La batalla de Juchitán

AutorAlexandra Reyes Haiducovich
Páginas95-104
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HACE 100 AÑOS, un día como hoy, Juchitán fue teatro de un
acontecimiento de larga y honda repercusión en nuestro ser
nacional: el 5 de septiembre, señores, alcanzamos la justa
conciencia de nuestro existir como pueblo, como entidad es-
piritual, como parte de una realidad histórica, de un todo
que es México, de la patria, en una palabra. Ese día afir-
mamos, reafirmamos nuestro carácter altivo y arrogante,
juramos amar a la patria, vivir dentro de la libertad; desde
aquella fecha nos afiliamos a toda causa libertaria, nos decla-
ramos contra toda causa enemiga de la independencia, ene-
miga de la justicia, enemiga de nuestra redención. Vasallos
de nuestra palabra empeñada, fieles a las mejores tradicio-
nes nacionales, prontos a ofrecer nuestro concurso cada vez
que las circunstancias lo reclaman. Desde entonces no hay
movimiento, que si atañe a México, no cuente con nuestra
sangre, nuestras lágrimas, nuestros desvelos: nuestra vida y
nuestra muerte. Altivos y orgullosos, soberbios y arrogantes,
*Discurso pronunciado por Andrés Henestrosa, diputado al Congreso de la
Unión, el 5 de septiembre de 1966 en la ciudad de Juchitán, por ese día capital del
estado de Oaxaca, en La batalla de Juchitán, México, Bibliófilos Oaxaqueños, 1966.

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