Abogados para el siglo XXI

AutorDiana Reyes
Páginas50-53

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Cómo nace su vocación por la carrera de Derecho y cómo llegaron a forjarse como abogados?

Gabriel Díaz de León Ramos. La inquietud por ser equitativo y aplicar la justicia en un mundo que fue difícil durante mi infancia, siempre me llevó a buscar los mejores derroteros, que encontré cuando me identifiqué con las leyes. Mi vocación desde un principio fue de aguerrido, de discutir siempre, lo cual fue forjando mi carácter.

Empecé a litigar cuando iba en la preparatoria, con asuntos administrativos, algunos casos penales, accidentes automovilísticos… Después entré a la ilustre Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, a cuya generación 1970-1974 pertenezco. Soy de la Generación Federalista.

Trabajé en un juzgado de distrito. En ese entonces era juez don Juan Díaz Romero, quien murió siendo ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Tuve la deferencia de su amistad y su cariño. Él amaba la carrera y nos enseñaba jurisprudencia. Le debo mucho de mi formación.

Posteriormente renuncié a los juzgados. En esa búsqueda de nuevos derroteros ingresé a la iniciativa privada, a empresas como Cementos Anáhuac y Negociación Alvi, por mencionar algunas.

A la fecha sigo activo en el litigio administrativo, civil, mercantil y penal. Siempre he creído que lo más importante del litigio es la tolerancia, la honestidad, la ética en el manejo de la profesión, pero, sobre todo, saber transigir en beneficio del cliente agotando las etapas procesales con arreglos benéficos para todas las partes, con la certeza de que para ganar se debe ceder. Recordemos que estamos en un mundo de negociaciones.

Gabriel Díaz de León Balseca. La inspiración tiene un doble matiz: uno es la vocación que te despierta la necesidad, primero, de comunicarte, porque el Derecho parte de la comunicación y del hecho de defender aquello que crees que es correcto y benéfico para las personas —no hablemos de justo o injusto, ese es un tema mucho más complejo—; el otro se basa en la inspiración de mi padre, porque desde muy niño conocí sus aspiraciones. Nunca pensé dedicarme a otra cosa que no fuera esta carrera. Me siento motivado e inspirado a seguir con esto, sobre todo por la apertura que ha tenido nuestro Derecho y la forma en que se litiga en la actualidad.

Comencé a litigar desde los 17 años. Tengo 23 en el ejercicio de la profesión y he visto cómo han evolucionado nuestras instituciones; para bien, creo yo.

Como egresado de la Universidad La...

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