El argumento fundamental de la metafisica cartesiana: hacia una interpretacion dialectica.

AutorMarcos De Teresa, Jose
CargoEnsayo

[The Fundamental Argument in Cartesian Metaphysics. Towards a Dialectical Interpretation]

I

Descartes siempre nego que su prueba de los fundamentos del conocimiento--que constituye el nucleo de las Meditaciones metafisicas--incurriera en un circulo vicioso. De hecho, aun antes de hacer circular esta obra para recibir objeciones, el mismo habia llamado la atencion de los miembros de la Sagrada Facultad de Teologia de la Universidad de Paris sobre esa misma critica que, desde luego, se opondria al razonamiento candido segun el cual "es preciso creer que hay un Dios, ya que asi lo ensenan las Sagradas Escrituras, mientras por otro lado [...] hay que creer lo que dicen las Santas Escrituras puesto que ellas vienen de Dios". (1) Descartes senala que en este alegato hay una circularidad patente y que al menos parece falaz. Por eso piensa que, a falta de un argumento completamente distinto, la teologia carece de medios para persuadir "a los infieles" por medios racionales.

Hay osadia en el pasaje recien citado, pues con dedicatoria a quienes encabezan el bando de los teologos senala un punto en el que la disciplina que estos cultivan resulta muy inferior a la ciencia que el filosofo pretende establecer. Por supuesto que esto habria podido irritar a los miembros de una corporacion poderosa cuyo apoyo Descartes aspiraba a granjearse. Sin embargo, este no es el problema mas critico, ya que a nuestro autor le sobra la habilidad, y en la "Carta a los teologos" se presenta como aliado de quienes fungen como autoridades en materia de doctrina. El inconveniente mas agudo es, mas bien, que Descartes invita y casi reta a cualquier lector medianamente atento a ponerlo a prueba sobre el problema que el mismo ha senalado. En efecto, la acusacion de circularidad podria revertirse con igual derecho contra la propia filosofia; nadie ignora que esta clase de dudas y acusaciones han sido numerosas a lo largo del tiempo pero, debido al desafio que de entrada lanza su autor, la metafisica cartesiana queda doblemente obligada a proveerse de una justificacion genuina (o al menos de una que este libre de toda peticion de principio).

Por lo anterior, cabe decir sin exagerar que Descartes introduce sus Meditaciones con la promesa solemne, aunque implicita, de que las pruebas metafisicas que anuncia no incurriran en ningun circulo vicioso. De incumplir esta promesa, ?que otra cosa habria hecho el autor, sino proponer dogmas nuevos, que carecen de la patina que imparte una tradicion venerable? De ser asi, muy pocas cosas habria logrado el filosofo, aparte de ganarse la hostilidad de los poderosos y el merecido desprecio de sus lectores.

Por eso encuentro dificil tomar en serio la idea, que alguna vez propuso Jean-Luc Marion, de que la cuestion del circulo cartesiano plantea un falso problema. (2) (Conviene senalar que, antes de escribir esto, el mismo Marion repetidamente habia intentado esbozar, aunque sin exito, una respuesta satisfactoria a la supuesta "falsa cuestion".) (3) Y es que, si bien es comprensible el deseo que un comentarista puede sentir de que se esfume una situacion que le resulta embarazosa, otra cosa muy distinta es pasar llanamente a negar que esa situacion molesta siquiera existe, como termina por hacer Marion. (4)

En suma, cuando menos esta claro que la exigencia de evitar todo circulo logico en los fundamentos es en verdad dificil de cumplir, lo cual basta para explicar por que, a unos cuantos siglos de distancia, la correspondiente solucion cartesiana todavia se nos escapa. Sin embargo, creo que en el ultimo medio siglo (y aun mucho antes) se han hecho ciertos progresos en este asunto, de los que querria ocuparme aqui. Pero antes debo describir con mayor detalle la cuestion principal e indicar la necesidad de investigar el arte de la escritura criptica, del que hace gala Descartes. Sin esto ultimo, ?como entenderiamos que, pese al trabajo colosal de estudiosos eminentes, no hayamos descubierto aun como pudo el creer que su metafisica quedaba a resguardo del problema del circulo? Para escapar de un prejuicio radicalmente pesimista, habra que desconfiar en muchos lugares del sentido literal de los textos y resignarse a entretejer la lectura con una buena dosis de reconstruccion racional.

En cuanto al problema filosofico mismo, hay dos formas basicas de plantearlo, de las que podrian derivarse estrategias de respuesta muy distintas. En la ruta principal que han tomado los comentaristas, la primera dificultad es explicar por que habria de aceptarse que una "prueba", pretendidamente evidente,5 puede superar con legitimidad una duda anterior, que desde el comienzo afectaba incluso a las ideas y los razonamientos "mas claros y manifiestos". Aqui habria que aclarar por que la prueba cartesiana, por evidente que fuese, no incurre en petitio principii. Pero, ante la dificultad de esta cuestion y pensandola insoluble (como supongo que es el caso de Marion, por ejemplo), se han ofrecido diferentes formas de cambiar el problema o, por asi decir, de "mover el blanco". Para ello los comentaristas han propuesto una serie de cuestiones vagamente semejantes (pero, en general, menos interesantes que el problema original), para las que, no obstante, se entreve una solucion parcial a la que, ademas, con toda viabilidad puede darse acogida en los ambiguos textos cartesianos. Para dar un ejemplo, a veces se ha propuesto que la prueba cartesiana fundamental pertenece, justo, a una clase de excepciones que (por razones misteriosas) la duda admitia desde el comienzo; y, claro esta, por ello resulta inmune a esta ultima. (6) En cambio, otras veces se ha querido "descubrir" que la duda radical nunca habia tomado por blanco las evidencias racionales, sino mas bien su recuerdo, o la estabilidad temporal de la verdad a la que apuntan esas evidencias. (7) Sin embargo, estos intentos evasivos, que abundaron en el siglo XX, rebajan el interes del problema que suscita la duda cartesiana y, sobre todo, dejan sin responder la pregunta original en torno a la fundamentacion de las tesis racionales; ademas, han recibido una buena dosis de criticas en sus propios terminos. (8) Ante este panorama es licito insistir en la primera ruta y preguntar si en efecto no hay forma de superar racionalmente (o al menos sin circulo) el escepticismo mas radical, que es como entendieron a Descartes sus primeros y mas distinguidos lectores; me refiero a criticos como Arnauld, Mersenne y Leibniz.

En la tercera seccion argumentare que un concepto dialectico de la justificacion puede dar cabida a una prueba legitima de los principios o fundamentos del conocimiento--es decir, a una defensa que escape al problema de la circularidad sin por ello sucumbir a otros problemas conexos--. Pero antes indicare como algunos comentaristas han preparado el terreno para atribuirle a Descartes una solucion de ese tipo. En la ultima seccion ofrecere algunos argumentos de tipo textual que abonan la misma estrategia interpretativa, al responder algunos reparos que podrian oponersele y subrayando, sobre todo, una ventaja importante que posee esta estrategia si se compara con lecturas mas tradicionales.

II

Para hacer frente al problema del circulo, Frankfurt 1967 propuso una idea innovadora. (9) Segun esta, conviene reconstruir el razonamiento cartesiano sobre los fundamentos, atribuyendole al filosofo una estrategia argumentativa de corte negativo. En efecto, para Frankfurt el argumento no intenta probar de manera positiva que un Dios benevolo existe, sino que se propone expulsar o cancelar en el espiritu la idea de que quiza estamos sometidos al temible poder de un genio maligno. Su principal objetivo seria, pues, rechazar la hipotesis eje del escepticismo radical. El comentarista piensa que obtendriamos este razonamiento liberador al extender, mediante un paso pequeno que, por lo demas, parece bastante claro, la pretendida "prueba" positiva que todos identifican; argumento al que generosamente Frankfurt le atribuye la propiedad de la completa evidencia, desde sus premisas hasta su conclusion. El paso adicional estriba en juzgar que, aunque no podamos afirmar que lo haya, si hubiera un Dios perfecto entonces seguramente no toleraria que un ser malvado tuviese una hegemonia invencible sobre nuestro discernimiento. (10)

Antes Frankfurt habia subrayado que solo las dudas razonables (es decir, las que tienen el apoyo de alguna razon) (11) pueden poseer un interes filosofico y, desde luego, las unicas que Descartes admite en su investigacion son de este ultimo genero. En consecuencia, una vez que se ha desarrollado por completo la "prueba de Dios" (debidamente ampliada con la inferencia complementaria), el esceptico habra perdido todo derecho a responderle al optimista que, si su argumento parece convincente, podria deberse a la sugestion que ejerce el gran Enganador, pues la conclusion del argumento completo es justo la negacion directa de esta hipotesis en que el esceptico debe apoyarse para poner en duda el valor de la prueba. En efecto, a partir de esta hipotesis el esceptico habria lanzado una acusacion de circularidad contra el argumento optimista al sostener que este pretende remontar la duda radical, siendo la "prueba de Dios" un blanco legitimo de la misma duda. No obstante, si esta replica presupone la hipotesis del genio (a la que apela), entonces la acusacion contra el alegato optimista resulta ilegitima una vez que se han exhibido razones--digamos--por completo evidentes que excluyen la hipotesis; pues asi la acusacion de circularidad no seria razonable. He aqui como, en suma, el Descartes de Frankfurt defenderia las evidencias racionales para resistir el reproche tradicional de haber caido en peticion de principio. La justificacion de esas evidencias se deriva, segun el comentarista, del hecho de que la duda filosofica que las afectaba se habria disipado completamente al interponerse la "prueba de Dios" ... en su forma extendida. (12)

Acabo de resumir la primera defensa...

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