Operación Tenaza

AutorJesús Ruiz Munilla
CargoLicenciado en Derecho, maestro en amparo y candidato a doctor en Derecho. También es asesor del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas en la Cámara de Diputados
Páginas38-41

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A principios del siglo XX, concretamente en 1908, el distinguido .abogado, sociólogo y escritor positivista mexiquense Andrés Molina Enríquez publicó su libro Los grandes problemas nacionales, en el que abordaba los siguientes rubros: la "paz" porfiriana, la concentración del poder, la propiedad individual, la hacienda, el feudalismo rural, las comunidades indígenas, el problema agrario, el problema de población y el problema político. Esta obra estuvo destinada a ser precursora intelectual de la Revolución mexicana de 1910.

Durante la lucha armada, como sabemos, surgieron varias corrientes doctrinarias, si bien no muy definidas ni estructuradas: el maderismo, que en términos generales era una lucha de carácter civilista por las libertades y los derechos ciudadanos contra toda forma de opresión militarista (no en vano Enrique Krauze denominó a nuestro siglo XIX como el siglo de los caudillos); el zapatismo, con su concepción particular del problema agrario, y el villismo, como reacción salvaje y fuera de cauce contra toda forma de opresión. Cuando Victoriano Huerta se aprovechó de la sublevación de Félix Díaz, Bernardo Reyes y Manuel Mondragón, para hacerse del poder, con el auxilio del embajador norteamericano Henry Lañe Wllson, con el magnicidio del presidente Madero y del vicepresidente Pino Suárez de por medio, surgió nuevamente una revolución en el norte del país, acaudillada por personajes como Alvaro Obregón y Pablo González, entre otros, aglutinados en torno del gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza. Este grupo norteño aportó también una perspectiva libremunicipalista al ya de por sí complicado bagaje ideológico y programático de la Revolución.

Al triunfo de los revolucionarios sobre el chacal Huerta sobrevino la inevitable lucha de facciones entre los bandos: los identificados con un gobierno colectivo que derivaría en un civilismo institucional se adhirieron a la Convención de Aguas-calientes, mientras que los carrancistas pretendían hacerse del poder total y los za-patistas mantenían su peculiar lucha en el sur de la República. Una vez que el bando carrancista se hizo del poder mayoritario, con la fuerza de las armas convocó al Congreso Constituyente de 1916 para dotar al país de un nuevo orden jurídico acorde con la lucha revolucionara, que de alguna forma tratara de incorporar aspiraciones y demandas de todos los bandos en pugna.

Así surgió nuestra actual Constitución política y dio comienzo el gobierno emanado de la Revolución que, sin embargo, tuvo momentos de gran inestabilidad, como la rebelión del grupo sonorense agrupado en torno a Obregón en 1920 contra la intentona carrancista de imponer a un incondicional suyo. La misma historia se repitió a finales de 1923 y principios de 1924, con la...

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