El pedigrí de modiano

AutorTeresa Dey
CargoEscritora y profesora de la licenciatura en creación literaria de la UACM
Páginas8-8
08
EL
PEDIGRÍ
DE MODIANO
ARTES
TERESA DEY
ESCRITO RA Y PROFES ORA DE LA LICENCIATURA E N CREACIÓN LI TERARIA DE LA UACM
TERESA.DEY@GMAIL.COM
Desde una primera aproximación al autor, me gusta ría co -
mentar que este no es u n buen l ibro de present ación con el
Nobel 2014 , aunque al m ismo tiempo sí lo es. Abundo, gene -
ralmente u no lee un libro y después averig ua sobre la vida del
autor. En este ca so, el libro es una e specie de autobiografía
de la i nfancia y la primera juventud, algo así como “La s me-
morias de una joven formal”, pero sin Simone de Beauvoir y
desde u na narr ativa muy masculina . Se trata de un ex traño
libro resultado de un a invest igación del propio autor s obre
sus pri meros años. Como quien quiere saber a cienc ia cierta
quién es. Seg ún apunta, buscó, preg untó, reunió documentos
para sa ber de sí, de dónde venía. Es un libro con la biograf ía
bibliográf ica de un autor reconocido que busca “su pedig rí”.
Así pues, comienza por su prehistoria como él mismo la llama.
Un padre con u na identidad conf usa, un joven que vive en la
zona de negocios oscuros entre guerras. Sabe que es judío,
sabe que escapó a Salónica y luego emigró a Francia, siempre
o casi siempre desde un territor io que se pierde entre las gri-
suras de aquellos sin ident idad. Quien un día se encuen tra en
París con una chica belga que es actriz y que suele desempe-
ñar pequeños papeles en obr as poco importantes.
Este inicio sería suficiente para desarrol lar una novela de los
fondos de inmigrante s en la Francia de fina les de la década
de los a ños treinta. Sin embar go, no se desarrolla desde allí;
de hecho, este libro no e s una novela , sino una especie de c ró-
nica. Habla de la guerra y de la relación de sus padres con
una dis tancia bien calc ulada. Es un libro que pretende da r la
impresión de ser impersonal, cua ndo en realidad debe doler-
le inf initamente. Una cantidad de nombres que poco a poco
fui identificando con la s acciones, pero que no me dejaban
nada en claro. No fue sino hasta que menciona a Raymond
Queneau, entonces comencé a entender... porque adoro al
fundador del g rupo
Oulipo
.
En fin, e l Oulipo era un grupo antisolemne que jugaba con la
literatur a y del que salió uno de mis autores f avoritos, que es
Italo C alvino. A parti r de e se momento m i lectur a fue otra,
comprendí es ta estratag ema de un narrador distante e n pri-
mera per sona para dejarle el p eso de la emoción al lector. Y
justo las últimas dos oraciones del libro, me dieron la razón:
“Aquella noche me sent í ligero por pr imera vez en la vida. La
amenaza que pesaba sobre mí todos aquellos años y me obli-
gaba a estar continuamente en gu ardia se había d isuelto en
el aire de París . Había zar pado antes de que se ret umbara el
pontón podrido. Por poco”.
Al referir su inf ancia “de perro”, como dice la cont raporta-
da, mera mente enuncia acciones, que de haberse convert ido
en escenas lacrimógenas p odrían haber nos vacunado. Suelta
de tanto en tanto u n comentario punzante, como cuando se
refiere a la muerte del hermano o c uando dice que su mamá
dejó encargado el perro pa ra no hacerse cargo y que lo mismo
haría con él. Ese perro es la metáfora de su propia i nfancia.
Por eso busca su ped igrí. Y aunque lamenta haberse pelea-
do con su pad re, dejar esas relac iones atrás le sa lvó la vida, a
pesar de que dedica sus libros a su hermano y a su padre, es
evidente cuánto hubiera querido que las cosas fuese n diferen-
tes. No s er un estorbo en la v ida de sus p adres, un g asto, un
problema...
No quedé satisfecha . Pensando que un premio Nobel segu-
ramente ofrecería algo más, me fui a buscar otras obras de
Modiano, en Inter net; desde luego, allí rev isé varias reseña s y
llegué a la conclusión de que debía leer
En el café de la juventud
perdida
. Amazon y los libros electrónicos vin ieron en mi ayu-
da en Oaxaca y en lo profu ndo de las vacaciones. Hice bien.
Ahora c reo que entiendo mejor el estilo de Modiano. D uro y
distante, al más puro estilo de Hemi ngway, con narra dores
que refieren , no profundiz an para mante ner al lector di straí-
do y cerrar su s libros, con una patada direc ta en la víscera.
En la novela
En el café
, Modiano utiliza cuatro narr adores,
dos de finitivamente circun stanciales, la prota gonista y uno
de los principales. Y cont inúa un poco con la tónica de
Un
pedigrí
de referir co mo si hablara par a un público al que no se
le tiene mucha con fianza, así que no describe. Y, aun así, por
ejemplo, la narración de la protagonis ta es capaz de ocasionar
en e l lector, en este caso a mí, la an siedad que la ma rcaba.
Esa bú squeda de sentido que se vuelve inalcanz able porque
sus dec isiones son instintivas.
En el café
la paradoja l ibera a
Louki, la protagonista. Y como e n
Un pedi grí
, las últimas fra-
ses muestran esa libe ración conseguida siempre a un altísi mo
costo. El joven escritor Modiano se libera al mandar al de-
monio a su pad re, mientras que Louki lo hace vol ando desde
una ventana. No sé si me gusta ron los libros de Modiano o no,
pero puedo afirm ar que logró justo lo que bu sca una buena
obra literar ia y eso es perturba r al lector.
RECOMENDACIONES
>
La elegancia d el erizo,
de Muriel Barbe ry.
Editorial S eix Barral (2007).
>
La guer ra no tiene rostro de muje r,
de Svetlana
Aleksiév ich. Editorial Debate (2015).
>
Los pájaros de Aus chwitz,
de Arno Sur minski.
Editorial Sa lamandra (2013).
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