Ángeles Mastretta, su obra y la crítica

AutorCarlos M. Coria Sánchez
Páginas69-91
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Ángeles Mastretta, su
obra y la crítica
Ángeles Mastretta nació en la ciudad de Puebla el 9
de octubre de 1949. En 1971 se mudó a la Ciudad de
México, después del fallecimiento de su padre Carlos
Mastretta. El padre de Ángeles, hijo de un cónsul italiano,
pero nacido en Puebla, ejerció una fuerte influencia en ella,
según le comentaba a Erna Pfeiffer:
Escribía en los periódicos poblanos sin cobrar un centavo.
A mí me gustaba sentarme en el suelo, junto a él, a mirar la
rapidez con que sus dedos índices golpeaban una vieja Olivetti
verde. Escribir para él era un placer, un juego, un modo de per-
derse inventando parodias y permitiéndose chistes que jamás se
le hubieran permitido en una reunión social. Eso y la Olivetti
verde fueron mi herencia. Quizá por eso elegí ser escritora.
Una vez en la Ciudad de México, Ángeles Mastretta estu-
dió periodismo en la facultad de Ciencias Políticas y Sociales
de la UNAM de donde recibió su título en Comunicaciones. En
su conversación con Pfeiffer, Mastretta comenta: Estudié la
carrera de Comunicación en la UNAM pensando en dedicarme
a la televisión. Porque la televisión es glamorosa y bien paga-
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ÁNGELES MASTRETTA Y EL FEMINISMO EN MÉXICO
da, histérica y enervante como uno piensa que deben ser los
trabajos cuando tiene veinte años. Elegí el periodismo que
paga menos y, también, es menos subyugante.
En el D.F. Mastretta colaboró ocasionalmente en periódicos
y revistas como Excelsior, Unomásuno, La Jornada y Proceso.
El periódico vespertino Ovaciones, donde tenía una columna
llamada “Del absurdo Cotidiano”, fue uno de los diarios donde
inició su carrera periodística. De Ovaciones, ella misma señala
en Nexos, en 1987, que “escribía de todo: de política, de muje-
res, de niños, de lo que veía, de lo que sentía, de literatura, de
cultura, de guerra y todos los días”. La experiencia del ensayo
periodístico más tarde se convertiría en una inquietud en Mas-
tretta por escribir literatura: tras diez años de trabajar comen-
tando noticias, la idea de hacer literatura se me volvió necesi-
dad. Entonces, ayudada por un editor dispuesto a confiar en mí
y a pagarme un sueldo mensual mientras escribía, dediqué un
año a escribir Arráncame la vida.
En 1974, Mastretta recibió una beca del Centro Mexica-
no de Escritores, donde participó en un taller literario al lado
de escritores como Juan Rulfo y Salvador Elizondo. En este
taller, señala Gabriella de Beer, Mastretta “learned what pain
and discipline writing entailed” (1996: 214).
De 1975 a 1977, Mastretta fue directora de Difusión Cul-
tural de la ENEP-Acatlán y de 1978 a 1982, del Museo del
Chopo. Ángeles Mastretta es también miembro del Consejo
Editorial de la revista Nexos de la cual su esposo, el escri-
tor Héctor Aguilar Camín, fue director de 1983 a 1995. En la
actualidad, Ángeles Mastretta sigue colaborando en Nexos,
además de hacerlo esporádicamente en periódicos extranjeros
como Die Welt y El País. En 1988, Mastretta participó, junto a
Germán Dehesa, en el programa de televisión “La almohada”,
dedicado a charlas y entrevistas. En forma general, Ángeles

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