Espacio urbano y patrón de consumo alimentario. Reflexiones de sus implicaciones ambientales: el caso del distrito Federal

AutorYolanda Trápaga/José Gasca
Cargo del AutorDoctora en Economía por la Universidad de París VIII/Doctor en Geografía
Páginas157-179

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Antecedentes

El espacio urbano, a diferencia de su contraparte rural, representa el medio por excelencia para que los procesos de producción y de consumo se lleven a cabo con mayor dinamismo dadas la homogeneidad y estabilidad de sus condiciones sociales, económicas y ambientales. Hoy en día, la población mundial es predominantemente urbana, aún cuando regiones como África y Asia siguen siendo en su mayoría rurales. La división de Población del departamento de Asuntos económicos y Sociales de las naciones unidas en el estudio World Urbanization Prospects. he 2009 Revision estimó que, actualmente alrededor de 3.42 mil millones de personas habitan en distintos tipos de asentamientos urbanos; que 5% de la población mundial habita en mega ciudades y se prevé que hacia el año 2025 la población urbana será del orden de 4.54 mil millones de habitantes. Las cifras calculadas para este año concluyen que las regiones menos desarrolladas concentrarán a 84% de la población total mundial; a 77.5% de la población urbana y a 92.24% de la población rural (véase el cuadro 4) y que entre el año 2009 y el 2050 la población mundial pasará de 6.8 a 9.1 mil millones,

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mientras que la población en zonas urbanas lo hará de 3.42 a 6.3 mil millones respectivamente.

Por otra parte, en el año 2003 se registraron 46 ciudades con 5 millones o más de habitantes, mientras que para el año 2015 se espera sean 61. en cuanto a las megaciudades,1para el año 2003 se registraron 20 y para el año 2015 se espera asciendan a 22. es tal la proporción de este escenario que ha despertado el interés de diversos sectores académicos por estudiar los distintos efectos que resultarán y que, sin duda alguna, están transformando la dinámica de toda la humanidad.
de esta manera, el presente capítulo relexiona sobre el carácter dual (activo y pasivo) que guarda el espacio urbano frente al medio ambiente y, dentro de esta correlación incorporar al patrón de consumo alimentario como una variable que permitirá reforzar y comprender el argumento de dicha dualidad.
el espacio urbano (concretamente la ciudad) va a mantener un papel activo respecto del medio ambiente, al comandar la transformación y degradación de los ecosistemas, ya que conforme se desarrollan los procesos económicos y sociales crecerá la demanda de servicios ambientales y la generación de residuos. Al mismo tiempo, es un espacio pasivo, ya que siempre está condicionado y dependiente del acontecer en los ciclos y, eventos sucedidos en la naturaleza (sequías, heladas, inundaciones, plagas, terremotos, etcétera).

El espacio urbano y el consumo alimentario: interpretaciones entrópicas

Desde el punto de vista de la entropía, el espacio urbano es un consumidor exosomático2neto de energía, ya que no tiene la suiciente

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CUADRO 4. POBLACIÓN TOTAL, URBANA Y RURAL POR GRUPO DE DESARROLLO, 2009-2025 (miles de millones)

[VER PDF ADJUNTO]

Fuente: ONU [2009].

capacidad de producir todos los servicios ambientales necesarios para garantizar su funcionalidad (alimentos, agua, materias primas diversas, petróleo, etc.), ni de disipar todos los residuos (sólidos, líquidos y gaseosos) generados en las actividades domésticas e industriales. el consumo urbano alimentario, a diferencia del rural, propicia una mayor presión al ambiente, dados los volúmenes de alimentos consumidos y los insumos empleados (locales o externos) para su producción, transformación, transporte y preparación. Para ilustrar este argumento, en el cuadro 5 se presenta un esquema de la ruta seguida por los alimentos, desde la siembra hasta el consumo inal, donde se explica cómo en cada etapa por la que atraviesa un producto se exigen ciertos requerimientos y se generan, al mismo tiempo, diversos tipos de residuos.

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CUADRO 5. IMPACTOS AL AMBIENTE DEL SECTOR ALIMENTARIO

[VER PDF ADJUNTO]

Fuente: Elaboración propia con datos de OCDE [2002].

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Entre los productos en fresco mayormente entrópicos se encuentran, por ejemplo, los de origen pecuario como el ganado vacuno ya que para su crianza y en el proceso de transformación de la carne, lácteos, piel, etc., intervienen mayor cantidad de elementos, a diferencia de las frutas, hortalizas o cereales (véase la igura 13). este planteamiento se hace extensivo especialmente para los productos semi procesados y completamente industrializados. Por ello, los grupos sociales con una dieta predominantemente alta en productos cárnicos degradan al ambiente más que los que consumen frutas, verduras o cereales.

Para demostrar cómo la dinámica del sistema económico y urbano dominante repercute sobre el ambiente existen algunos indicadores biofísicos como la huella ecológica (he) y la huella hídrica (hh). La he tiene como supuesto que, para producir todos los bienes y servicios que un individuo, una sociedad o un país demandan, así como para sintetizar los residuos generados en el proceso de su producción y consumo, se requiere de una cierta cantidad de hectáreas ecológicas productivas (hep), mismas que son obtenidas de los ecosistemas terrestres y acuáticos.

FIGURA 13. EMISIÓN DE GASES INVERNADERO SEGÚN TIPO DE ALIMENTO

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Fuente: Weber y Mathews, citado por Liaw [2008].

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La he está diseñada para ofrecer una idea sobre cómo el estilo de vida de los individuos inevitablemente tiene un impacto en el ambiente de manera diferenciada en función del ingreso y la cultura. Según la global Footprint network, la he promedio a nivel mundial es de 2.7 ha/hab., esto signiica que si un habitante sostiene una huella superior estará apropiándose de mayores hep en el planeta, como es el caso de la sociedad estadounidense que tiene en promedio una he de 9.6 ha/hab. cifra contrastante con países como la india o Haití quienes acusan una he de 0.8 y 0.6 ha/hab. respectivamente [gfn, 2010].

La he se complementa con el concepto millas de alimentos, el cual también es un indicador que explica cómo el transporte de alimentos entre regiones a nivel nacional o supranacional se traduce en la gene-ración de gases de efecto invernadero (huella de carbono) debido a la energía empleada para su movilización y para asegurar un óptimo estado de conservación: petróleo, gas, diesel, combustóleo, aceites...

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