Sexo/género, clase, raza: feminismo descolonial frente a la globalización. Reflexiones inspiradas a partir de la lucha de las mujeres indígenas en Chiapas

AutorSabine Masson
CargoAcadémica y activista política y social nacida en Suiza. Investigadora del Institut de Hautes Études Internationales et du Développement, en Ginebra, Suiza
Páginas145-177
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SEXO/GÉNERO, CLASE, RAZA: FEMINISMO DESCOLONIAL FRENTE
A LA GLOBALIZACIÓN. REFLEXIONES INSPIRADAS A PARTIR DE LA
LUCHA DE LAS MUJERES INDÍGENAS EN CHIAPAS*
Sabine Masson**
Traducción del francés:
Pilar Castro Gómez***
INTRODUCCIÓN
¿Es posible afrontar los efectos simultáneos de la división sexual, social
e internacional del trabajo? ¿Cómo pensar la solidaridad altermundista
sin invisibilizar a las mujeres y relegar a un segundo plano el género
en las luchas? ¿Cómo reconocer las contradicciones de raza y clase
del feminismo sin disolver este proyecto de transformación social
y convertirlo en una miríada de identidades fragmentadas? He aquí
algu nas cuestiones que motivan la escritura de este texto, cuyo objetivo
general es vincular, por un lado, el debate teórico feminista de la ar-
ticulación entre clase, sexo/género y raza y, por otro, el análisis de las
dominaciones y resistencias surgidas en el contexto de la mundialización.
Pero antes que nada, este artículo debe su existencia a una experiencia
de campo realizada en el contexto de mi tesis doctoral con los grupos de
mujeres indígenas de Chiapas (México) (Masson, 2005). Así pues,
es sobre todo durante este reencuentro con las mujeres que luchan
* Traducción de “Sexe/genre, classe, race: décoloniser le féminisme dans un contexte
mondialisé. Réf‌lexions à partir de la lutte des femmes indiennes au Chiapas”, en Chris-
telle Hamel, Christine Delphy, Patricia Roux, Natalie Benelli, Jules Falquet, Ellen Hertz
(eds.), Nouvelles Questions Féministes, vol. 25, núm. 3, septiembre-diciembre, Lausana:
Antipodes, 2006, pp. 56-75.
** Académica y activista política y social nacida en Suiza. Investigadora del Institut
de Hautes Études Internationales et du Développement, en Ginebra, Suiza. Autora y
compiladora de Tzome Ixuc: una historia de mujeres tojolabales en lucha (México: Plaza
& Valdés, 2009).
*** Traductora, Universi dad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).
Volumen 8, número 17, septiembre-diciembre, 2011, pp. 145-177
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SABINE MASSON
simultáneamente por la autodeterminación de sus pueblos y por sus
derechos como mujeres que he podido profundizar en la cuestión de
la imbricación de vari as relaci ones de d ominación, y sobre todo
to mar conciencia de mi propio desarrollo como “feminista occidental”.
Aho ra comprendo la importancia del principio enunciado por Audre
Lorde en 2003: sólo el reconocimiento de nuestras divisiones nos puede
hacer avanzar hacia el establecimiento de un feminismo antirracista.
Como blanca y feminista, la reproducción de las relaciones racistas y
colonizadoras en el contexto mundializado es, en consecuencia, también
“mi problema” (Pence, 1982).
La ofensiva imperialista y patriarcal llamada mundialización
podría def‌inirse como un poderoso apartheid de raza y de sexo,
en fun ción del cual los países pobres, y en particular las mujeres de
dichos países, constituyen una inmensa reserva de fuerza de trabajo
explotable y barata. De allí que, en otros términos, la mundialización
capitalista, neocolonialista y patriarcal sea un sistema que combina
de manera exacerbada la división social, internacional, sexual
y racial del trabajo. Sin descifrar sus complejas consecuencias,1
soló men cionaré aquí el recrudecimiento de la explotación y de
la violencia contra las mujeres en las zonas donde hay una fuerte presencia
de industrias en la periferia de las ciudades de México y Centroamérica.
Este prólogo me servirá para abordar dos cuestiones fundamentales.
Primera: en contrario a varios discursos, los tiempos no están para
integrar las “diferencias” y la diversidad cultural, sino para reforzar
la dominación racista y neocolonialista. Segunda, esta situación genera
“innovaciones políticas” (Falquet, Hirata y Lautier, 2006: 6), resisten-
cia de los indígenas2 a la histórica deshumanización de sus pueblos y
la defensa de su soberanía territorial, alimentaria, cultural y política
en el contexto latinoamericano. Las mujeres indígenas, confrontadas
1 Respecto a este tema, véase en particular el dossier “Les nouveaux paradoxes de la
mondialisation” [Las nuevas paradojas de la mundialización], en Cahiers du Genre,
núm. 40, 2006.
2 Utilizo la palabra “indígenas” en el sentido político que se le ha dado en el contexto
de las luchas en México y en Centroamérica. Al sur del continente, muchas poblaciones
indígenas en lucha rechazan este término y pref‌ieren el de “nación” (quechua, aymara,
mapuche, guaraní), o simplemente “pueblo originario” (Escárzaga y Gutiérrez, 2005).
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SEXO/GÉNERO, CLASE, RAZA
simultáneamente con el patriarcado, la mundialización capitalista y
el racismo en las naciones latinoamericanas, no han desarrollado su
propio movimiento que aspira a la justicia social, racial y de género
como una y la misma cosa. Este movimiento es el portador de una con-
cepción postcolonial y no racista de la emancipación: la crítica a la
hegemonía de los feminismos occidentales que trata los diferentes as-
pectos de la mundialización y mira hacia un futuro de movimientos
feministas solidarios.
ENCLAVES NEOCOLONIALES Y VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN MÉXICO Y
CENTROAMÉRICA
La mundialización de la expoliación del trabajo se alimenta de una
relación colonial de género, basada en las desigualdades salariales y
en la segregación del empleo en función de género, así como en una
división internacional del trabajo que fomenta la dominación de los
países industrializados en la vieja periferia (Pottier, 1998). En efecto,
la participación de los países “emergentes” en el mercado mundial se
hace a través de la exportación de productos manufacturados, cuyos
procesos de trabajo son controlados por empresas multinacionales,
el capital permanece en los países ricos, y la producción se realiza en
enclaves neocoloniales donde, principalmente, se explota a las mujeres.
En este contexto, la abundancia de productos es acaparada por el capi-
tal extranjero, y los empleos que se crean en este tipo de industrias están
expuestos al máximo riesgo en términos de salud, seguridad económica,
condiciones laborales, etcétera.
En México y Centroamérica, donde este tipo de enclaves industriales
se han venido desarrollando desde f‌ines de la década de 1960, se
les conoce como maquiladoras. Se trata de fábricas de textiles,
productos electrónicos o agroindustriales, de infraestructura sencilla
para mano de obra mayoritariamente femenina,3 no calif‌icada, f‌lexible
3 En México, las mujeres constituyen cerca del 55% de la mano de obra de las ma-
quiladoras. En Centroamérica representan entre el 70% y 95% de la población obrera
de las industrias exportadoras. Esta diferencia está particularmente ligada a la segrega-

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