A la fecha, no se han aprovechado los múltiples tratados internacionales firmados en México. ¿Lo lograremos en el próximo sexenio?

AutorMtro. Pedro Trejo Vargas
CargoMiembro de la Comisión de Comercio Exterior del Colegio de Contadores Públicos de México
PáginasB6-B8

Con frecuencia leemos en los diarios o vemos en la televisión que México desea firmar un tratado o que acaba de suscribir otro, o que va entrar en vigor un acuerdo de libre comercio más, con tal o cual país del mundo, que ni siquiera nos acordábamos que existía. Para la mayoría de los mexicanos este tipo de noticias ya no sorprenden o llaman la atención, pues como todo, ya nos acostumbramos a este tipo de información, y lo peor del caso es que ya ni siquiera nos preguntamos con qué país, cómo funciona un tratado comercial o en qué nos beneficia a los mexicanos comunes y corrientes, que sin imaginarlo seguiremos quedando con la duda de lo que es un tratado, pues existe la remota idea de que dichos acuerdos comerciales sólo sirven para comprar más productos importados a mejores precios o que muchos productos son chinos o "piratas".

Si bien, existe una clase industrial, comercial, académica o profesional, que conoce qué es un tratado de libre comercio, para qué sirve, qué contiene, cómo se negocia, cómo nos beneficia o perjudica o con cuáles países se tiene celebrado uno y cómo funcionan; lo cierto es que ni siquiera esta elite del país lo sabe a ciencia cierta, y con mayor razón los mexicanos a los que no les alcanza el dinero ni para comprarse un periódico para informarse.

Por otra parte, la mayoría de los mexicanos tampoco se imaginan y menos se preocupan de saber qué es la política comercial del país, cuándo empezó ésta y hacia donde vamos con tantos tratados, o si funcionan o no. Todas estas preguntas sólo se las hace, quizá un especialista en el tema, porque las autoridades mexicanas al parecer tampoco tienen bien claro que hay tratados celebrados, que por sí solos, no benefician a la economía, pues lo que se requiere es mejor concentrarse en los 12 tratados comerciales que tenemos ya suscritos con 43 países en tres continentes del mundo (América, Europa y Asia), más los numerosos acuerdos de complementación económica dentro de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), así como en el establecimiento de reformas, mecanismos e infraestructura internas que permitan a las productores nacionales, aprovechar las ventajas de los mismos.

A la mayoría de los mexicanos poco o nada les importa saber qué es el libre comercio, cuando su principal preocupación es encontrar un empleo o una forma de cubrir sus necesidades básicas de existencia. En este sentido, es casi imposible que se interesen en saber que el comercio internacional basa sus argumentos en las ventajas de la especialización: el aumento de habilidad en la producción, mejor distribución del trabajo según las dotes de los recursos humanos y materiales disponibles, el ahorro de tiempo, las mayores posibilidades de innovación y aplicación tecnológicas e industriales. Tampoco les importa conocer que el libre comercio permite al mercado nacional obtener beneficios de sus excedentes de producción y adquirir los productos que, a causa de las condiciones naturales o técnicas, no se pueden producir en el país, o que permite la circulación de la riqueza; lo cual tiene como consecuencia el aumento en la producción, competitividad de las empresas, mayor inversión, reducción de los precios, la creación de empleos y el aumento de los niveles de vida a los que se tiene acceso tales como la educación y demás servicios sociales, y también que en buena medida el comercio internacional bien planeado es un factor de desarrollo económico, social y...

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