Retos y encrucijadas conceptuales del estudio de la política como sistema cultural

AutorEmanuel Rodríguez Domínguez
CargoLicenciado en Antropología Social y en Ciencias de la Informática. Actualmente cursa la Maestría en Ciencias Antropológicas
Páginas263-291
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RETOS Y ENCRUCIJADAS CONCEPTUALES DEL ESTUDIO DE LA
POLÍTICA COMO SISTEMA CULTURAL
Emanuel Rodríguez Domínguez*
RESUMEN. En la actualidad se observa cómo una serie de
reconf‌iguraciones y usos cotidianos de conceptos clave del cuer-
po analítico de la cultura política contemporánea han generado
una amplia gama de interpretaciones por parte de instancias
políticas y sociales de naturaleza, objetivos e ideologías diver-
sas. Ante este escenario de disputa, el presente trabajo busca,
en primer lugar, complementar una revisión conceptual de las
categorías de ciudadanía y participación a f‌in de superar las es-
tandarizaciones y normalizaciones del actor político como un
sujeto homogéneo. De manera complementaria, se presentan los
retos y debilidades que enfrentan las categorías de participación
y ciudadanía como parte de un entramado conceptual en cons-
tante reconstrucción y resignif‌icación.
PALABRAS CLAVE. Cultura política, acción política plural, retos y
límites de la participación y la ciudadanía.
INTRODUCCIÓN
El entendimiento de la vida política de un grupo o colectividad social
ha sido el espacio de encuentro y diálogo de diversas disciplinas sociales
(antropología, sociología, economía, ciencia política, historia, piscología
social, etcétera). Uno de los aportes de este abordaje interdisciplinario
ha sido la conformación de un campo de estudio def‌inido como “cultura
política”, cuyo interés radica en abordar las formas y ejercicios de poder
* Licenciado en Antropología Social y en Ciencias de la Informática. Actualmente cursa
la Maestría en Ciencias Antropológicas. Correo electrónico: zayolin@gmail.com
Volumen 9, número 18, enero-abril, 2012, pp. 263-291
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presentes en un espacio político, la conf‌iguración de las estructuras de
poder, así como los procesos y comportamientos políticos en relación
con la cultura de los actores sociales (individuales y colectivos) como
integrantes de un contexto sociocultural fragmentado,1 tomando en
cuenta que el poder es ef‌icaz si encaja en los elementos culturales de la
sociedad en la que se aplica.
El abordaje teórico-metodológico de la relación entre la cultura y
la política se ha desarrollado desde diversas perspectivas de análisis
en las ciencias sociales.2 Sobre estos enfoques se han realizado ref‌lexiones
a nivel conceptual, además de que se han materializado modelos heu-
rísticos aplicados a un sinnúmero de investigaciones empíricas, lo que
ha motivado una relación de enriquecimiento recíproco entre con-
ceptualización teórica y aportes metodológicos. A pesar de esto, en
la actualidad el debate sobre la posición de la cultura en los procesos
políticos no está servido del todo. Por un lado, retomando en gran parte
los aportes de los pioneros trabajos de Almond y Verba (1963), están los
enfoques apegados a una visión normativa de la cultura que, desde
una postura racionalista, inf‌ieren que lacultura política” debe estudiar
las pautas de orientación ciudadana — normas y valores— hacia los
objetivos políticos (Clark e Inglehart, 1998). Por otra parte, existen
posiciones más cercanas a la antropología que postulan por revaluar
“lo cultural” de los procesos políticos (Tejera, 2005; Weeden, 2002; y
1 Retomo la idea de Fredric Jameson, quien def‌ine la disolución de la supuesta auto-
nomía de la esfera cultural ante la lógica del capitalismo avanzado. Dicho proceso no
implica la pérdida de la cultura, sino que se trata de una prodigiosa expansión de la
cultura en el dominio de lo social, al grado de considerar que en “nuestra vida social,
ya todo —desde los valores mercantiles y el poder estatal hasta los hábitos y las propias
estructuras mentales— se ha convertido en cultural de un modo original y aún no teo-
rizado” (1991: 106-107).
2 En términos generales, de acuerdo con Héctor Tejera, se pueden agrupar en: a) la
psi cologista, que estudia la relación entre las orientaciones individuales y los objetos
políticos; b) la comprensiva, que analiza las orientaciones individuales y los compor-
tamientos asociados a ellas; c) la durkhemiana, que aborda el análisis de las normas y
valores dominantes en la sociedad; d) la simbólica, que considera a la cultura política
como un conjunto de símbolos que ordenan la interpretación de las relaciones políticas
y, e) la semántica, que da cuenta de la cultura política desde el lenguaje y el discurso.
Cabe acotar que muchos de los postulados de estas propuestas teóricas se entrecruzan
y complementan en diferentes enfoques y def‌iniciones (2005: 1).
EMANUEL RODRÍGUEZ DOMÍNGUEZ

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