Comentarios finales

AutorMario Alberto González Llanes
Páginas135-138

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Para iniciar estos breves comentarios, diremos que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es apolítica por vocación y apartidista por convicción y que su actividad es estricta y eminentemente jurídica.

No escapa a nadie tener en cuenta que la reforma judicial; es decir, el adecuar todo el sistema de administración de justicia a las condiciones, necesidades y exigencias del México de este nuestro nuevo siglo XXI, es primordial y prioritario, ya que la reforma del Estado es un compromiso obligado de todos los protagonistas políticos del México de hoy, independientemente de su filiación partidista, de sus convicciones ideológicas o de los intereses que representen.

De ello deriva pues, que el Estado de Derecho tiene como principal función, garantizar la justicia y el respeto a las personas.

Todo sistema jurídico debe revisarse y renovarse, porque un Estado de Derecho requiere mejores leyes y una mejor administración de justicia.

Desde hace décadas, es de todos sabido que la sociedad mexicana requiere un sistema de justicia moderno, que sea capaz de asegurar una pronta, completa e imparcial administración de justicia.

En ese sentido, hoy más que nunca nuestro país, consciente de esta gran responsabilidad, demandó momento a momento, día con día, que los magistrados de tribunales colegiados y unitarios de circuito, los jueces de distrito, los docentes, investigadores, académicos, miembros de asociaciones de abogados, colegios, academias y la sociedad en general, hicieran llegar al Congreso y se aprobara con urgencia, una nueva Ley de Amparo, lo cual sucedió por fin, el 2 de abril de 2013.

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Debemos tomar conciencia de que el juicio de amparo es un factor insustituible en nuestro Estado de Derecho; y que la mejor manera de garantizar la paz social es fomentar que los particulares recurran a los tribunales a dirimir sus controversias.

Para lograrlo, no existe otro camino que establecer procedimientos sencillos, ágiles y contar con jueces que día a día se vayan ganando la confianza de los justiciables, porque precisamente, se les considere imparciales, honestos y doctos.

Por todo ello, debemos contar con jueces capaces, hones-tos y socialmente confiables, así como con procedimientos ágiles para solucionar las controversias, esto sin duda, es y ha sido indudablemente una prioridad.

Es importante aquí y ahora agregar, que es admirable el esfuerzo que ha desarrollado el Consejo para echar a andar la carrera judicial y con ello...

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