Las significaciones en el mundo familiar y en el extraño

AutorCarlos A. Buscarini
CargoLicenciado en de Filosofía.
Páginas113-133

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Si bien Edmund Husserl se ocupó del carácter de la sociedad y de la comunidad, a las que consideró como subjetividades de un orden superior, no estaba familiarizado con los problemas concretos de las ciencias sociales empíricas; no obstante, contribuyó a que dichas ciencias hallasen su verdadero fundamento en la fenomenología, de la cual él es el máximo exponente. En cuanto a Alfred Schütz, no caben dudas de que se trata de uno de los más importantes pensadores que elaboró temas de las ciencias sociales en la dirección que dejó abierta la fenomenología husserliana; esto se puede afirmar a juzgar por lo fundamental de los problemas que examinó. Schütz utilizó en sus investigaciones las obras publicadas por Husserl, quien a su vez reconoció que la parte más importante de su obra se hallaba en sus ManuscritosPage 114inéditos. Nuestro intento es aportar una visión del tema propuesto desde la perspectiva que nos brindan los textos ahora disponibles de dichos pensadores. Nos hemos introducido en el pensamiento de ambos autores como una manera de lograr una mejor comprensión de lo social.

El mundo familiar y el encuentro con el mundo extraño

Husserl utiliza los conceptos “mundo familiar” y “mundo extraño” para la descripción del encuentro de diferentes naciones y culturas. Con estos conceptos, describe estructuras internas esenciales en el horizonte universal del mundo. No utiliza ambos conceptos de manera meramente empírica, sino que ellos tienen además un significado sociológico. Así, pretende describir estructuras esenciales de todo posible mundo circundante. Se trata de diferenciaciones en tanto vigencias del “mundo de la vida” presupuestas como sobreentendidos. De dichos conceptos fenomenológico-sociológicos se ocupó Husserl por primera vez en los años 1931 y 1932.

Hay varias figuras en las que se nos aparece el mundo según los análisis fenomenológicos de Husserl. La primera de ellas está dada por el mundo donde uno es “en sí”. “Éste es ante todo para mí y para cada uno el mundo ambiente familiar (vertraute Umwelt) del cual el contenido de representación y de validez está determinado por el círculo de yo-sujetos con los cuales yo vivo en la unidad de una comunidad de vida y de comunicación” (Husserl,1934:19).1 Se trata de lo que Schütz llama “nuestro ambiente” (Schütz, 1972: 199-200), expresión que utiliza en el sentido de esa parte del mundo externo que puede ser aprehendido directamente y que incluye, además del ambiente físico, el ambiente social con todos sus elementos culturales. No es el mundo privado, sino el mundo único, común e intersubjetivo, que está frente a nosotros.

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El primer carácter del mundo familiar está dado en el hecho de que se ve en él tipos determinados a los que pertenecen los seres individuales; se trata de tipos exteriores, pero, sobre todo, de tipos de significación. Se sabe que las personas de distintos oficios o profesiones tienen un proyecto, una finalidad; pero se sabe además de qué proyecto se trata. Esta comprensión se da ya en el nivel de la vida cotidiana, en la que se encuentra el origen de los tipos llamados “constructivos o ideales” (Schütz, 1974b: 81). La construcción de dichos tipos ideales o “modelos de motivaciones” es tarea del especialista en ciencias sociales, quien intentará comprender por esos medios la conducta social manifiesta de los actores que forman parte de ella. Es un concepto reiterado en Husserl que el mundo fáctico de la experiencia se experimenta de manera tipificada y, aunque el conocimiento por medio de símbolos y de tipos no alcanza los fenómenos mismos, no obstante los sustituye.

Este mundo en el que me encuentro “en mí” es la obra de una comunidad efectiva que, si bien puede ser restringida, puede ser también relativamente extendida; tanto sus miembros como el funcionamiento de la comunidad me son en gran medida familiares. Sé de antemano que otras personas en ese mundo poseen saberes familiares que no son los míos. Por eso también me son ya familiares los tipos humanos que los constituyen, los tipos de gente que me enseñan, el tipo de enseñanza, los medios de hacerme instruir. Es cierto que, si bien el conjunto de saberes, de poderes, de comportamientos, puede variar de una colectividad a otra y también respecto de distintas épocas, no es menos cierto que tal conjunto es característico de una sociedad en un momento dado de su historia. No se puede escoger el mundo familiar; se nace en él mediante la inalterable sucesión de generaciones, de la que uno mismo es miembro.

Tenemos acceso cognitiva y afectivamente a los elementos del mundo familiar. Comprendemos una típica concreta de objetos y acciones orientados hacia metas. Tenemos cierto conocimiento en el uso de determinado objeto y sabemos también qué fines se propone alcanzar una persona que realiza una acción. Además, la lengua es condición de la cognoscibilidad y la familiaridad. “El mundo familiar del hombre [...] está determinado de un modo fundamental por el lenguajePage 116(Husserl, 1973: 224-25).2 Por lo tanto, lo que nos parece extraño porque aún nos es desconocido es por ello también no familiar.

El ámbito más estrecho del mundo familiar, representado por la familia, abarca a quienes habitan con nosotros y se preocupan por nosotros, lo mismo que nosotros nos preocupamos por ellos. Nacemos y crecemos dentro del mundo familiar. Un círculo más amplio lo forman aquellos con quienes estamos en comunicación. Se trata aquí de la comunidad en la cual vivimos cotidianamente y en la que nos encontramos en trato personal con las otras personas del mundo familiar. En los círculos más estrechos del mundo familiar, se advierte un hogar moldeado por la tradición, la lengua, las costumbres. Hay en el mundo familiar una escalonada relatividad de cercanía y lejanía, en círculos de cognoscibilidad, lo que puede tener un sentido tanto espacial como personal. El mundo social comporta zonas próximas y zonas alejadas. Schütz pone en duda si de hecho la aparición en persona del otro en mi esfera primordinal tiene la importancia decisiva que le atribuye Husserl. Por eso afirma que “me siento mucho más próximo a un filósofo alejado en el tiempo y en el espacio que a un vecino que me resulta extraño aunque me sea dado en carne y hueso en el tranvía” (Schütz, 1968: 313).

Toda experiencia del mundo nos la proporciona los sentidos y el funcionamiento de nuestros órganos sensoriales. Nuestro cuerpo es el absoluto punto cero o centro de orientación para toda experiencia. Se trata del absoluto “aquí” para todo “allí”. Ello da por resultado “la diferencia entre proximidad y lejanía, entre mundo cercano y mundo lejano (Nahwelt und Fernwelt), conceptos que, empero, implican más que meras referencias espaciales” (Landgrebe, 1968: 75). Mediante la diferencia entre cercanía y lejanía adquiere su delimitación originaria el círculo de las otras personas. Dicha diferencia resulta también en sentido traslaticio respecto de la comunidad y su correspondiente mundoPage 117circundante, el que difiere del mundo circundante de otra comunidad. “En ello se funda la diferencia esencial, relativa al concepto de mundo, entre mundo familiar (Heimwelt) y mundo extraño (Fremdwelt)” (Landgrebe, 1968: 78).

La correspondencia entre mundo familiar y mundo extraño es relativa. No es rígida, sino que está en constante movimiento. El niño que aún no ha ido más allá de su aldea o de su barrio, o el habitante de un valle solitario, poseen límites distintos de los de quien ya ha conocido todos los rincones de su “patria” y en ellos se siente como en familia. En principio, cada individuo y cada comunidad tienen su mundo familiar como base originaria. A partir de esa base, puede luego realizar experiencias, conocer y comprender con alguna profundidad mundos extraños.

Todas estas categorías nunca enuncian relaciones objetivamente existentes, sino que significan “maneras de nuestra autocomprensión, maneras en que nos encontramos y nos sabemos consciencialmente en el mundo” (Landgrebe, 1968: 79). Husserl intentó desarrollar el concepto de un mundo familiar cerrado y correspondientemente: el de una “sociedad cerrada”, entendido como el tipo originario en sentido genético. Pero, como observa Landgrebe, se trata de un concepto límite porque de hecho es un tipo inhallable de comunidad humana, sobre todo en nuestra época, en que lo extraño penetra por todas partes en el mundo familiar.

El proceso de ampliación del mundo familiar es analizado por Husserl según el modelo de una constitución orientada. El punto de partida y punto nulo de orientación es “mi cuerpo propio” (Husserl, 1979: 159-160). El cuerpo propio es concebido por Husserl como el único que no es un mero cuerpo físico, sino precisamente cuerpo propio. Es el único objeto al que se le atribuyen campos de sensación, aunque en diversos modos de pertenencia; el único en el que el yo manda y gobierna de modo inmediato, particularmente en cada uno de sus órganos.

A partir de ese punto nulo de orientación, resultan luego círculos de mundos circundantes que se amplían “anularmente” (ringförming) (Husserl, 1973: 429 ss). Cada mundo circundante relativo es constituido como una normalidad, tiene el carácter de un sentido dePage 118horizonte (Horizontsinn) normal y nunca es representado como un ámbito cerrado, sino que cada uno contiene siempre de nuevo remisiones anticipadas a ulteriores experiencias en el mismo estilo concreto.

Este modelo de constitución orientada es adecuado cuando se quiere esclarecer la experiencia de la extrañeza. “La extrañeza sólo puede mostrarse en la constitución asimétrica, orientada, que privilegia un término inicial y lo presupone como válido pura y simplemente” (Lohmar, 1996: 25). Pero hay otras maneras de ampliar el...

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