El bien es aquello a lo que todas las cosas tienden.' Observaciones críticas a una traducción reciente de la Ética a Nicómaco de Aristóteles

AutorMarcelo D. Boeri
CargoUniversidad Alberto Hurtado (Chile)
Notas críticas
“El bien es aquello a lo que todas
las cosas tienden.” Observaciones
críticas a una traducción reciente
de la Ética a Nicómaco de Aristóteles
MARC ELO D. BOE RI
Universidad Alberto Hurtado (Chile)
mboeri@uahurtado.cl
Resumen: Este artículo examina críticamente la reciente traducción e inter-
pretación de la Ética a Nicómaco hecha por S. Rus Ruf‌ino y J.E. Meabe. El
autor argumenta en contra de la interpretación general provista por los tra-
ductores y señala lo que considera que son errores fundamentales de inter-
pretación del texto griego y del argumento general de Aristóteles que se sigue
de dicha interpretación.
Palabras clave: ética aristotélica, griego antiguo, traducción, interpretación
Abstract: This paper examines critically the recent translation and interpreta-
tion of Aristotle’s Nicomachean Ethics done by S. Rus Ruf‌ino and J.E. Meabe.
The author argues against the general view provided by the translators, point-
ing out what he takes to be fundamental mistakes in the interpretation both
of the Greek text and of Ar istotle’s general argument.
Key words: aristotelian ethics, ancient Greek, translation, interpretation
1 . ¿Por qué son importantes las traducciones de los textos clásicos?
Quienes hemos consagrado una parte importante de nuestra actividad
profesional al cultivo del pensamiento antiguo somos conscientes de las
dif‌icultades que tiene, tanto para el lego como para el erudito, el acceso
a los textos más relevantes de poetas, literatos, historiadores y f‌ilósofos
de la Antigüedad grecolatina. Por lo general, cuando se piensa en la
f‌ilosofía griega, las primeras f‌iguras que llegan a la mente son Platón y
Aristóteles, los dos f‌ilósofos más importantes de la Antigüedad clásica.
Ello no es casual: esos pensadores discutieron acerca de casi todos los
problemas imaginables y dejaron una impronta indeleble en el pensa-
miento occidental de los últimos veintitrés siglos. Como sabemos, si a
veces hay dif‌icultades para comprender acabadamente el pensamiento
de Kant, un f‌ilósofo que no está tan lejos en el tiempo ni es tan ajeno a
nuestro horizonte cultural, hay muchas más y mejores razones —podría
Diánoia
, volumen LVIII,número 70 (mayo de 2013): pp. 169–189.
170 MAR CELO D .BO ERI
pensarse— para suponer que hay escollos importantes para compren-
der cabalmente el pensamiento de Platón o de Aristóteles, dos f‌ilósofos
que no sólo están muy lejos en el tiempo y de nuestro horizonte cultural
judeocristiano, sino que además escriben en griego, una lengua (muerta
para nosotros) de una extraordinaria riqueza conceptual y descriptiva,
que no tenemos más remedio que traducir.
La tarea de traducir a los antiguos es una empresa muy exigente,
con cierta frecuencia devaluada y poco reconocida, pero siempre esen-
cial para transmitir el pensamiento de un f‌ilósofo del pasado y para
apresar, en la medida de lo posible, los detalles más sutiles que quedan
a veces opacados incluso en las mejores traducciones. Por eso, la apari-
ción de una nueva traducción completa de la Ética a Nicómaco (EN ) de
Aristóteles, dotada de un extenso estudio preliminar y abultadas notas
al texto, constituye un acontecimiento cultural relevante y, podría pen-
sarse, una contribución importante a ese texto decisivo en la historia de
la f‌ilosofía. Infelizmente, ninguna de esas expectativas se cumple, en mi
opinión, en el caso de la traducción que comento en esta nota crítica.1
De hecho, desde las primeras líneas de esta nueva traducción de la EN
el lector experimenta una profunda decepción ante la constatación de
una serie de errores garrafales (algunos de gramática elemental) que, al
menos para el lego que lea conf‌iado esta versión del texto aristotélico,
pueden convertirse en un daño difícil de reparar. Para que no queden
dudas, diré que no se trata meramente de algunos errores gramaticales
más o menos evidentes, sino que esa traducción genera falsedades tam-
bién en el nivel de la discusión f‌ilosóf‌ica más precisa. Esta observación
procura hacer manif‌iesto, una vez más, el hecho de que los comen-
tarios enconados en contra de una “visión f‌ilológica” del estudio del
pensamiento griego (invocados muchas veces por algún lector ingenuo
del pensamiento antiguo) no tienen el menor fundamento: saber griego
es al menos condición necesaria para entender a Aristóteles y, natural-
mente, también para traducirlo.
El gran platonista e historiador de la f‌ilosofía griega John Burnet so-
lía decir que “la interpretación de un documento antiguo siempre debe
basarse en la gramática”;2hace unos años le escuché decir a Francisco
Lisi (connotado traductor al español del Timeo y las Leyes de Platón,
y del tratado Acerca de la creación del mundo de Filón de Alejandría,
además de un muy buen conocedor del pensamiento antiguo en gene-
ral) que “la f‌ilología es una ciencia casi exacta”. En mi opinión (como
1Rus Ruf‌ino y Meabe 2011.
2Burnet 1911, p. V.
Diánoia
, vol. LVIII,no. 70 (mayo de 2013).

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