La educación ambiental basada en competencias proecológicas: un estudio diagnóstico de requerimientos y acciones proambientales en niños

AutorBlanca Silvia Fraijo Sing
Páginas195-216
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La educación ambiental basada en competencias
proecológicas: un estudio diagnóstico de
requerimientos y acciones proambientales en niños
Blanca Silvia Fraijo Sing
Instituto Tecnológico de Sonora, México
Introducción
El propósito del presente trabajo fue el de determinar el nivel de competencias
proambientales en niños de primer año de una escuela primaria. Como deta-
llaremos en este capítulo, una competencia proambiental implica la posesión
de habilidades de cuidado del medio ambiente, de manera conjunta con una serie
de inclinaciones o propensiones hacia ese cuidado entre las que se encuentran las
creencias, los motivos o actitudes, y los conocimientos ambientales (Corral, 2001).
Esta serie de factores se reconocen como variables disposicionales (Corral, 1997) y
la literatura pertinente los ubica entre los factores más importantes en la predicción
de conductas de cuidado ambiental (Hines, Hungerford y Tomera, 1987; De Young,
1996; Vining y Ebreo, 1992; Scott y Willits, 1994).
Variables disposicionales en el marco de la educación ambiental
Una variable disposicional identif‌i ca series o colecciones de eventos relacionados
entre sí (Ribes, 1990). Por ejemplo, un conjunto de actos de elección o preferencia
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CONDUCTAS PROTECTORAS DEL AMBIENTE
conforman la variable disposicional “motivos” (Corral, 1998). Las variables dispo-
sicionales no son eventos concretos o acciones directamente observables, sino tenden-
cias a actuar o colecciones de eventos pasados con los que se identif‌i ca la probabilidad
de que ocurra una actuación en el futuro (Corral y Obregón, 1998). Entonces, en el
marco de la educación ambiental es pertinente distinguir entre acciones y disposicio-
nes proambientales. Entre las primeras se encuentran conductas como reusar, reciclar,
ahorrar agua, cuidar la energía eléctrica y preservar ecosistemas, entre otras. Entre las
disposiciones proecológicas se ubican las actitudes, los motivos, el conocimiento, las
creencias y las habilidades proambientales (Corral, 1996).
El concepto de “educación ambiental” está, por así decirlo, plagado de variables
disposicionales proecológicas. Por ejemplo, la UNESCO (1980: 2), def‌i ne la EA como un
modelo de acción “en el cual los individuos y la comunidad obtienen conciencia de su
ambiente y adquieren el conocimiento, los valores, las habilidades, las experiencias y
también la determinación que les permite actuar—individual y colectivamente— para
resolver problemas ambientales presentes y futuros”. Con base en esta forma de conce-
bir la EA, Simmons (1991) plantea que un programa inductor de conducta proambiental
debe incluir el conocimiento de tópicos ambientales, el conocimiento de sistemas natu-
rales, las habilidades de solución de problemas, las actitudes a favor del ambiente y el
desarrollo de autoestima personal, como objetivos programáticos.
Stapp et al. (1969) señalan la metas de la EA, planteando que esta disciplina está
encaminada a “producir ciudadanos que posean conocimientos acerca del ambiente
biofísico y sus problemas relacionados, conscientes de cómo ayudar a resolver esos
problemas y motivados para trabajar hacia su solución” (Ibid.: 31). Para estos auto-
res, por lo tanto, el conocimiento, la conciencia y la motivación ambiental —todas
las cuales son variables disposicionales— son las piezas esenciales que la EA debiera
considerar en la inducción de un cambio comportamental favorable al medio ambiente,
en todos los ciudadanos.
Por otro lado, Hungerford, Peyton y Wilke (1980: 43) plantean que el objetivo cen-
tral de la educación ambiental es “ayudar a los ciudadanos a ser conocedores ambien-
tales y, sobre todo, a ser ciudadanos hábiles y dedicados que estén dispuestos a trabajar
de manera individual y colectiva, para lograr y mantener un equilibrio dinámico entre
calidad de vida y calidad del medio ambiente”. Hungerford y cols. hacen un énfasis en
las habilidades, a diferencia de Stapp et al. 1969, quienes no las hacen explícitas.
En la conferencia de Tblisi, desarrollada en 1977 (UNESCO, 1980) se plantearon
como objetivos de la educación ambiental los siguientes:
Conciencia: Ayudar a los estudiantes a adquirir una conciencia y sensibilidad ha-
cia el ambiente en general y sus problemas; desarrollar la habilidad para percibir y

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