educación, el deporte y la debida atención de la salud de las personas privadas de la libertad, impiden de manera práctica el logro del objetivo final de las penas privativas de libertad.

Estas carencias y deficiencias en las condiciones de inter namiento y trato, explican el motín en el complejo penitenciario Islas Marías, en su Centro de máxima seguridad, Laguna de Toro; lo que ocurre en el 5 de Villa Aldama, Veracruz, en el nuevo CPS de Hermosillo o en el del Altiplano en el Estado de México, en donde custodios golpean a un interno que al mes siguiente aparece en su celda colgado, cuestión inaceptable en un centro

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de "alta seguridad" del Estado. A nivel estatal los fallecidos y fugados de Apodaca, la masiva evasión de Piedras Negras y lo más reciente la riña en el penal de La Pila, en San Luis Potosí. Todas estas, clara muestra de la descomposición en el sistema penitenciario nacional.

Llama la atención el hecho de que a pesar de las carencias en los Ceferesos ya existentes, amén de la ausencia de personal capacitado y bien remunerado, se trabaje en el establecimiento y la edificación de nuevas prisiones, con modelos de operación experimental y costos exorbitantes para nuestro país. El argumento: la necesidad de despresurizar los centros estatales debido a la presencia de reos federales. El modelo CPS a experimentar incluye, hasta donde se sabe, la creación y equipamiento de un penal que la empresa constructora ofrece a 22 años. El costo sería de aproximadamente 26 mil millones de pesos, a pagar en anualidades, en donde la propia compañía se hace cargo de la limpieza, alimentación y mantenimiento.

A esto habrá que sumar los gastos por concepto de seguridad y custodia, salarios de personal técnico y profesional para el manejo y atención de los internos; aquellos derivados de la atención de la salud y los relacionados con la gestión penitenciaria, cuya cantidad se podría calcular en más de mil 500 pesos diarios por un monto sin duda inaceptable, injustificado y sin sustento ya que no garantiza si quiera, ofrecer a los internos condiciones tales que les permitan el logro de su reinserción, como lo contempla nuestra Carta Magna y la legislación internacional de la materia.

Ahora bien, en cuanto a las condiciones de internamiento, se debe de observar que el maltrato en los centros penitenciarios no se circunscribe sólo a los reos sino a sus familiares y visitantes. Son numerosas las quejas de esposas, hijos, madres y hermanos de los internos, de escasos recursos en su mayoría, por el trato despótico y abusivo que reciben del personal penitenciario, además de las horas de espera a la intemperie para ingresar. Estas conductas, que deben ser combatidas, son una lacerante realidad en centros penitencia rios f ederales y estatales, incluso en los nuevos CPS, como el de Hermosillo, en donde las visitas, después de viajes prolongados y costosos, tienen encuentros por medio de un televisor, lo que constituye una desconsideración para el familiar y para el interno, además de escasés de agua para consumo e higiene, deficiente alimentación y atención de la salud, falta de actividades y por supuesto de personal de custodia, técnico y profesional. No hay que olvidar que la vinculación social de las personas privadas de libertad es una de las condiciones para lograr la reinserción de los sentenciados. Y no sólo eso, el contacto con la esposa, hijos o familiares es uno de los más poderosos estímulos o motivaciones de los internos para mantener una buena conducta y tratar de cambiar de vida al término de sus condenas.

Desde la perspectiva...

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