Mundialización informativa, informacional y cultural

AutorMarcio Iorio Aranha
Páginas71-91

Marcio Iorio Aranha. Profesor de la Universidad de Brasilia. Dirección electrónica: iorio@unb.br

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Introducción

Constituye el principal objeto de preocupación de este artículo el enfrentamiento del siguiente asunto: ¿Hay algún concepto ó conjunto compartido de conceptos sobre el término mundialización, que no se pierda en imágenes mas o menos obscuras, capaz de, al fin, orientar una visión crítica sobre el asunto de la cultura en una sociedad mundial? ¿Hay un significado ó, conjunto de significados, de matriz semejante capaz de fijar la lectura en una idea socialmente compartida? ¿Qué significados del término mundialización pueden reclamar el reconocimiento de nuevos enfoques en el discurso de las ciencias sociales? En fin, ¿la comprensión del bien económico del análisis de los sistemas mundiales es suficiente para la investigación científica social?

Este artículo enfocará estos significados no en la tentativa de uniformizar el concepto en cuestión, sino en la de detectar la novedad y la antigüedad de sentidos que el término mundialización resucita y a los cuales da una nueva visión; retirándose de ahí su importancia no necesariamente en evidenciar fenómenos nuevos, sino en revelar nuevas formas de viejos fenómenos y enriquecer, con eso, el arsenal discursivo que un nuevo término proporciona en su incesante proceso de modelación social. Recuérdese que el hecho de ser “plurívoco” –que sirva de testimonio los 21 conceptos de paradigma encontrados en la Estructura de las Revoluciones Científicas de Thomas Kuhn1– no lo desautoriza en su pretensión de innovar enfoques, que por si solo representa un momento creativo del vivir científico.

Sentidos y orígenes de la mundialización

Categorizar los sentidos de mundialización y sus orígenes es un buen punto de partida para el reconocimiento de nuevos enfoques. En este esfuerzo, se puede identificar básicamente dos tipos conceptuales claramente distintos por sus orígenes y formas de presentación en autores representativos.

El primero privilegia una dimensión específica de la mundialización centrada en enfoques políticos y económicos; privilegia el enfoque de la mundialización como reflejo de un significado predominante y orientadorPage 73 de los demás. Ya el otro tipo conceptual se centra en enfoques eminentemente socio-culturales, revelando exposiciones sobre la mundialización como categoría multi-causal, presentándose como noción, resultado de contribuciones más imprecisas, en fin, de síntesis aún indeterminada de una realidad compleja de transformación de las relaciones políticas, económicas y sociales.

Mundialización sobre parámetros determinantes políticos y económicos

Encarado como término que abriga enfoques unilaterales predominantes sobre los puntos de vista políticos y económicos, la mundialización, en este sentido, representa orientaciones polarizadas por los conceptos de Estado nacional y de sistema-mundo y, por tanto, pautada en cogitaciones tan antiguas cuanto estos conceptos.

Wallerstein identifica el sistema-mundo (world-system) como unidad de análisis para comprensión de los cambios de la sociedad. Al definir el sistema-mundo como su herramienta conceptual, busca huir a la crítica de que, al estudiarse la modernidad a partir de los conceptos de Estado soberano ó de sociedad nacional, se estaría estudiando “evoluciones dentro de evoluciones”,2 o sea, se estaría estudiando unidades de análisis que delimitarían artificialmente un sistema social. El único sistema social capaz de reflejar la modernidad seria, el sistema-mundo. El sistema-mundo moderno de Wallerstein se presenta como una entidad económica y no política, que se define a partir de la economía-mundo capitalista europea de final del siglo XV e inicio del siglo XVI.3 El significado del sistema-mundo no se da, por tanto, por la remisión a un sistema que englobe todo el planeta, mas porque “él es mayor que cualquier unidad jurídica ó políticamente definida”.4

Dentro de los significados abarcados por esta topología, existen cuatro significados más evidentes: el primero de ellos utiliza la mundialización como la forma especial de aceleración de la movilidad mundial atingi-Page 74da con el declino del modelo de Estado del Bien Estar Social del siglo XX. Designaría tanto la causa como la consecuencia de este estado de cosas característico del debilitamiento del Estado del Bien Estar Social. En este sentido, la mundialización reflejaría el abandono del individuo a su suerte por el debilitamiento del poder y de la voluntad normalizadora estatal. Aquí, la mundialización se destaca del interés específico de un grupo ó de un agregado económico y se reviste de vivencia propia plasmada en el respaldo estatal, cuya convivencia con las fuerzas generadas de sus debilidades, solo depende de su voluntad.

Así, la mundialización se institucionalizaría en este movimiento de decadencia estatal mediante las caídas de las reglamentaciones ecológicas, sindicales, asistenciales y fiscales, estas últimas principalmente en relación al comercio internacional, y este movimiento ya pasa a ser atribuido a una orientación de política estatal de sumisión a determinaciones cuyo poder no es mas posible de oposición por los Estados nacionales.

En este sentido, ya se está adoptando otro enfoque de mundialización. Se trata de la política de la mundialización. En términos más precisos, se quiere con esto decir que el discurso de la mundialización es apropiado para designar una postura diseminada por los Estados nacionales de sumisión a los designios de un mercado transnacional: es la reacción estatal frente a la amenaza, como también la acción estatal en dirección al deseo de acompañar el movimiento de su fragilización. En este último sentido estarían incluidas las propaladas políticas de desreglamentación de sectores económicos y de subsistemas jurídicos –ecológico, laboral, asistencial, sindical, fiscal, sanitario, educacional, energético, telecomunicacional, de consumo–. Este segundo sentido del tipo conceptual firmado en parámetros determinantes políticos y económicos es también designado de forma más ácida y menos limitada como la mundialización de la política, en que la economía subordinaría la política, bloqueando la tentativa de esta última de determinación de espacios jurídicos, sociales y ecológicos de la economía.

Una visión más profunda, entretanto, del fenómeno que sale del binomio simplificador Estado-mercado, es expresa en Fredric Jameson al analizar el fin del arte en Hegel en su comparación entre modernismo y pos-modernismo. Sobre este enfoque, por el bien de la verdad ya destacado de una predominancia de la economía por sus presuposiciones teóricos, pero aun preso a la idea de mercantilización de la realidad en escala mundial, por intermedio de la des diferenciación de la pos-modernidad, habrían sido borradas las fronteras entre cultura, política y economía.5

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El otro lado de la moneda del enflaquecimiento del Estado refleja el tercer sentido del presente tipo conceptual. Se habla de la autogestión de la actividad económica con la subsiguiente posibilidad de imposición por el mercado de rumbos a la actividad política y del establecimiento de limites, inclusive puniciones, a los Estados que no se aliñaren al padrón de demandas económicas. Este concepto es sensible internamente en Estados federados desde su creación, por intermedio del que se convenció llamar de guerra fiscal, pero la novedad de lo que se intenta calificar como mundialización está en la posición y grandeza de los factores del mercado, que, por intermedio de pactos globales, serian capaces de generar enfrentamientos entre Estados nacionales ó aun entre locales de producción en busca de menores tributos y facilidades de infra-estructura. A esta capacidad de negociación más allá del poder político tradicional intra-estatal, se acostumbra designar, en las lecturas de mundialización, de sub-política.6

Un cuarto sentido del presente tipo conceptual es resultado de la unión entre la mundialización como la política de la mundialización, o sea, como sumisión de la política estatal a los designios del mercado mundial, y la mundialización como sub-política, o sea, como autogestión de la actividad económica por un poder de mercado supranacional. Hay, inclusive, una propuesta para la terminología propia en este caso, que reflejaría un estado ideológico encubridor de las ventajas del concepto de mundialización.Page 76 Se tiene por globalismo7 la expresión para la mundialización económica entendida como institucionalización del mercado mundial. Se refiere, por tanto, a la mundialización como ideología de fortalecimiento del mercado en detrimento del control estatal y comúnmente referida como neoliberal; de predominio del aspecto económico aislado de su contexto, y que voces discordantes acusan de no tener ninguna relación con el Consenso de Washington.8

El globalismo se basa en el hecho de que la mundialización económica eliminaría la distinción fundamental y cara a los Estados nacionales entre economía y política. Aquí, el globalismo es subordinador de las políticas públicas estatales en la medida en que estas representan la delimitación de fronteras jurídicas, sociales y tecnológicas, de las cuales la actuación económica depende para ser socializada y se torna legítima. Es en este sentido que la mundialización adquiere en los discursos de sus opositores su presentación como imperialismo de la economía sobre los Estados nacionales. Este sentido linear y extremo tuvo el don de despertar polaridades. Ciertos grupos...

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