Múltiples máscaras para un solo rostro. El Pronasol en el medio rural

AutorCarlos Cortez; Gisela Landázuri; Patricia Moreno
CargoProfesores-investigadores de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco
Páginas147-165

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Introducción

Paralelamente al anuncio e instrumentación de las reformas económicas más radicales que consolidan la adopción del modelo neoliberal seguido por el Estado mexicano, se escucha otro discurso, el del Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol), que aparece como el instrumento central de la política social del actual gobierno, en el marco de una nueva relación sociedad-Estado.

En el ámbito económico, la política neoliberal expresada en la reforma del Estado se ha caracterizado por la reestructuración de la participación estatal en la economía, por la privatización de empresas paraestatales; por el reconocimiento del mercado como árbitro de lo que ha de sobrevivir y de lo que queda fuera; porPage 148 la competencia, eficiencia y productividad como factores esenciales del crecimiento y del desarrollo económicos. Estos cambios han impactado amplios aspectos de la vida social y económica, y han repercutido fuertemente sobre sectores y grupos sociales de menores ingresos en sus estrategias de sobrevivencia.

En el ámbito político social se estimula una nueva relación sociedad-Estado acorde a las necesidades del modelo.

En esta relación, el Estado se mantiene como promotor y organizador importante de los programas de alivio a la pobreza a través del Programa Nacional de Solidaridad (conocido también como Solidaridad), incorporando a la sociedad civil en diversas tareas que hasta ahora habían sido cubiertas por instituciones gubernamentales.

El objetivo explícito del Pronasol es la atención a la población en condiciones de pobreza y de pobreza extrema. Pero sus objetivos van mucho más allá y se vinculan íntimamente con el proceso de reestructuración económica y de reforma del Estado. Es decir, tiene amplios alcances en el ámbito económico, político y social.

Solidaridad representa en su sentido más general el reconocimiento de los límites del modelo neoliberal en que se enmarca la política económica, al pretender cumplir el papel de paliativo frente a los más graves efectos sociales de las políticas de ajuste y frente a los rezagos históricos en el bienestar de la población.

En el presente trabajo pretendemos aportar elementos que ayuden a entender mejor el papel y significado de este programa, y específicamente sus implicaciones en el medio rural. Deseamos contribuir a la mejor comprensión de los planteamientos y acciones del Pronasol en el marco de la política neoliberal, no sólo como programa compensatorio o de amortiguamiento, sino también como un instrumento útil al modelo de desarrollo dominante.

Podemos reconocer objetivos del Pronasol, tanto explícitos como implícitos. Los primeros se vinculan estrechamente a las tareas de aliviar la pobreza; los segundos, a reforzar las nuevas funciones y relaciones del Estado y de la sociedad. Es así como a pesar del discurso aparentemente novedoso, nos encontramos ante el reforzamiento de prácticas y medios políticos que hace más de una década se han venido instrumentando en este país. Competencia y solidaridad aparecen, entonces, como dos caras de la misma moneda.

No queremos limitarnos a señalar las intenciones de este programa; aunque de manera somera, se presentarán algunos ejemplos de su cumplimiento, operación y posibilidades en el actual contexto rural, donde los intereses y las respuestas de los actores sociales con los quePage 149 interactúa Solidaridad —desde los beneficiarios hasta los poderes municipales y estatales—son tan diversos.

1. Rasgos de la política neoliberal en el medio rural

La política neoliberal, puesta en marcha a partir de 1982 y acentuada a lo largo del presente sexenio, ha significado cambios de gran magnitud con implicaciones en todos los campos de la vida social, económica y política de nuestra sociedad, que impactan desde las condiciones de vida de los individuos hasta las estrategias de reproducción social para amplios grupos de la población.

En general, las características más importantes del modelo neoliberal son: en loeconómico, la orientación hacia una reestructuración global de la economía con importantes efectos en materia de distribución del ingreso, de la producción y del trabajo, cambiando de una función redistribuidora del Estado hacia una que favorece claramente la concentración y la privatización de la economía; en lo social, una nueva relación sociedad-Estado que se traduce en una mayor participación y corresponsabilidad de la sociedad; y en lo político, expresada como la reforma del Estado, que se sintetiza en los cambios constitucionales y se oculta tras un nuevo discurso de concertación y de "participación democrática".

En este marco, el Estado se ha retirado de numerosas funciones y actividades que venía cumpliendo en la economía nacional, como la regulación de los precios de los productos básicos y la intervención directa en diversas ramas de la producción. Ahora realiza acciones que favorecen la reorientación productiva, la concentración de la riqueza y de los recursos a escalas adecuadas para garantizar la rentabilidad del capital transnacional. Esta transformación del Estado iniciada desde principios de la década de los ochenta, ha incluido la reducción del gasto público, la venta de las paraestatales y la transferencia o concesión de tareas a las empresas privadas y a quienes demandan servicios y apoyos para mejorar sus condiciones de vida.

En el caso del sector rural, la reforma del Estado se ha expresado en cuatro ejes importantes:

— Las reformas constitucionales, particularmente las que se refieren al fin del reparto agrario y la privatización de la tierra. Asociado a esto, las modificaciones a las leyes agrarias, forestal y de aguas, que se orientan a facilitar la concentración de los recursos a niveles que sean rentables para el capital.

— La reorientación de la producción a las condiciones de competitividad definidas por elPage 150 mercado internacional. De hecho las reformas constitucionales y el retiro del Estado se justificaron como la base que atraerá la inversión transnacional hacia ciertas áreas. Un elemento central en este sentido lo constituye el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.

— Los papeles de regulación y de promoción del desarrollo del Estado se modificaron, por ejemplo al redefinirse las funciones económicas y sociales que cumplían algunas instituciones a través de financiamiento, comercialización y/o subsidios a la producción agropecuaria. Destaca aquí la reducción sustancial de la cobertura y de las funciones cumplidas por instituciones como la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO), el Banco Nacional de Desarrollo Rural (BANRURAL), el Instituto Mexicano del Café (INMECAFE).

— La reorganización de la sociedad rural expresada en múltiples niveles y muy destacadamente en la relación de las organizaciones económicas campesinas con el Estado; y en el fomento de la subordinación directa al capital por vías como la asociación en participación.

En estos ejes se priorizan los objetivos económicos sobre los sociales y se busca elevar no sólo la eficiencia productiva sino fundamentalmente la rentabilidad para el capital. Desde la perspectiva de sus promotores, los cambios coadyuvarán en el futuro a mejorar las condiciones de vida de la población al aumentar su capacidad de consumo, y contribuirán a un uso más racional de los recursos humanos, naturales y económicos de que se dispone.

En los hechos el resultado de esta política ha sido la marginación de amplios sectores de la población rural que no pueden entrar al mercado como consumidores, ni como productores ni como vendedores de fuerza de trabajo. Estos sectores quedan así fuera de los objetivos de la política macroeconómica, agudizando los efectos sociales y demográficos conocidos: desempleo, migración, desnutrición, morbilidad, mortalidad, en síntesis, pobreza.

Así, a más de una década de iniciada la instrumentación de la política neoliberal, los resultados son sumamente graves no sólo porque no se ha logrado aliviar la situación de los pobres históricos, sino porque ésta ha empeorado y el número de habitantes que no satisfacen sus necesidades humanas ha aumentado en términos absolutos y relativos. Más allá de las estadísticas globales existen múltiples evidencias de cómo han sido seriamente afectados.1

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El mismo Banco Mundial reconoce que a los pobres crónicos, ahora hay que sumar los "nuevos pobres" producto de las políticas de ajuste. En México, se discute cuál es el total de la población que se encuentra en situación de pobreza y pobreza extrema y qué porcentaje representa con relación al total nacional. Los datos más utilizados, hasta la publicación de las cifras del INEGI, eran de 40 y 17 millones de habitantes, que equivalen al 50 y al 20 por ciento de la población total, respectivamente. Según Pronasol, frente a este panorama: "el gasto destinado en estos 4 años —por medio del programa— a cada uno de los aproximadamente 19 millones de habitantes que viven en extrema pobreza fue de solo 1,257 nuevos pesos, que equivale a cuatro meses de salario mínimo".2 Si estos datos son reales, con un salario mínimo anual por individuo, tendrían que cubrirse necesidades que van desde la asistencia social —becas, obras sociales, etc.— hasta proyectos de desarrollo.

El deterioro de las condiciones de vida de la población tiene sin duda repercusiones de tipo político, como quedó claro en las elecciones de 1988 y en diversas elecciones estatales posteriores, en las que el PRI ha perdido algunas gubematuras y varias presidencias municipales. Es evidente que esto constituye una preocupación de primer orden para el actual gobierno...

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