Algún día su hija aparecerá

AutorMoisés Castillo
Páginas93-97
93
A MÍ NO ME VA A PASAR
III
Algún día su hija aparecerá
Por Moisés Castillo
I
La gente lo rodea, pero no son sus parientes. Son una veintena de
madres que tienen a sus hijas desaparecidas. La autoridad en el
Estado de México, escuchó sus peticiones en un salón del Palacio
de Gobierno. El reclamo era generalizado: que su administración
difunda los casos de las jóvenes que aún no regresan a casa.
II
Desde el 12 de abril de 2012, la señora Araceli reza todas
las noches y no consigue consuelo. Tiene miedo. Su hija Luz del
Carmen desapareció inexplicablemente. Araceli trabajaba sin pa-
rar para cumplirle el sueño a su pequeña: su fiesta de 15 años. No
le importaba la insufrible rutina de levantarse todos los días a las
5:30 de la mañana y cuidar a enfermos terminales en Lomas de
Tecamachalco, una colonia pudiente del Estado de México. Como
siempre alistó sus cosas en una pequeña mochila y antes de salir de
casa le dio un beso en la frente a Luz del Carmen. Una hora des-
pués Jorge, su esposo, preparó su caja de bolear zapatos y salió a la
calle en busca de clientes.
Jorge tuvo esa extraña sensación de cuando sales de casa y
piensas que algo olvidaste. Llamó por teléfono a su hija para checar
si la estufa estaba apagada luego de haber preparado el desayuno.
“Sí papi, todo bien. Nos vemos al rato”. Ésas fueron las últimas
palabras que escuchó aquel hombre que regresaba con las manos
manchadas de grasa y pintura.
Luego de la jornada laboral, Jorge se percató de que la
puerta estaba abierta y sólo se escuchaba el ruido de la televisión.
Sintió un golpe en el corazón. Eran las 5 pm. Entró a la casa y no
estaba Luz del Carmen. Marcó a su celular y nada, buzón de voz.

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