La política migratoria de Donald Trump

AutorVíctor Emilio Corzo
Páginas40-41

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"En el contexto social y en el civil, apelo a no crear muros sino a construir puentes”, exhortaba el papa Francisco durante su homilía a principios de febrero desde el Vaticano. Unas semanas después se apreciaba con claridad —en el otro hemisferio del mundo— cómo los planes prometidos durante la campaña electoral de Estados Unidos se cristalizaban poco a poco en una dura realidad para nacionales de siete países africanos y en una pesadilla potencial para los más de 11 millones de migrantes irregulares que viven en ese país.

A finales de febrero se divulgaron dos memoranda del Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos por medio de los cuales se explican con detalle las directrices a través de las que se implementarán las dos órdenes ejecutivas que el presidente Donald Trump firmó en materia migratoria: la primera, sobre el mejoramiento de la seguridad pública en el interior de Estados Unidos, y la segunda, sobre seguridad fronteriza y mejoramiento de la aplicación de la ley migratoria.

Como era de esperarse, dichos documentos encapsulan a la perfección la retórica empleada durante la campaña electoral estadounidense, mediante la cual se afirma que la frontera con México está fuera de control, que miles de migrantes abusan del sistema migratorio estadounidense y que es necesario deportar a todos los migrantes irregulares que se encuentren en Estados Unidos.

En específico, el andamiaje legal que encumbra estos documentos tiene como finalidad, primero, convertir a todos los migrantes irregulares en prioridades de deportación; segundo, buscar que las remociones sean lo más expeditas posibles; tercero, que los migrantes enfrenten sus procesos de deportación detenidos; cuarto, sancionar a cualquier persona que facilite la presencia de migrantes irregulares, y quinto, ampliar los recursos humanos y materiales de las agencias migratorias estadounidenses.

Como han señalado muchos expertos, las capacidades con las que cuentan actualmente las autoridades migratorias estadounidenses son limitadas: hoy en día hay un retraso en las cortes migratorias de más de 534,000 casos; su potencial para mantener a personas detenidas oscila entre 40,000 y 50,000 espacios en centros de detención, y su capacidad humana sólo le permite deportar anualmente aproximadamente a 400,000 personas. Se argumenta que una deportación masiva de los más de 11 millones de migrantes irregulares es...

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