El tiempo libre como ocio y entretenimiento

AutorJosé Antonio García Ayala
Páginas71-103
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III. El tiempo libre como ocio y entretenimiento
De la antigüedad a la Edad Media:
el ocio, una virtud que se hizo privilegio
Tiempo libre, ocio y entretenimiento, pertenecen a una familia temática
de palabras, relacionadas con las actividades realizadas durante las horas
del día que los ciudadanos dedican para descansar, esparcirse y recrear-
se, después de cumplir con sus ocupaciones, esto si se considera que en la socie-
dad actual coexisten diferentes categorías de tiempos sociales como: el tiempo
de trabajo obligado y remunerado; el tiempo de trabajo no remunerado, el tiem-
po familiar, el tiempo biológico y por supuesto el tiempo libre. Pero ¿cuál es el
significado del tiempo libre? Para responder a esta pregunta es necesario aden-
trarnos al origen y desarrollo de este concepto, con el propósito de determi-
nar su relación histórica con el ocio y el entretenimiento, y así saber cuáles son
las propiedades de los espacios urbanos que han moldeado a la sociedad actual.
En este sentido, debemos reconocer en primera instancia al tiempo libre por su
oposición con el tiempo de trabajo. Este tiempo libre es concebido como una posi-
bilidad y una necesidad social que potencia las capacidades de los individuos, para
el ejercicio pleno de su libertad (Getino, 2002). De manera que, el tiempo libre es un
elemento inherente a la humanidad, que es encontrado a t ravés de todas las cultu-
ras. Como hoy lo conocemos, apareció hace poco más de un siglo, como producto
de la conquista del tiempo de trabajo, gracias al marco de cierto progreso social, que
pretendía una relativa libertad, pero no siempre ha sido así.
En la antigüedad, el surgimiento de la diferenciación social y la propiedad priva-
da, dio paso al modo de producción esclavista, donde se manifestó la diferencia en-
tre el tiempo dedicado al trabajo y el dedicado al ocio. En esta época el tiempo libre
estaba en estado estructurado debido al ocio, y se situaba en la forma de vida que
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Complejidad y urbanizaCión soCioCultural del tiempo libre
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disfrutaban las clases aristocráticas en el curso de la civilización occidental, gracias
al trabajo de las esposas, los esclavos, los campesinos y los criados a su servicio.1 Sin
embargo, este ocio no podía definirse en relación con el trabajo, como en el caso del
tiempo libre moderno, ya que este tiempo libre ocupaba por completo el tiempo so-
cial del individuo.
Habrá que remontarse hasta la época greco-romana, para que el ocio siga su
proceso de estructuración conceptual, y verdaderamente sea aprovechado para el
desarrollo individual de las capacidades físicas, mentales, espirituales, así como
para la realización personal.2 En las sociedades griega y romana el ocio es visto
como exclusivo de los ciudadanos libres, por lo que es considerado como una con-
dición que está por encima del trabajo realizado por esposas, esclavos y personas
de servicio, ya que ambas culturas consideraban al trabajo utilitario como degra-
dante e indigno. El trabajo por sí mismo no es menospreciado, pero no constituye
un ideal como el ocio, de ahí que las ciudades g riegas y romanas expresaran una
gran atención a “la felicidad de los ciudadanos” (Aristóteles, 1967).
González Seara comentó (1998: 25), que en las jerarquías de valores del mundo
griego, el ocio ocupaba claramente un lugar privilegiado, hasta el punto de que el
trabajo se entendía como condición necesaria del ocio, e incluso la palabra que lo
designaba tenía una significación negativa: no-ocio, lo mismo que pasara en Roma,
donde el negotium, el negocio, el trabajo, es la negación del ocio. Aclarando que ese
ocio no debe entenderse como simple tiempo libre y, menos aún, como estar sin
hacer nada. Al contrario, el ocio implica la condición de estar libre de la necesidad
de trabajar, pero, igualmente, implica una actividad, aunque sea actividad contem-
plativa para perseguir la verdad, el bien y la belleza. A partir del empleo del tiem-
po libre, se crea toda una gama de espacios públicos y privados destinados a la
sociabilidad, el disfrute y el ocio de los ciudadanos libres (la clase dominante de
estas sociedades), como: el ágora y el teatro de los griegos así como los circos, los
baños públicos y los anfiteatros de los romanos, por mencionar algunos lugares
entre los que destaca el Coliseo de Roma, patrimonio cultural de la humanidad y
una de las nuevas siete maravillas del mundo.
1 Elsie Mc Phail Fanger, “El tiempo libre como der echo”,
uam-
Xochim ilco, disponible en htt p://
www.cem.
itesm.
mx; consulta do el 3 de marzo del 2006.
2 Guadalupe Ag uilar Cortés, “La recrea ción como perfil profesional; Experiencia A merica-
na”, 1er. Simposium de Docto rado y Licenciados; Los pe rfiles profesionales y la i nvestigación
en Edu cación Física y del Deporte: Colegio Oficial de Licenciados en Educación Física y en
.Ciencias de la Activida d Física y del Deport e de Andalucia, disponible en ht tp://www.redcrea-
ción.org; consultado el 5 de ma rzo del 2006.
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el tiempo libre Como oCio y entr etenimien to
En Grecia, el ocio era asociado con la sabiduría, y destinado a la contemplación
creadora del espíritu generadora de manifestaciones artísticas, científicas y filosófi-
cas. Aristóteles afirmaba que el trabajo manual de los esclavos era incompatible con
la nobleza de la mente, y definió al ocio como condición o estado liberal, en el cual
se está libre de la necesidad de trabajar, y afirmaba que el ocio no era el f in del tra-
bajo, sino al contrario, era el trabajo el fin del ocio que debía consagrarse al arte, a
la ciencia y a la filosofía. El término g riego para designar trabajo, , hace re-
ferencia a la falta de ocio, y es la negación de  (reposo, paz), la cual significa,
estar ocupado en algo deseable, tener tiempo disponible para consagrarlo a los tra-
bajos del espír itu, todo esto asociado con la ocupación o con tareas que están por
realizarse.3 Por lo a nterior, el ocio es considerado como la cualidad fundamental del
hombre, que implica la noción de tiempo no enajenable y ofrece un estado de vida
más elevado, al cual se llega por diferentes caminos, de los cuales la sabiduría es el
mejor, ya que es una virtud que no puede aparecer más que en el ocio.
En contrapar te, para la sociedad romana, el ocio (otium) era considerado como
un medio compensador de las energías para el trabajo. Así, el ocio era identif icado
con el tiempo libre; mientras que el negocio (neg-otium = negación del ocio) era re-
lacionado con el tiempo ocupado que nos priva del tiempo libre y el placer.4 Para el
filosofo romano Séneca (1995: 39-76), el ocio debía concebirse desde una visión más
cercana a la concepción griega, de manera que lo definía como un ideal y apuntaba,
que los verdaderos hombres que ejercen el ocio no son aquellos que toda su vida lo
ejercieron, para llegar a la dignidad de la cima, sino aquellos que ya cansados del
negocio deciden vivir en él.
Sin embargo, como lo interpreta González Seara (1998: 30), el ocio se llenó de
otros matices para Roma, así, no solo llegó la influencia de Platón y Aristóteles, sino
también tuvieron una gran presencia los estoicos y Epicuro, quien se hizo célebre
por su defensa del placer, y ello da una dimensión distinta al empleo del tiempo libre.
Epicuro no propugnaba y ฀aun menos practicaba฀ alejarse de la política para dedi-
carse a la diversión báquica, sino para centrarse más en la contemplación, la paz y la
tranquilidad del alma.
3 Elsie Mc Phail Fanger, “El tiempo libre como derecho humano”,
uam
-Xochimilco, disponible en
http://www.cem.itesm.mx; c onsultado el 3 de marzo del 2006.
4 Gua dalupe Aguila r Cortés, “La recreación como perf il profesional: Experiencia Amer icana”,
1er Simposium de Doctores y Licenci ados; Los perfiles profesionales y la Inves tigación en la Educa-
ción Física y las Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, Coleg io Oficial de Licenciados en
Educación Física del Dep orte en Andalucía, di sponible en http://www.redcreació n.org; consultado el
5 de marzo de 2006.
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