Prácticas pedagógicas

Páginas79-100
Ca pítulo p tim o
P r á c tic a s pe d a g ó gi c as
Respeto al niño reconociendo sus
diferencias (física y psicológica); negación
de la coerción y de la sumisión como
medios educativos; supresión de las relaciones
de dominación del adulto sobre el niño; desarrollo
de una autonomía real por compartir las
responsabilidades; creación de lugares -de
tiempos- de ‘‘regulaciones que permiten resolver
los conflictos sin violencia; atención puesta en la
dimensión política de la educación: la experiencia
de ciertas estructuras educativas inspiradas en
las pedagogías nuevas es rica en enseñanza
para la no-violencia.
La educación a la paz en la escuela, buscando el
desarrollo del sentido de la solidaridad, la
eliminación del racismo, de los armamentos, de
la guerra, provee también elementos
constitutivos de una educación no-violenta.
Finamente, la escuela del Arca (comunidad
creada por Lanza del Vasto) y el Centro Martin
Luther King de Atlanta (Estados Unidos) se
refieren explícitamente a la no-violencia.
1. Las p e da g o gí a s nu e va s
Desde el final del siglo XIX aparecen en Europa escuelas,
orfelinatos, internados, casas para delincuentes, cuya
pedagogía se inspira en la democracia en el pensamiento
libertario. Hoy, todaa, hay liceos, internados, que
funcionan sobre las mismas bases.
Los educadores de estos establecimientos
se oponen a los tipos de relaciones
instaurados entre niños y adultos en la
pedagogía tradicional. Se niegan a proponer al
adulto y a sus valores como modelo para el niño,
ponen en tela de juicio la autoridad y quieren
compartir el poder con los niños haciéndolos
iguales en derecho.
Una pedagogía "centrada en el niño"
Para la educación tradicional tal como la
impulsaba Alain, "educar es proponer modelos
dándoles una nitidez, una perfección, es decir un
estilo que no puede alcanzar la realidad
habitual"1. Opuesto a estas concepciones, la
educación llamada nueva (la expresión nació a
principios de siglo) afirma que el niño tiene en sí
toda clase de potencialidades, que conviene
partir de sus elecciones y desarrollar sus
capacidades creadoras: el adulto debe intervenir
lo menos posible y algunos no titubean en afirmar
que "cuando los niños son dejados a sí mismos
no se pierden en el caos, sino que se
autoorganizan, se expresan y se crean"2.
Capítulo 7º Prácticas pedagógicas
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1Georges Snyders. Pédagogie progressiste, París, PUF, 1971.
2Jean-Marie Besse en Pédagogie au XX siecle, París, Privat, 1975.
Las teorías de la Educación Nueva pueden
conducir a excesos. Ciertamente, la confianza
que se concede a los niños (en nombre, a
menudo, de la convicción heredada de Rousseau
de que el niño es naturalmente bueno) los
conduce a conformarse a lo que se espera de
ellos3 y desarrolla sus capacidades de
autonomía. Hace falta, sin embargo, desconfiar
de las pretensiones de suprimir toda interferencia
del adulto en la libertad del niño. "No querer
proponer nada, ya es elegir para los niños"4 y no
podemos ignorar que el niño se desarrolla por
imitación y por identificación con los adultos.
Picasso resumía bien esta crítica hecha, un poco
pronto a veces, a los que defendían la
no-intervención: "Se nos explica que hay que
dejar la libertad a los niños. En realidad se les
impone hacer dibujos de niños... Bajo el pretexto
de dejarles la libertad, de no molestarlos, se les
encierra en sus cadenas"5.
Las pedagogías "centradas sobre el niño"
presentan riesgos de manipulación. Los adultos
pueden alcanzar sus fines insidiosamente, aun si
es inconscientemente. Entonces, para el niño es
difícil tomar conciencia y oponerse a ello. Para
esto, Rousseau al pedir al adulto favorecer los
"descubrimientos espontáneos" de Emilio en
realidad confiesa de manera particularmente
edificante: "Que Emilio crea ser siempre el
maestro y que Ud. lo sea. No hay sujeción tan
perfecta como la que guarda la apariencia de
libertad, así se cautiva la misma voluntad".
Finalmente, frente al niño presentado más o
menos como un ser puro e inocente, el adulto (es
decir, con frecuencia, los padres) corre el riesgo
de parecer desvalorizado por concepciones por
demás románticas.
El poder compartido
Siguiendo hasta el final de sus convicciones
concernientes a las capacidades de los niños y
al respeto que se les debe, los que sostienen las
pedagogías nuevas han compartido con ellos el
poder.
En las Repúblicas de niños como en Summerhill
o en los liceos autoadministrados (Oslo, París...)
las decisiones son tomadas en el transcurso de
asambleas generales en las que cada uno, adulto
o niño, tiene un voto. "Se trata, dice Gérard
Mendel, de instaurar un estatuto de igualdad
entre el niño y el adulto que permita el desarrollo
del fenómeno-conflicto como consenso social
nuevo que sigue al fenómeno-autoridad"6. De
hecho, no se trata de suprimir la ley sino de obrar
de tal suerte que cada uno se sienta implicado en
su elaboración y, por consiguiente, responsable
de su aplicación.
Las faltas a las leyes de la colectividad con
frecuencia son juzgadas por un tribunal delante
del cual puede comparecer el mismo adulto.
Estos "delitos" son entonces considerados por
los niños como la expresión de un malestar, de
un sufrimiento, de una necesidad resentida por el
que los ha cometido: la atención a estas
necesidades es preferida a la sanción aun si ésta
debe ser utilizada.
¿Hasta dónde puede llegar el adulto al compartir
el poder? ¿No debemos intervenir si la asamblea
general toma decisiones peligrosas o
irresponsables? En Summerhill, Neill se negaba
y más aun, dejaba disolver la asamblea general
y abolir todas las leyes: Eso no duró sino algunas
horas, antes de que los niños convocaran una
nueva asamblea. Makarenko, en su "colonia
Gorki" para delincuentes, pensaba que, si tal
situación se presentaba, los adultos debían
obtener mediante la discusión que se pospusiera
y luego el abandono de estas decisiones, pero
CODHEM
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3Cf. P. Rosenthal et L. Jacobson. Pygmalion à l ’école, París, Casterman, 1971. "La expectativa de una persona frente al comportamiento de otra
persona puede, muy inconscientemente, revelarse exacta por el simple hecho de que existe".
4Jean-Marie Besse. Op. Cit.
5Neill escribía que quería preservar a los niños de las influencias nefastas de los padres neuróticos.
6Gérard Mendel. Pour décoloniser l’enfant. París, Payot, 1971.

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