La Barra Mexicana estrena presidente

AutorJosé Mario de la Garza Marroquín
Páginas54-56

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Señoras y señores:

Por su presencia en esta ceremonia tan importante y trascendente para quienes integramos el consejo directivo de nuestra casi centenaria Barra Mexicana Colegio de Abogados, les expreso mi sentimiento de gratitud.

Hay quienes concebimos la vida como la realización cotidiana del destino que cada quien ha decidido construir, y es por ello que no es una casualidad que me encuentre hoy aquí.

Presidir la asociación de abogados más prestigiada de México es un honor y una responsabilidad con la que soñé desde el día en que elegí cimentar en las leyes mi proyecto de vida.

Ante ustedes me comprometo a ser congruente con ese anhelo que hoy es realidad y a poner pasión, trabajo y conocimiento en la tarea de hacer de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados, la conciencia jurídica de nuestro país.

Sé que a muchos les puede parecer osado proponer como objetivo central de los trabajos del consejo directivo el que nuestro colegio sea el celoso guardián del Estado de Derecho para velar siempre por la defensa de la legalidad, como principio y paradigma de nuestra conducta social.

Sé que lograrlo no sólo es un anhelo y un afán por realizar, sino un deber irrenunciable. Y permítanme decirles por qué: porque los abogados barristas no vivimos del Derecho; vivimos por el Derecho.

La vocación por nuestra disciplina es la que nos llama a asumir una postura más activa, más firme y más decidida en estos difíciles días que vivimos en nuestro México, con el fin de disipar las som-bras que amenazan nuestro futuro.

En los constantes diálogos que he tenido con muchos de ustedes identifico un deseo renovado de participar con entusiasmo no sólo en lo concerniente a nuestras labores gremiales sino como ciudadanos mexicanos responsables y comprometidos de verdad. Y ese afán proviene, os lo aseguro, de nuestra mística barrista.

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Don César Sepúlveda, destacado jurista en materia internacional y presidente de la Barra de 1977 a 1978, creía fervientemente que “el Derecho es un instrumento de la política”.

Quizás porque como buen lector de Norberto Bobbio sabía que la política y el Derecho son dos caras de una misma moneda, pero que la política sin Derecho es auto-ritarismo, y el Derecho sin política es vacío de autoridad.

La Barra Mexicana, Colegio de Abogados es una comunidad de profesionistas, pero es también una asociación de ciudadanos libres. El conocimiento de la ley y nuestra autonomía de conciencia son el capital social más importante que tenemos, pero al mismo tiempo el claro recordatorio del deber moral para ponerlo al servicio del interés general.

Empecemos por reconocer que todos nosotros, todos los aquí presentes, hemos tenido más y mejores oportunidades en este México quebrado por el dolor y la desigualdad; no olvidemos que hemos recibido más que los demás, y que por ello México tiene más que exigirnos.

Tenemos una responsabilidad social enorme, y debemos comprometernos y colaborar activamente por la restauración del Estado de Derecho.

Considero un deber aceptar este compromiso y no caer en la tentación humana de quedarnos sentados a la orilla del camino haciendo coro al apabullante silencio de la gente...

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