Auge por el estudio de los mexicanismos

AutorAndrés Henestrosa
Páginas663-664
Auge por el estudio de los mexicanismos
Cuando murió don Joaquín García Icazbalceta, en noviembre de 1894, dejó a
media impresión, inconcluso, hasta la letra G, un Vocabulario de Mex icanismos,
comprobado con ejem plos y comparado con los de otros pa íses hispano- americanos;
obra que luego su hijo, Luis García Pimentel, acabó de imprimir, en 1899, si
nos guiamos por la contraportada, o en 1905, si damos crédito a la portada.
García Icazbalceta se proponía repartir la obra, por lo menos en dos tomos, de
tal manera que puede decirse con propiedad que se trata del tomo primero,
al mismo tiempo que no es del todo correcto calificar al Vocabulario como de
obra inconclusa, ya que el autor había trabajado parte de la letra siguiente,
cuyas papeletas ignoramos la suerte que hayan corrido. “Veremos qué suer-
te corre – escribía don Joaquín a uno de sus corresponsales–, si es halagador
seguir o no este pesado trabajo.” No cabe duda que el famosísimo polígrafo
tenía por lo menos trazado el plan de trabajo para la redacción de un vocabu-
lario que consideraba indispensable para el conocimiento de las dicciones que
nacidas en México, por influencia de las lenguas indígenas, por supervivencia
de voces castizas, ya olvidadas en España y hasta por las alteraciones que el
pueblo mexicano introdujo en el diccionario español.
“No existe obra –decía– en que expresamente se trate de los provincia-
lismos de México, mientras que otras naciones o provincias hispano-ame-
ricanas han recogido ya los suyos, si bien con diferente método, varia ex-
tensión y desigual éxito.” La abundancia de voces nacidas de la conjunción
del español con las lenguas indias de México, las variantes típicas, que eso
es lo que ha de entenderse por mexic an ism o, reclamaba una obra en que
se recogieran y estudiaran. Una señal de que dicha preocupación la com-
partían otros mexicanos, es que al año siguiente de la muerte del famoso
historiador, mientras el Voc abu lar io permanecía en el taller de imprenta ,
o sea en 1895, apareció el Dicc ionario de Me jicanis mos, con sus co rrespondie ntes
críti cas y correcc iones fundadas en autorid ades de la lengu a; má ximas, refranes ,
provi ncialism os y remoques popu lares de todos los es tados de la Rep ública Mejic ana
por Félix Ramos I. Duarte. Libro desigual, es cierto, pero de todas suertes
un importante intento de reunir y estudiar los mexicanismos de uso más
extendidos. A contar de entonces, aparecieron muchos vocabularios, glosa-
rios, diccionarios, pero ning uno, a pesar de sus innegables méritos, eran la
obra que la importancia alcanzada por el español exigía. La lista que pu-
AÑO 1959
ALACE NA DE MINUCI AS 663

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