La 4T a prueba

AutorMarco V. Herrera
Páginas80-80
80 | Foro Jurídico
COLUMNA
EL MARCO
DEL PODER
LA 4T A PRUEBA
Marco V. Herrera
marco.herrera@forojuridico.org.mx
www.twitter.com/@Marcovherrera
Para gobernar un país se necesitan tres cosas:
repartir el poder, un plan estratégico y una adecuada
comunicación. Por otra parte, la eficiencia y eficacia
de un gobierno se mide en función de su capacidad de
reacción ante los momentos de crisis.
El caso Culiacán pone a
prueba a la 4T y representa
la piedra de toque para
la presente administración;
desafortunadamente, se juntan
diversos factores que pueden
hacer que este hecho se convierta
en la némesis de la presidencia de
AMLO.
Bajo los hechos ocurridos y sus
repercusiones podemos analizar
que para llegar a la presidencia
esta administración pactó con
todo tipo de grupos opositores,
conjuntó a los enemigos del
antiguo régimen y juntó el agua
con el aceite. Hoy estas fuerzas
se encuentran en tensión por
el reparto del poder y todos
se movilizan para lograr sus
objetivos particulares, no los de la
actual administración.
El plan estratégico es muy débil y
por lo que se puede ver el aparato
gubernamental aun no se logra
coordinar; lo peor es que el gabinete
de seguridad que de eso vive y su
actuación está fundamentada en
planeación, demostró no haber
planeado adecuadamente el
operativo de Culiacán, con las
terribles consecuencias de poner en
riesgo a los elementos de las fuerzas
armadas y a sus familiares, quienes
fueron tomados como rehenes
de la delincuencia y usados como
moneda de cambio.
La comunicación fue fatal en
este caso, se creó un vacío de
información de cinco o seis horas
que eran críticas, lo que causó
una incertidumbre en todo el
país y el espacio fue llenado por
la delincuencia y la especulación.
Desafortunadamente, la
información generada
posteriormente por el
gobierno fue errática y ref‌lejó
descoordinación y falta de
preparación.
La capacidad de reacción ante la
crisis fue pésima, no solo desde
la lógica de la mala planeación
del operativo, sino que se mostró
que no se tienen los protocolos
ni la visión de Estado adecuados.
Por su parte, la delincuencia en
su reacción fue precisa y de una
agilidad impresionante, la cual
puso en jaque a la autoridad,
al gobierno, a la democracia, al
estado de derecho y al Estado.
Para empeorar la situación se
junta que la transformación, bajo
una lógica de paz, sumada a la
austeridad, el desmantelamiento
sin visión de instituciones
estratégicas para la seguridad del
Estado, dejaron solo al Presidente
y a las instituciones de seguridad
y democráticas del país, aisladas,
sin información de inteligencia,
sin comunicación, sin
conf‌idencialidad y sin protección
(todo de lo que se encargaba el
Estado Mayor Presidencial y la
Secretaría de Gobernación).
Además del riesgo y el peligro
generado a la población de
Culiacán, a las Fuerzas policiales,
a las Fuerzas Armadas y al
Estado, los resultados son
fatales para mantener la
gobernabilidad; la Constitución
le da al Estado el monopolio de
la Fuerza y cuando un grupo de
presión, como la delincuencia
organizada, demuestra una
capacidad de fuego mayor que
la del Estado, quiere decir que el
gobierno en turno se encuentra
en serios problemas para
mantener la gobernabilidad.
De las decisiones que se tomen
a posteriori de esta crisis
(las demás ya quedan en el
pasado y como una gran falla)
serán las que definirán si la
transformación planteada será
exitosa o no, y si deberán de
corregir el rumbo en decisiones
que han sido vendidas como la
panacea de la transformación
del Estado.
Todo esto sin olvidar el respeto a
la Constitución y la preservación
del Estado de Derecho.

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