La venganza de Wilson. Una crítica a los enfoques seleccionistas analógicos de la evolución cultural

AutorLorenzo Baravalle
CargoInstituto de Estudos Avançados-Universidade de São Paulo, Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo
La venganza de Wilson.
Una crítica a los enfoques seleccionistas
analógicos de la evolución cultural
LORE NZO BA RAVAL LE
Instituto de Estudos Avançados – Universidade de São Paulo
Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo
lorenzo_baravalle@yahoo.it
Resumen: En este artículo se hace una crítica de los enfoques teóricos, aquí
llamados por analogía o analógicos, que pretenden abstraer conceptos dar-
winistas del sustrato biológico para aplicarlos a dominios ontológicos (par-
cialmente) distintos, estrategia adoptada por versiones de la epistemología
evolutiva y, sobre todo, por la teoría memética. Para ello se utiliza el argu-
mento de la exclusión causal, tomado en préstamo de la f‌ilosofía de la mente;
se hace evidente la existencia de un paralelismo entre causalidad mental y
memética, y se muestra cómo cualquier posible caracterización de lasegu nda
a partir de la primera conduce a graves problemas metafísicos ye pistemológi-
cos. En las conclusiones se esbozan, sin intención de exhaustividad, algunas
ideas sobre cómo evitar posiciones reduccionistas sin adoptar una postura
teórica analógica.
Palabras clave: sociobiología, epistemología evolutiva, memética, naturalismo,
exclusión causal
Abstract: The main purpose of this paper is criticize theoretical approaches
—here called by analogy, or analogical— which aim to extract Darwinian
concepts from a biological substrate to apply them to (partially) different
ontological domains. This strategy is adopted by some versions of evolution-
ary epistemology and, especially,by memetics theory.A n argument borrowed
from philosophy of mind, namely, the argument of causal exclusion, is used
to carry out the critique. The existence of a parallelism between memetics
and mental causation will be shown, and it will be argued that any possible
characterization of the f‌irst in terms of the second implies serious metaphys-
ical and epistemological problems. In the conclusions, with no intention of
completeness, some ideas on how to avoid reductionist positions, without
taking an analogical posture, will be outlined.
Key words: sociobiology, evolutionary epistemology, memetics, naturalism,
causal exclusion
Desde la publicación de El origen de las especies de Charles Darwin
(1859), los intentos de ampliar el dominio de la teoría de la selección
natural para abarcar el contexto cultural, y así justif‌icar la dependencia
de éste del mundo natural o, al contrario, su relativa excepcionalidad,
Diánoia
, volumen LVIII,número 70 (mayo de 2013): pp. 113–132.
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han sido variados. Pero fue sólo a partir de la segunda mitad del si-
glo XX, gracias también a una mejor comprensión de los procesos evo-
lutivos proporcionada por el desarrollo de la genética de poblaciones,
que el debate evolucionista sobre la relación entre naturaleza y cultura
empezó a tomar una dirección más def‌inida. Por un lado, inf‌luidos en
cierta medida por la idea de una epistemología naturalizada (Quine
1969), algunos autores (Popper 1972, Toulmin 1972, Campbell 1974a)
elaboraron tesis que, bajo la etiqueta de epistemología evolutiva (o evo-
lucionista), sugerían una fuerte analogía entre los procesos adaptativos
naturales y la evolución de las categorías cognoscitivas humanas, en
especial las de la ciencia. Por otro lado, en el ámbito de la biología y,
en particular, de la etología, apareció un conjunto de propuestas co-
nocido como sociobiología (Hamilton 1964, Wilson 1975), el cual, de
manera cada vez más marcada, extendió sus categorías explicativas a
las conductas humanas (Wilson 1979, Alexander 1979, Barash 1979).
Para los sociobiólogos, la mayoría de las conductas culturales humanas
son analizables en términos biológicos, ya que su función principal es
incrementar la f‌itness individual. Su presencia en una sociedad se debe
a su carácter adaptativo (presente o pasado) y, por lo tanto, no merecen
un tratamiento distinto al de las conductas de los demás animales. Este
enfoque se asienta en un presupuesto reduccionista según el cual la
aparición de estrategias conductuales —incluidas las complejas, como
el altruismo— puede ser explicada satisfactoriamente con independen-
cia de la presencia de causas próximas psicológicas como efecto de la
difusión de ciertos genes, los cuales se consideran la unidad básica de
la selección.
El programa sociobiológico inicial sufrió muchas críticas, algunas tal
vez injustas, y otras, en mi opinión, más justif‌icadas. Se dijo que la
sociobiología tenía matices políticos conservadores e incluso racistas
(Allen et al., 1978), debido al determinismo genético que propone. Se
condenó a Edward O. Wilson como homófobo y sexista por su análisis
biológico de la homosexualidad y de las diferencias de género. En re-
lación con tales críticas, concuerdo con Michael Ruse (1979, cap. 5),
quien niega que las tesis de la sociobiología tengan necesariamente
implicaciones éticas y sugiere que, en el caso de que las tuvieran, no
serían tan negativas como sostienen Elizabeth Allen y sus colaborado-
res.1También por esta razón no nos ocuparemos aquí, en general, de
1Ruse considera que el ataque de Allen y sus colaboradores a la sociobiología
es ideológico y oscurantista, ya que relaciona estrechamente el estudio de las rela-
ciones entre los genes y la conducta humana con una posición política fuertemente
reaccionaria, sin cuestionar que su desarrollo podría, por el contrario, descalif‌i-
Diánoia
, vol. LVIII,no. 70 (mayo de 2013).

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