La renta básica como una medida para combatir la pobreza

AutorKarina Gallarza Quiroz
CargoDoctor en estudios jurídicos en la Universidad Autónoma del Estado de México
Páginas30-41

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Uno de los problemas fundamentales que enfrentamos en la actualidad es el alto nivel de pobreza y desigualdad en México.

La Ley General de Desarrollo Social indica en su artículo 36, que para medir la pobreza es necesario tomar en consideración los siguientes indicadores:

· Ingreso corriente per cápita

· Rezago educativo

· Acceso a los servicios de salud

· Acceso a la seguridad social

· Calidad y espacios en la vivienda

· Acceso a los servicios básicos en la vivienda

· Acceso a la alimentación

· Grado de cohesión social

En este sentido, al tomar en consideración los anteriores indicadores, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) reportó las mediciones de po-

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breza de 2008 y 2010 a escala nacional, en los siguientes términos, (cabe aclarar que el nivel de medición de pobreza hasta 2012, será publicado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, hasta julio de 2013, por ello, se referencia únicamente hasta 2010)

[VER PDF ADJUNTO]

Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2012. [en línea], [fecha de consulta: 25 de abril de 2013.] Disponible en: http://www.coneval.gob.mx/Informes/Evaluacion/IEPDS2012/Pages-IEPDSMex2012-12nov-VFinal_lowres6.pdf

De la gráfica anteriormente referida, podemos observar que del año 2008 a 2010 el nivel de pobreza tanto en la zona rural, como en la zona urbana se ha incrementado; por otra parte, la población vulnerable por carencias sociales se redujo durante el año 2010; sin embargo, la población vulnerable por ingresos aumentó.

Bajo este contexto, advertimos que la pobreza y vulnerabilidad que se reportó durante el año 2008 sigue presente hasta el año de 2010, más aún, no se registró mejoría en los niveles de población en pobreza moderada y la población vulnerable por ingresos.

Por ello, se hace necesario desarrollar estrategias que permitan a la población que se encuentran en niveles de pobreza y vulnerabilidad por ingresos, pasar a la seguridad humana, es decir, se debe crear un régimen de bienestar para toda la población o en su caso, establecer una medida que permita a las personas tener una vida digna.

En este sentido, debemos destacar que se entiende como bienestar social "al conjunto de factores que participan en la calidad de la vida de la persona y que hacen que su existencia posea todos aquellos elementos que den lugar y a la tranquilidad y satisfacción humana. El bien-estar social es una condición no observable directamente, sino a partir de juicios como se comprende y se puede comparar de un tiempo o espacio a otro," (DUARTE, Tito, Jiménez, Ramón Elías. Aproximación a la teoría del bienestar Scientia Et Technica [en línea] 2007, XIII (diciembre): [fecha de consulta: 18 de abril de 2013] Disponible en: ISSN 0122-1701.

Si bien en México se han implementado diversos programas de política pública a fin de lograr un bienestar social, lo cierto es que programas como Solidaridad, Progresa u Oportunidades han demostrado su fracaso para superar la pobreza y aminorar la desigualdad; por lo que, es evidente, que México requiere un cambio profundo de timón en política social.

Lo anterior es así, ya que en estudios referidos a México se ha puesto de relieve que las condiciones punitivas penalizan precisamente a quienes más necesitan de las transferencias

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monetarias, dado que frecuentemente los hogares que están en situación más desesperada son los que no pueden cumplir con las condicionalidades y, por ende, pierden dichas transferencias.

Por ello, debemos valorar si los diversos programas de transferencia monetaria constituyen la vía idónea para superar la pobreza, ya que al ser condicionados, la mayoría de las veces tiene una cobertura insuficiente y por ende, no se aplica a las personas a las que supuestamente se pretende ayudar y que se encuentra en un verdadero estado de vulnerabilidad.

Efectivamente, los programas en comento no llegan a alcanzar a la totalidad de la población que potencialmente podría ser beneficiaria; por lo que éstos pierden su esencia de ayuda a la población más vulnerable.

Además, no se debe perder de vista que los programas de transferencia monetaria deberían abrir una lógica de emancipación en donde no existan pobres con obligaciones o pobres que deban de cumplir con ciertos requisitos para que reciban ayuda, sino miembros de la sociedad libres de pobreza y con derechos plenos o, al menos, miembros de la sociedad que puedan tener acceso a una vida digna.

Ello, con el fin de que las políticas sociales no sean un instrumento de control social, sino de construcción de ciudadanía, es decir, que las políticas sociales sólo sean instrumentos para la materialización de derechos exigibles.

Por otra parte, es importante señalar que los programas de transferencia monetaria estigmatizan a las personas beneficiarias, por el hecho mismo de entrar en un programa para pobres o fracasados socialmente, es decir, afectan la autoestima de las personas socialmente más vulnerables.

Asimismo, estos programas suponen costes de administración muy importantes. La proporción de este coste con relación al presupuesto total del programa es, generalmente, muy elevada porque hay personal implicado en la selección, el seguimiento de los beneficiarios, la evaluación de los resultados. Además, los programas se encuentran condicionados y estas condiciones deben ser regularmente controladas, lo que hace que todo este proceso cueste dinero e implica programar una parte del presupuesto destinado a los beneficiarios para la realización y aplicación de los programas.

En conclusión, tal como lo señalan Rubén M. Lo Vuolo, Daniel Raventos y Pablo Yanes, los programas asistenciales focalizados y condicionados tienen impactos coyunturales positivos sobre los ingresos de las familias pobres, pero no son efectivos para sacarlos de esa situación y consolidan prácticas políticas clientelistas que atentan contra el desarrollo de la autonomía de las personas. Tampoco estas políticas impiden que las personas recaigan en situaciones de pobreza e indigencia o que se formen nuevos contingentes de pobres. Estos programas no cubren a todos los necesitados sino que hasta que estos grupos son seleccionados como beneficiarios (LO VUOLO, Rubén M., Daniel Raventos y Pablo Yanes. El Ingreso Ciudadano-Renta Básica ante la crisis económica y los ataques a los derechos sociales y laborales. Renta Básica Ciudadana SP. Ed. Sin permiso. Barcelona, España. 2010. pág. 186).

En un mundo de estas características, se hace imprescindible definir nuevos instrumentos para las políticas sociales que doten al conjunto de la ciudadanía de herramientas eficaces,

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contundentes y decisivas para enfrentar con mayor eficacia al problema de la pobreza y la exclusión.

Una propuesta para combatir la pobreza que se ha manejado desde hace tiempo es la "renta básica" o ingreso...

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