Sobre paralogismos: ideas para tener en cuenta.

AutorVega Re
CargoEnsayo cr

RESUMEN: En este artículo me propongo dos tareas. (1) Mostrar la singularidad de los paralogismos según Vaz Ferreira dentro de la tradición de las falacias, debida no sólo a su peculiar marco "psico-lógico" de planteamiento, sino a su concepción del paralogismo como un proceso o estado de confusión y una fuente de errores mentales y cognitivos antes que discursivos. (2) Trasladar esta idea al campo actual de la argumentación para aprovechar su poder de sugerencia, pues la contribución de Vaz Ferreira no se limita a la lúcida exploración e ilustración del paralogismo como una dimensión del discurrir falaz, antes de él apenas entrevista. Además abunda en propuestas dignas de tenerse en cuenta en nuestras discusiones actuales en torno a la argumentación falaz.

PALABRAS CLAVE: Vaz Ferreira, Lógica viva, teoría de argumentación, argumentación falaz

SUMMARY: This paper has two aims. (1) To show the singularity of Vaz Ferreira's idea of paralogisms inside the fallacy tradition, due not only to his "psycho-logic" frame of approach, but to his conception of the paralogism as a process or state of confusion anda source of mistakes that are mental and cognitive rather than discursive. (2) To translate this idea to the present-day field of argumentation so as to take advantage of Vaz's power of suggestion. For his contribution is not confined to the lucid exploration and illustration of the paralogism as a dimension of fallacies barely noticed before hito, but also abounds with suggestions worth taking into account in our current discussions about fallacious argumentation.

KEY WORDS: Vaz Ferreira, Lógica viva, argumentation theory, fallacious argumentation

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En este artículo revisaré algunos tópicos en torno a la argumentación falaz a partir de unas sugerencias de Carlos Vaz Ferreira (Montevideo, 1872-1958). No es, por cierto, un autor de culto en los estudios actuales sobre lógica informal o sobre argumentación. Pero supongo que, entre nosotros, en nuestro medio hispánico, tampoco será preciso detenerse a justificar su adopción como autor de referencia. Recordemos simplemente la importancia de su autodenominada "Psico-Lógica" para la historia--aún por escribir--de la lógica informal hispana y, en particular, la significación de los ensayos que componen su Lógica viva dentro del estudio específico de las falacias. Pues bien, es su legado en este terreno el que ahora interesa. Y de él son dos cosas las que aquí me gustaría destacar: la singularidad de su concepción del paralogismo dentro de la larga tradición de las falacias; y el poder de sugerencia de sus ideas, una vez trasladadas al campo actual de la argumentación, para las discusiones en curso acerca de la argumentación falaz.

  1. El legado de Vaz Ferreira

    El título del artículo alude a Vaz Ferreira en un doble sentido: tanto con respecto al tema, los paralogismos, como en relación con su tratamiento, no por reducción a un sistema, a una teoría o una taxonomía sistemáticas, sino a través de unas ideas que se deben tener en cuenta. La sensibilidad de Vaz hacia los paralogismos como confusiones o errores mentales y cognitivos antes que discursivos hace de él una figura singular dentro de la tradición de las falacias. Y la distinción entre "pensar por sistemas" y "pensar por ideas para tener en cuenta" es justamente uno de los puntos introducidos por su Lógica viva. Al pensar por sistemas nos remitimos a algo destinado a aplicarse o cumplirse en todos los casos; al pensar por ideas observamos o anotamos algo que convendrá tener en cuenta cuando se trate o se reflexione sobre el particular. Podemos emplear el primer procedimiento, recurrir a sistemas, cuando disponemos de todos los principios y hechos pertinentes sobre el asunto tratado; unos y otros se dejan integrar en un razonamiento general y los casos estudiados son iguales u homogéneos, según puede ocurrir en ciencias como las matemáticas o la mecánica--apunta Vaz--. El otro es, en cambio, el procedimiento indicado cuando hemos de tratar con cuestiones de grado y de matiz, y con casos concretos, dispares y particulares como los paralogismos de que vamos a ocuparnos. Hoy estamos familiarizados con la resistencia de las falacias a un tratamiento uniforme y sistemático, bien en un sentido fuerte, es decir, por remisión a una teoría general de la argumentación falaz, o bien en un sentido débil, por referencia a un catálogo cabal o una clasificación comprensiva de sus tipos y variantes. Desde los años 1970 es costumbre afirmar que no hay una teoría de las falacias. Pero de mucho antes data la convicción de que no cabe encasillar las múltiples maneras como los hombres pueden equivocarse o engañarse cuando discurren o argumentan. ¿Qué ideas de Vaz Ferreira conviene tener en cuenta a este respecto? Algunos puntos sustanciales de su legado podrían resumirse como sigue.

    Para empezar, contamos con una aportación táctica--digamos--que tiene que ver con el planteamiento de los casos considerados: consiste en abandonar la vía tradicional de los tipos y las clases de falacias para fijarse en los usos y las disposiciones falaces que presentan multitud de ejemplos tomados de la práctica común y cotidiana en diversos géneros de discurso público (e.g., periodístico, parlamentario, académico). Así pues, frente a la consideración lógica abstracta de cómo uno podría o debería equivocarse, la Lógica viva pasa a considerar cómo, efectivamente, la gente se equivoca y cómo se muestra de ordinario predispuesta a hacerlo. Ahora bien, este desplazamiento táctico del foco de atención, este giro desde las falacias de catálogo hasta nuestras prácticas falaces, responde a ciertos supuestos estratégicos más innovadores y profundos. Dos de estos supuestos merecen a mi juicio mayor atención.

    El primero de esos supuestos guarda relación con la idea básica de paralogismo. Se funda en la revisión de la propuesta avanzada por la Lógica de Mili1 de una clase inédita de falacias: las falacias de confusión o errores discursivos cometidos por un pensamiento confuso e indistinto como el que incurre inadvertidamente en ambigüedad, petición de principio o ignorancia de la cuestión--fallos que, una vez advertidos, pueden parecer sorprendentes en un espíritu sano--. Vaz hace notar que no constituyen en realidad una clase determinada de falacias, sino un modo de caer en ellas, sea cual sea su clase. Así, "habrá diversos modos psicológicos de caer en las falacias: sin razonar o casi sin razonar [... ]; razonando muy confusamente, menos confusamente, y así por grados hasta el caso en verdad menos común del mal raciocinio distintamente concebido" (Vaz 1908, p. 177). Por lo demás, su comisión no sólo revelaría incompetencia, poca inteligencia o falta de instrucción, pues tales paralogismos también pueden darse de forma "incipiente, indecisa, subdiscursiva" en mentes preparadas (Vaz 1908, p. 177). Estas observaciones llevan a reconocer diversos modos de incurrir en usos--o de hallarse en estados--paralogísticos, en particular: (a) un modo explícitamente discursivo; (b) un modo confuso pero explicitable; (c) un modo confuso e irreducible al discurso expreso o, al decir de Vaz, "subdiscursivo" o "prediscursivo", que según él sería, por cierto, el más común y característico. (2)

    El segundo supuesto, de carácter más general, responde a una profunda convicción formulable en estos términos: "lo que expresamos es una mínima parte de lo que pensamos y lo que pensamos es una mínima parte de lo que psiqueamos [es decir, de lo que vivimos intelectual, sensitiva y afectivamente]". (3) De este supuesto se desprende un par de ideas básicas de la "Psico-Lógica" de Vaz: (i) ni los esquemas verbales, ni menos aún los patrones lógicos, pueden imponerse y ahormar los procesos psicológicos; (ii) hay una lógica pre- o subdiscursiva ignorada o desatendida por la lógica tradicional. Ambas ideas se oponen a la pretensión clásica del análisis lógico de atenerse al razonamiento expreso (Vaz 1945, p. 190), que es por cierto una directriz congruente con la concepción tradicional de los sofismas como falacias clara y distintamente concebidas (Vaz 1979, pp. 176-177). Frente a esta idea de sofisma, los paralogismos que a Vaz Ferreira le importa detectar y examinar vienen a ser procesos por los que caemos o nos encontramos en estados de neblina que tiñen, velan o enturbian nuestra mente, "nos impiden ver y pensar con justeza" (1945, p. 135). (4) En otros términos, tampoco muy precisos, cabría hablar no sólo de confusiones, sino de disposiciones o predisposiciones ideológicas, y así remontarse a otros precedentes como los ídolos (Bacon) o los prejuicios (Helvetius), o de marcos estereotipados, en la ola del análisis contemporáneo del discurso.

  2. Sofismas y paralogismos

    Llegados a este punto, conviene recordar una antigua diversificación de las falacias entre sofismas y paralogismos. Según esta tradición, un sofisma es un ardid o una argucia dolosa, mientras que un paralogismo es un error involuntario, un fallo o un descuido. Pues bien, en aras de la tradición, propongo que nos imaginemos el campo de la argumentación como un terreno donde medran tanto las buenas como las malas hierbas. Entre las malas figuran las múltiples variedades de la argumentación falaz que cubren desde el yerro más ingenuo debido a incompetencia o a inadvertencia, en el extremo del paralogismo, hasta el engaño urdido subrepticia y deliberadamente en el extremo opuesto del sofisma. Aunque haya variantes que se solapen o se muestren a veces graduales e indecisas, hasta el punto de que el espectro de la argumentación falaz parezca extenderse como una especie de continuo, no se borra la distinción y distancia entre ambos extremos, al igual que una gama de colores grises no difumina la diferencia entre el blanco y el negro.

    En este marco, según otra presunción habitual de la tradición lógica, las falacias más relevantes son las que tienden al polo de los sofismas efectivos y con éxito, es decir las estrategias...

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