Agrarismo, Industrialismo. Rumbo a la era de la información

AutorSalvador Díaz Sánchez
Páginas77-150
Salvador Díaz Sánchez
INTROD UCCIÓN
¿A qué hora se nos perdió el sendero que conduce al jardín de la
utopía en nuestro largo peregrinar por la historia? ¿En qué mo-
mento se nos escapó de las manos la piedra filosofal que apaci-
gua los demonios de la existencia? ¿Quién nos arrebató el Santo
Grial que prodiga los saberes y milagros de la vida?
¿Acaso fueron los impostores que llegaron babeando sangre
por sus belfos descarnados? ¿Fueron aquellos falsos centauros
que además de la pólvora, las tizonas y las culebrinas, cargaban
con viruelas, gripes y tifus como armas letales? ¿Fueron aque-
llos embusteros iconoclastas que pisotearon nuestros dioses,
destruyeron nuestros templos, quemaron nuestra lengua para
imponernos su verbo, sus blasfemias y sus profetas?
¿O fuimos nosotros mismos que no hemos podido resistir
tantas inequidades, a través de la historia, de los ruines, los vi-
les y los canallas?
Las respuestas a estas preguntas se desarrollan a lo largo de
este texto que pisa fuerte en la época del Agrarismo, y sin duda
recoge experiencias desde antes que los pueblos originarios se
hicieran sedentarios –previo al gran despojo de su territorio, de
sus saberes, de sus dioses, de sus adjetivos–, a la extinción de
AGRARISMO, INDUSTRIALISMO.
RUMBO A LA ERA DE LA INFORMACIÓN
SALVADOR DÍAZ SÁ NCHEZ
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sus principales rasgos culturales y, desde luego, considerando el
desarrollo campesino que tiene su origen en el descubrimiento
del maíz.
La llegada de los españoles a fines del siglo XV, y durante
el siglo XVI, a un continente inexplorado para los europeos de
lo que bien se conoce como la Conquista, y que alteró la historia
mundial toda, es un aspecto medular en este repaso histórico.
En seguida se profundiza sobre el modo en que los indios
vencidos resistieron 300 años a los conquistadores en un territo-
rio, ahora incomprensiblemente extraño, llamado la Nueva Es-
paña. Es la etapa del México colonial. Y sin saber bien a bien,
bajo las órdenes de los hijos y nietos de los tataranietos de los
conquistadores, los indios habían alcanzado la independencia.
Por lo menos en la forma.
Pero muy poco había cambiado. Pronto se vieron envueltos
en revueltas, asonadas y cuartelazos. Para los indios las relacio-
nes de poder, de producción, de generación de conocimientos y de
experiencia humana, eran parecidas a la fase de las encomien-
das. Después llegó al poder un indio como ellos, Benito Juárez, y
pensaron que con él lograrían mejor vida, su piel, su lengua, su
cultura india era una garantía, pero las cosas no son como uno
piensa, con Juárez les fue peor. Los hacendados, con la venia de
las leyes juaristas, rapiñosamente se apoderaban de sus tierras
y se hicieron más ricos.
En estos tiempos la Escuela Nacional de Agricultura ya an-
daba a gatas y pronto aprendería a “hacer solitos”, hasta que
llega la bola y, ahora sí, los huarachudos, calzonudos, bigotones
y sombrerudos se unen a la montonera pero ya no como carne
de cañón sino muchos como jefes militares. Y los emilianos y
los doroteos hicieron panchos con los álvaros y venustianos y la
revolución por fin había logrado algo para los de abajo. Sigue la
etapa posrevolucionaria. Y luego que llega Tata Lázaro y hace
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EDUCACI ÓN AGR ÍCOLA SUPERI OR: C AMBIO DE ÉPO CA
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Y los indios/campesinos ya se sienten bien tratados. Pero
con Cárdenas termina la época del Agrarismo y en 1940 se ini-
cia una nueva época: la del Industrialismo. La de los gobiernos
“emanados de la revolución”, una nueva burguesía llega al po-
der, la revolución se institucionaliza, mientras la ENA vive ya
en Chapingo y los indios/campesinos exigen la devolución de sus
tierras. Lucha de clases, enriquecimiento, demagogia, levanta-
mientos aislados y modernización, son los signos de esta época a
la que no deja de brotarle sangre inocente como la de los caídos
en Tlatelolco, como para que no se nos olvide la brutalidad de los
conquistadores españoles. Otros déspotas: la misma bellaquez.
Los excluidos se juntan, se organizan, se apegan a las leyes,
exigen, demandan, gritan, protestan: el silencio es la respuesta
oficial. Mientras las empresas, los dueños de la tenaza de oro y
del gran capital, no gritan ni protestan, ordenan. La miseria con
su pata de palo se multiplica, nuevamente cuando abrimos los
ojos, la insolencia de los perfumados es insoportable, cada día
quieren má s.
Hasta que llegan órdenes de más arriba, del Fondo Mone-
tario Internacional, del Banco Mundial, lo quieren todo. Petró-
leo, agua, más recursos, no tienen llenadera. Hace su arribo la
nueva época, la tercera: el Informacionalismo. Una globalización
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tótems desparraman estulticia, canallez, sevicia, pero así nos
gobiernan. Nuevamente los excluidos se juntan, se organizan,
se apegan a las leyes, exigen, demandan, gritan, protestan: el
silencio es la respuesta oficial. Pero ahora se levantan en armas,
indios, zapatistas, guerrilleros. La historia de las rebeliones se
acrisola en Chiapas. La alta burguesía tiene cañones más sofis-
ticados: los noticieros. Pero la sociedad civil hace caso omiso y
así los indios del siglo XXI se alzan. A PPO, Atenco, son botones
que brillan en el pecho del pueblo. Estos son los temas que con
imperio se apersonan en este capítulo.

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