El camino de la no-violencia

AutorGerardo Pérez Silva
Páginas51-52
Centro de Estudios 51
“El mundo moderno desborda hoy
de hombres de negocios
y de po-
licías, pero le hacen mucha falta
unas cuántas voces liberadoras”,
estas palabras del escritor francés
Georges Bernanos es un desaf ío a
nosotros, los hombres y mujeres
de hoy que vivimos bajo la espiral
de la violencia y de las injusticias
sociales que día a día se suscitan
en nuestro país, pero también
bajo la servidumbre de la indolen-
cia. Nuestro tiempo pide a gritos
hombres y mujeres decididos a
luchar por reivindicar la digni-
dad humana, la justicia social y la
equidad
.
Uno de los caminos para afrontar
tal situación lo encontramos en la
no-violencia activa, que más que
un discurso, es una acción a favor
de la verdad y contra la injusticia,
pero también es un compromiso
moral con el pobre, el marginado,
el oprimido. Es en una palabra: lu-
cha, pues no es un refugio mientras
se incendia el mundo, ni mucho
menos la tranquilidad del pasivo
e indiferente. La no-violencia es -
diría Lanza del Vasto, discípulo de
Gandhi- una violencia converti-
da…es la conversión de la cólera en
amor, o en otras palabras, la “fuer-
EL CAMINO DE LA NO-VIOLENCIA
Gerardo Pérez Silva
A Juan María Parent
za de la justicia”. Basta recordar los
ejemplos del mismo Gandhi, Lan-
za del Vasto, Luther King, César
Chávez, Pérez Esquivel, Jean Goss,
entre otros.
La no-violencia comienza en el
corazón del hombre, Vinoba Bha-
ve decía que “no se puede llegar a
la no-violencia activa socialmente
ni enfrentar la injusticia del otro,
si antes no enfrentas tu propia in-
justicia; tu egoísmo, tus opiniones
personales, tu subjetividad, tus
apetencias…sin perder de vista tu
trabajo interior”. Antes de iniciar
una acción no-violenta nos es pre-
ciso atravesar el desierto, descen-
der a las profundidades del ser, para
reencontrarnos con uno mismo y
con los demás. Lo que los antiguos
llamaban la ascesis. Pues no se pue-
de querer transformar el exterior,
sin antes hacerlo desde el interior
de cada persona. Atender lo más
elemental para poder atender a lo
más sustancial.
La acción no-violenta no es pacif‌i s-
mo, sino que es una acción que se
dirige a la conciencia del hombre,
ni mucho menos es una ideología,
sino que ante todo es ética y espi-
ritualidad.

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