Baile de máscaras (1846)

AutorGuillermo Prieto
Páginas39-42
En su tiempo unos se la ponen
y otros se la quitan.
¡Venid! ¡Venid! ¡Venid!
Para que de una vez nos pongan la ceniza en la frente, ¡venid!
El carnaval carcajea, y loco, aturdido con la embriaguez del
placer, con el frenesí del amor, con el vehemente sentimiento
de la vejez y de la juventud desenfrenada, nos brinda el dis-
fraz y la careta, para que demos un facsímile palpitante y fe-
bril del mundo de la realidad.
Aquí está la careta contemplativa y el dominó de hombre
honrado, ¡venid! ¡Ése es un maravilloso disfraz para hacer for-
tuna! El corazón de hiena nadie lo percibirá bajo ese tafetán
pérfido; el padre, sus hijas; el gobierno, sus secretos; el hombre,
su amistad, todos te tributaron homenaje, mientras vosotros
os burláis de los crédulos y cosecháis… ¡Venid! ¡Venid!
Traje completo de patriota, máscara de desinteresado, y
amigo del orden. ¿Hay postor?... ¿hay postor? Este papel es -
cil y divertido. Se habla del poder, se ataca y se zahiere… hasta
haber pitanza; entonces se alista uno en las banderas de la paz,
entonces se dejan caer palabras sobre las cualidades privadas
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BAILES DE MÁSCARA
(1846)
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