Sistema Nacional Anticorrupción, ¿solución verdadera?

AutorMaría del Carmen Ruiz Rodríguez Casares
Páginas36-37

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Recuerdo las sabias palabras que me compartió un auténtico maestro del Derecho, Sergio Huacuja, quien parafraseaba a la extraordinaria Ayn Rand: “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias, más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada”.

La corrupción es un mal que desafortunadamente no se limita a un país o a una región, sino que aqueja a todo el mundo, en cualquier nivel y en cualquier ámbito. Con el paso del tiempo, derivado de grandes fraudes corporativos y millonarios actos de corrupción, se ha evolucionado con el objeto de proteger la productividad y han sido identificadas aquellas malas prácticas corporativas de algunas empresas que incluso generaban una provisión para realizar pagos sin justificación o para facilitar trámites, o bien se presupuestaban las multas o las sanciones, que ya estaban cuantificadas, por incumplir la ley.

Es indudable que cuando caen emporios como Enron (2001) y otras grandes compañías por falta de transparencia y mal manejo de su administración, se refuerza y adquiere gran importancia el denominado corporate governance, esto es, el control corporativo de la administración y de la transparencia en sus operaciones.

En la actualidad empiezan a adquirir relevancia leyes contra actos de corrupción como la Foreign Corrupt Practices Act, que combate los actos ilícitos que se cometen en el extranjero. Esta ley nació en 1977, pero sólo ha cobrado fuerza y

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empieza a ser aplicada con rigor, fuera de Estados Unidos, hasta el siglo XXI. Hoy más que nunca el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha volcado sus recursos y sus esfuerzos a la supervisión de los grandes corporativos estadunidenses en el mundo. Incluso el Departamento de Justicia ya cuenta con un área especializada para perseguir esta clase de delitos, sin dejar de anotar que por cada acto corrupto que se investiga y se condena, se fijan multas millonarias que han significado una verdadera mina de oro para dicho departamento. De las multas que se han impuesto...

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