Arena, FMLN y los sucesos del 5 de julio del 2006 en El Salvador: violencia e imaginarios políticos

AutorRalph Sprenkels
CargoUniversidad de Utrecht
Páginas62-81
TRACE 66 (Diciembre 2014): págs. 62-81
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D.R. © 2014. Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos. México, D.F. ISSN: 0185-6286.
www.cemca.org.mx
Arena, FMLN y los sucesos del 5 de julio
del 2006 en El Salvador:
violencia e imaginarios políticos
Ralph Sprenkels
Universidad de Utrecht
Resumen: Graves disturbios ocurrieron el
día 5 de julio del 2006 en El Salvador. La
violencia política más grave de la posguerra
salvadoreña hasta esa fecha se pagó con dos
policías muertos, varios heridos y decenas
de detenidos. Después de estos hechos, se
produjo otra batalla: explicar lo sucedido
y encontrar a los culpables. Ese 5 de julio
marcó la culminación en la polarización
política entre el partido de derecha Alianza
Republicana Nacionalista (Arena), partido de
gobierno en ese momento; y el de izquierda,
el Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional (FMLN), entonces principal partido
de oposición. A través de una reconstrucción
longitudinal, el presente artículo analiza lo
que los hechos –así como las interpretacio-
nes y manipulaciones– pueden enseñarnos
sobre la dinámica política de la posguerra
salvadoreña. Llama la atención la vigencia
de imaginarios políticos asociados a la uti-
lización de los métodos conspirativos y con
claros antecedentes en el conflicto armado
salvadoreño y la Guerra Fría.
Palabras clave: Belloso, conspiración, FMLN,
Arena, activistas.
El 5 de Julio del 2006 un hombre armado identificado después como Mario Belloso apareció en
una protesta estudiantil en contra del incremento de la tarifa del transporte público, y disparó
con un rifle M-16 en contra de la policía antidisturbios. Diversos analistas de la política salva-
doreña fueron sorprendidos por el evento de ese día, el cual interpretaron como un incidente en
esencia anacrónico (Moodie 2010: 212). Sin negar el carácter singular de tal acto, el presente
artículo intentará reinsertar este evento en el marco de la transición política iniciada con la
firma de los Acuerdos de Paz de 1992. Luego de una descripción de los hechos ocurridos el
5 de julio, analizaremos la controversia política que generó ese acto de violencia. A partir de las
reacciones de líderes y militantes de izquierda y de derecha, mostraremos como el imaginario
de la conspiración y las demostraciones de fuerza clandestina permanecieron centrales en el
actuar de los actores políticos aún después del fin de la guerra civil salvadoreña.
Abstract: Serious riots occurred in El Salvador
on July 5, 2006. The country’s worst postwar
political violence until then resulted in two
dead policemen, several wounded people and
dozens of arrests. After these events, a differ-
ent battle should be fought: to explain what
happened and to find the culprits. July 5th
marked a climax in the political polarization
between right-wing Arena party (at the time
in government) and the leftist FMLN, the main
opposition party then. Through a longitudinal
reconstruction, this article analyzes the facts
–as well as interpretations and manipulations
to which they were subjected– that can teach
us about the political dynamics of postwar in
El Salvador. Particularly striking is the validity
of political imaginaries associated with the
use of conspiratorial methods and with clear
lineage to the Salvadoran armed conflict and
the Cold War.
Keywords: Belloso, conspiracy, FMLN, Arena,
activists.
Résumé : Des troubles graves se sont produits
le 5 juillet 2006 à El Salvador. Cette violence
politique, la plus grave depuis l’après-guerre
salvadorienne, s’est soldée par la mort de deux
policiers, de nombreux blessés et des dizaines
de détenus. Suite à ces évènements, une autre
bataille s’est produite : celle qui consiste à
expliquer ce qui s’est passé et à rechercher des
coupables. Le 5 juillet a marqué l’aboutisse-
ment de la polarisation politique entre le parti
de droite, Alianza Republicana Nacionalista
(Arena), à l’époque au pouvoir, et le parti
de gauche, Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional (FMLN), alors premier parti
d’opposition. Au travers d’une reconstruction
longitudinale, le présent article analyse ce
que les faits – tout comme les interprétations
et manipulations – peuvent nous enseigner
sur la dynamique politique d’après-guerre
salvadorienne. Nous sommes frappés par la
pertinence des imaginaires politiques associée
à l’utilisation de méthodes conspiratives, qui
font clairement écho au conflit armé salvado-
rien et à la Guerre Froide.
Mots-clés : Belloso, conspiration, FMLN, Arena,
militant.
Fecha de recepción: 24 de mayo del 2014 • Fecha de aprobación: 4 de noviembre del 2014
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Arena, FMLN y los sucesos del 5 de julio del 2006 en El Salvador Ralph Sprenkels
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LA IZQUIERDA EN LA TRANSICIÓN SALVADOREÑA
Con los Acuerdos de Paz, la antigua guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional se convirtió en un partido político legal y en la fuerza dominante a la izquierda del
espectro político salvadoreño. El partido político FMLN se ha enfocado en las elecciones y
el ejercicio del poder público, actividades ocasionalmente complementadas con algunas mani-
festaciones callejeras, por lo general bastante pacíficas. Al igual que en otras partes de América
Latina, el fin de la Guerra Fría coincidió con la confusión ideológica dentro de la izquierda, y
con el declive de los sindicatos y otras expresiones históricas de la organización de izquierda.
Por otro lado, la conversión del FMLN en partido político condujo a los líderes insurgentes a
(re)adoptar un estilo de vida urbano de clase media, que distanció a la cúpula del FMLN de sus
bases campesinas históricas, dando “paso a un sentimiento de abandono” en estos sectores
(Zamora, 2003: 121). Mientras tanto, en la primera década de la transición, el partido de de-
recha Alianza Republicana Nacionalista (Arena) consolidó su control sobre el gobierno a través
de sendos triunfos electorales. Las políticas neoliberales de Arena contribuyeron a generar cierto
crecimiento macroeconómico, pero a la vez acarrearon mayor desigualdad socioeconómica en
el país (Huber y Solt, 2004).
La unidad del FMLN, vital para la conducción de la insurgencia durante la guerra, se fragmentó
en tiempos de paz. La lucha interna por el control político del FMLN resultó en una primera
escisión después de las elecciones de 1994. Cerca de la mitad de los recién elegidos diputados
del FMLN abandonaron el partido en esa ocasión. A finales de los años noventa las disputas se
cristalizaron en una división entre elementos social demócratas reformistas, bautizados como
renovadores, y elementos socialistas, parte denominada Corriente Revolucionaria Socialista
(CRS) y etiquetados por la prensa como ortodoxos. La confrontación interna se agudizó, y por
un tiempo las dos corrientes llegaron a funcionar como dos organizaciones separadas, aun-
que bajo la misma bandera. La CRS logró imponerse dentro del FMLN en los primeros años del
nuevo milenio, obteniendo el control de la cúpula del partido y purgando de manera periódica
a disidentes renovadores.
Tanto la paz neoliberal como las luchas intestinas de la izquierda impactaron sustancial-
mente en la forma en que los antiguos revolucionarios experimentaron la transición. Desilusión
(Silber, 2004, 2010) y desempoderamiento (Sprenkels, 2005) son algunos de los conceptos
usados para capturar los desencantos posrevolucionarios dentro de los círculos de izquierda,
que dio lugar a que: “la percepción de que la lucha revolucionaria haya perdido su significado
parece haberse extendido en el transcurso de los años desde los acuerdos de paz” (Peterson
y Peterson, 2008: 530). María Santacruz apuntala aún más la idea de la posguerra como de-
cepción política al referirse al abandono de las luchas reivindicativas y el crecimiento del
desencanto político entre los salvadoreños comunes y corrientes (2003: 107).
Lo anterior no significa que los acuerdos de paz y la subsiguiente transición democrática no
generaran beneficios significativos, como por ejemplo, elecciones periódicas libres y relativa-
mente pacíficas, una nueva policía civil y la reducción del poder político de la fuerza armada
(Montobbio, 1999). Para 2006, estos logros habían probado ser bastante resistentes, pese a
que el entusiasmo sobre ellos se había reducido. En 1992, El Salvador experimentó lo que el
negociador del FMLN y politólogo Salvador Samayoa denominó “la explosión del consenso” (2002:
585), pero al final de la década de los noventa, “el ambiente político se enrareció” y “la contienda
positiva cedió su espacio a la confrontación estéril” (659). La transición salvadoreña modernizó
el sistema político, pero no tuvo éxito en romper la bipolaridad política organizada, al menos
en discurso, alrededor de la brecha divisiva de la Guerra Fría (Artiga-González, 2004).
Con la paz vino una reducción drástica de la persecución política y las violaciones a los dere-
chos humanos. Sin embargo, la violencia política no logró extinguirse por completo. Por ejemplo,
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