El clamor de la esperanza

AutorGerardo Pérez Silva
Páginas75-76
Centro de Estudios 75
Cada día, en nuestro país, h
ay más
voces que se levantan para protes-
tar contra la impunidad, la injusti-
cia y la corrupción que se suscita
constantemente, contra una po-
lítica que ha perdido la dignidad
de la palabra y ha traicionado a
la democracia a la que dice servir.
Y no sólo protestar sino también
para comenzar a actuar. Estas vo-
ces son como un incendio que se
levanta por encima de las tinie-
blas que abruman nuestra socie-
dad. Los que eran considerados
ciegos comienzan a ver, los cojos
comienzan a andar, los olvidados
empiezan a reivindicarse, o mejor,
a rebelarse.
Estas voces están luchando por
buscar caminos alternativos a un
mundo sistémico y globalizado, a
un mundo que cada vez prescinde
de los hombres de carne y hueso
para darle prioridad a los sistemas
abstractos, que dirige todo en fun-
ción de la economía dominada por
las grandes corporaciones. Pero
también, nos están recordando que
la política (la vida de la ciudad), en
su sentido más noble, no es una
actividad de unos cuántos, de pro-
fesionales, sino un compromiso de
los ciudadanos con su propio país,
y con las ciudades y las localidades
que lo componen; y además, que la
democracia no es sólo el ejercicio
de un poder representativo, sino,
como lo indica su etimología (de-
mos, pueblo; cracia, poder), el po-
der del pueblo.
Es así como se levantan muchas
personas que declaran un “no”
frente a los intereses insensibles de
un Estado que vive en un malestar
y se encuentra en una gran crisis,
y que en vez de seguir atenida a
las ilusiones homogeneizantes, la
gente común está creando la co-
munión de los diferentes, dándole
valor político mediante el rechazo
común a lo que no quieren. Esa po-
lítica del “no” af‌i rma y celebra múl-
tiples “síes”: la diversidad de ideales
de vida y proyectos políticos que
buscan coherencia en la pluralidad
real y no en la ilusión perniciosa del
progreso ilimitado.
Así
pues, la urgencia de hoy, como
nos recuerda Gustavo Esteva en
su intervención en el homenaje
a Andrés Aubry celebrado hace
uno días en Chiapas, es atrever-
nos a nombrar lo intolerable, que
es en sí mismo la esperanza, en un
mundo cada vez más desesperado.
EL CLAM OR DE LA ESPERANZA
Gerardo Pérez Silva

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