La carrera por la vacuna del coronavirus

AutorVíctor Emilio Corzo y Ernesto Eduardo Corzo
CargoDoctor en Derecho y diplomático de carrera experto en Derecho internacional/Experto en arbitraje internacional, acreditado para ejercer en México y en Estados Unidos
Páginas52-55
52 El Mundo del Abogado
DERECHO EN EL MUNDO
Víctor Emilio Corzo* y Ernesto Eduardo Corzo**
La carrera por
la vacuna del
coronavirus
La pandemia del Covid-19 ha desnudado
las carencias tanto de organismos inter-
nacionales como de los Estados. Que la
comunidad internacional esté inmersa en
las mismas circunstancias y enfrentando
los mismos retos y las mismas amenazas ha per-
mitido evidenciar la poca preparación y la escasa
respuesta que muchas autoridades nacionales
han tenido frente a la propagación de la pandemia
del coronavirus dentro de sus territorios y de su
población.
La actual pandemia ha sido caracterizada por las
Naciones Unidas como una crisis de salud sin prece-
dente durante los últimos 75 años. La Organización
Mundial del Trabajo (OIT) ha hecho estimaciones
en el sentido de que se perderán alrededor de 25
millones de empleos a nivel mundial. Según cifras
de la Organización Mundial de Salud (OMS), más
de 23.5 millones de personas se han contagiado y
más de 810,000 han muerto. Diariamente la eco-
nomía mundial pierde 375,000 millones de dólares
por la parálisis derivada del Gran Confinamiento. El
Fondo Monetario Internacional señala que atravesa-
mos una recesión económica peor a la de 2009. No
obstante, los Estados siguen teniendo como criterio
guía de su comportamiento la promoción de sus
propios intereses.
Este precario escenario expone las excusas que
emplean las autoridades nacionales para justificar
su mal desempeño o su incapacidad para hacer
frente a la pandemia, para minimizar el número de
contagios y de muertes o para ocultar la imperio-
sa necesidad de otorgar apoyos económicos con
el propósito de que su población y sus empresas
puedan sobrevivir a la recesión económica bauti-
zada por el Fondo Monetario Internacional como
Gran Confinamiento. Este comportamiento se
explica solamente por la preocupación prioritaria
de los gobernantes de mantenerse al frente del
gobierno, tratando de hacer creer —falsamente—
a su población que ningún Estado o población
puede compararse con ningún otro, que no había
un manual sobre cómo responder a estas situa-
ciones, que su estrategia es la correcta o que la
responsabilidad de este escenario caótico es de un
tercer Estado (esto es, China) o de la OMS, por no
haber tomado las medidas necesarias para evitar la
propagación del virus.

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