Celulares, el Amor y el Reggaetón

AutorLic. Jesús A. Aquino Rubio
Páginas74-75

Page 74

Te amo, desde el primer momento en que te vi, y hace tiempo te buscaba y ya te imaginaba así, te amo, aunque no es tan fácil de decir…”

Esas líneas describían en 1988 la idea de amor eterno, según la visión de Franco de Vita, y son oportunas recordarlas 30 años después, porque febrero, mes identificado en nuestro país con el amor y la amistad, parece que será inédito en la forma de expresar el afecto, principalmente por los métodos con los cuales ahora la sociedad se comunica.

Pero la idea de amor eterno no es nueva, ya se tienen antecedentes de ello. En la mitología griega, en esa relación especial surgida en el Olimpo entre el famoso músico Orfeo al cortejar con su lira a Eurídice, una de las hijas de Apolo, quienes vivieron una tragedia especial, con final feliz, donde lograron florecer su amor a pesar de todos los obstáculos que encontraron. Lo que resulta innegable, es que la sociedad actual, ha cambiado no sólo la forma de comunicarse, sino también, la manera de expresarse, al no haber prácticamente ningún impedimento para hablar abiertamente de cualquier tema, incluso la música popular, es transmitida sin moderación alguna en todos los canales electrónicos vigentes.

Decir te amo, cortejar, ha evolucionado mucho con los años, y la música ha guardado registro de ello. En los años 20s, Manuel M. Ponce consagró en su tema “Perjura” las elaboradas estrofas: “¡Ay! Cuantas veces la luz del día nos sorprendió, y cuantas otras tus juramentos el cielo oyó. Esos momentos amada mía, no olvidaré, Cuando en tus labios en beso amante mi alma dejé”.

Otro ejemplo de la época viene de la hermosa trova yucateca, donde Ricardo Palmerín y Peregrina se acompañan de la fina letra del poeta Luis Rosado Vega al describir a una mujer: “Peregrina, de ojos claros y divinos, Y mejillas encendidas de arrebol, Mujercita de los labios purpurinos y radiante cabellera como el sol”.

Alberto Domínguez imaginó en los años 30s a su amada hablando con Dios y el Mar, y de forma majestuosa refiere en su tema Perfidia: “Mujer, si puedes tu con dios hablar, Pregún-tale si yo alguna vez te he dejado de adorar, Y al mar, espejo de mi corazón, las veces que me has visto llorar, la perfidia de tu amor.” Nadie ha podido pedir un beso de una forma tan hermosa y elegante como Consuelito Velázquez, que en los años 40s inmortalizó: “Bésame, bésame mucho, Como si fuera esta noche La ultima vez, Bésame, bésame mucho, Que tengo miedo perderte, Perderte después”. E incomparable...

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