Ciudadanía y derechos sociales: las dificultades de la ciudadanía social

AutorÁlvaro Aragón Rivera
CargoDoctor en Filosofía Política por la Universidad Autónoma Metropolitana. Profesorinvestigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México
Páginas141-159
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CIUDADANÍA Y DERECHOS SOCIALES:
LAS DIFICULTADES DE LA CIUDADANÍA SOCIAL
Álvaro Aragón Rivera*
RESUMEN. El presente ensayo se propone examinar la relación
entre ciudadanía y derechos sociales, lo que algunos autores
lla man ciudadanía social. Se revisan algunas objeciones que
se hacen a los derechos sociales; se discute y pone en cuestión
el hecho de hacer depender los derechos sociales del estatus
de ciudadanía, y se asume que aquéllos deben ser reconocidos
a cualquier persona independientemente de si es ciudadano o no.
PALABRAS CLAVE. Ciudadanía, derechos, garantías, justiciabilidad,
exclusión.
INTRODUCCIÓN
En el debate contemporáneo la noción de ciudadanía no sólo fue re-
sucitada, sino además reformulada por T. H. Marshall. En su ensayo,
Ciudadanía y clase social (1998), mostró que el desarrollo hacia una igual-
dad básica se había dado por el reconocimiento de derechos a la clase
trabajadora. Para él, la ciudadanía es fundamentalmente un “estatus
que se concede a los miembros de pleno derecho de una comunidad.
Sus benef‌iciarios son iguales en cuanto a los derechos y obligaciones
que implica” (Marshall, 1998: 37). Son cuatro los aspectos que pueden
destacarse de la noción de ciudadanía planteada por Marshall: en pri-
mer lugar, la ciudadanía es un estatus que le atribuye derechos al
individuo; en segundo término, ella está integrada por tres elementos
* Doctor en Filosofía Política por la Universidad Autónoma Metropolitana. Profesor-
investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Dirección electrónica:
aragonalvaro@yahoo.com.mx
Volumen 9, número 18, enero-abril, 2012, pp. 141-159
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ÁLVARO ARAGÓN RIVERA
que corresponden a tres clases de derechos: civiles, políticos y sociales,
por lo que se puede hablar de ciudadanía civil, ciudadanía política y
ciudadanía social, y todos los derechos son derechos de ciudadanía
y quedan ligados a la pertenencia de una comunidad; en tercer lugar,
su desarrollo se dio de manera gradual en un proceso de tres siglos, y,
por último, la ciudadanía es una institución, no local, sino nacional por
def‌inición y requiere de un vínculo de unión, un sentimiento de
pertenencia a la comunidad que se percibe como patrimonio común.
A partir del texto de Marshall es notable la cantidad de autores que
recurren a la noción de ciudadanía. No obstante, en muchos discursos
sociológicos, politológicos y f‌ilosóf‌icos contemporáneos el concepto
de ciudadanía se usa recurrentemente con múltiples signif‌icados. Se
habla de ciudadanía civil, ciudadanía social, ciudadanía política, ciu-
dadanía industrial, ciudadanía económica, ciudadanía multicultural,
ciudadanía cosmopolita, etcétera. Lo anterior en buena medida se
debe a que el concepto de ciudadanía ha resultado un campo fértil
para cosechar respuestas en torno a varios problemas que aquejan a las
democracias contemporáneas: desde la exigencia de nuevos derechos,
la inclusión y el reconocimiento de derechos a clases históricamente
excluidas, demandas suscitadas por el creciente pluralismo cultural,
la baja participación de los ciudadanos en las democracias, hasta las
posibilidades de acción en el plano internacional. La mayoría de estos
usos del concepto parecen coincidir en que están vinculados con el
reclamo de derechos o con su ejercicio. Sin embargo, me parece que
no siempre es clara la manera en que se presentan desde la ciudadanía
el reclamo de nuevos derechos o su protección. Sobre todo, porque se
asocian todos los derechos con el estatus de ciudadanía —vinculada
con la pertenencia a una comunidad política determinada—, lo que
supone que sólo los ciudadanos son reconocidos como titulares de de-
rechos, excluyendo de la titularidad de derechos a los no ciudadanos.
En este sentido, la categoría de ciudadanía puede tornarse un criterio de
exclusión del reconocimiento de derechos y no de inclusión.
Son dos los problemas que se presentan en el debate sobre la
ciudadanía social: el primero, plantea la cuestión de si los pobres de-
ben ser titulares de derechos sociales o no; el segundo, pone en cues tión
que los derechos sociales sean propiamente derechos. En lo que sigue

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