Las alusiones personales

AutorFélix F. Palavicini
Páginas37-48
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iendo ésta la primera Cámara, desde el 1857, hasta la
fecha, que está integrada por elementos de tendencias
diferentes, an imada por propósitos distintos y estimulada por
la fuerza de interes es contrarios, es natu ral que la excitación de
los debates lleve a los extremos de la agresión personal y en
ocasiones a la injuria. Los miopes ga cetilleros de algunos dia-
rios y revistas, ignorando la racional vida de los parlamentos
libres, han califi cado con dureza la violencia de algunos de-
bates y la nerviosidad de las sesiones tempestuosas.
En n uestro p aís l a libe rta d no es i nter pret ada co n fre cuen-
cia como un principio determinado de respeto al derecho de
todos, sino como un pretexto para el exclusivo predominio
de las opiniones personales.
Contra los argumentos no suelen bastarnos argumentos
contrarios; el que no opina como nosotros merece los más
crueles epítetos y si las palabras no hieren lo bastante, nada
extraño tendría que recurriésemos a medios más violentos
de convicción.
Es en este país, donde observamos el hecho curioso de
que un diputado fuese expulsado del seno de una agrupación
de periodistas por uno de sus discursos en la Cámara; contra
una sola voz no pudieron reunirse cien voces a fi n de hacer
LAS ALUSIONES PERSONALES
S

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