2018: Año de borrascas

AutorÁngel M. Junquera Sepúlveda
CargoDirector
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La polarización de México cada día es más evidente y dolorosa. Las próximas elecciones nos darán ocasión de confirmarlo. Este año no sólo se decidirá la presidencia del país sino 128 senadurías, 500 diputaciones, nueve gubernaturas locales (incluyendo la jefatura de gobierno de la CDMX) y otros 3,000 cargos públicos. Se instalarán 152,000 casillas a lo largo y ancho del país. Se espera que 86 millones de electores recurran a las urnas.

En su afán por mantener sus posiciones, el partido en el poder parece estar dispuesto a hacer lo que sea, como lo ha demostrado al infiltrar al Instituto Nacional Electoral (INE) y al confeccionar un Tribunal Electoral a modo. Pero nadie sabe si esto será suficiente. Todo indica que no.

Para empezar, José Antonio Meade, candidato del PRI (sin lugar a dudas es el más competente de los candidatos para ejercer la presidencia), no las tiene todas consigo: le hacen falta carisma y apoyos del viejo PRI. Éste sólo se los dará si el ex secretario de Hacienda se compromete a preservar sus privilegios y el clientelismo que ha caracterizado a este partido.

Lo que cuesta trabajo imaginar es qué ocurrirá si el viejo PRI advierte que Meade no garantizará sus intereses…

La coalición PAN-PRD, por su parte, no acaba de convencer ni a panistas ni a perredistas, pese a que Ricardo Anaya es un político carismático y un orador insuperable. ¿La coalición se opondrá a la interrupción del embarazo y al matrimonio igualitario, como lo ha hecho el PAN, o apoyará ambas figuras, como insiste el PRD? Responder que eso lo decidirá cada entidad federativa es, simplemente, eludir la pregunta. Más claras son las deserciones de decenas de perredistas que han ido a engrosar las filas de MORENA, o las declaraciones de los panistas que anticipan que votarán por Meade.

En lo que toca a MORENA, las simpatías que genera son casi tan estruendosas como los temores que suscita. El programa de trabajo que presenta Andrés Manuel López Obrador ha fracasado en cuanta latitud se ha instrumentado y su pretendido gabinete tiene un tufo de farsa. Nadie bien informado podría creer que las personas propuestas —la mayoría de ellas marcadas por la inexperiencia— pudieran acompañar al presidente en una gestión...

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